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Narra Zaria:

La sensación repentina de soledad que sentía me estaba consumiendo lentamente dentro del corazón y el alma a un ritmo inquietante, ya eran casi tres semanas sin saber de mis padres, ni una llamada, ni un mensaje, ni una publicación, descubrí con pesar que me habían bloqueado de todos lados por mi repentina huida y la mayoría de mis parientes que me importaban me habían llamado para preguntarme que había pasado pero no les dije nada claro, no quería dar detalles de la situación por que no me sentía cómoda con ello, mi tía Lucinda y mi tía Olga me habían llamado al igual que mi otra tía Jackie y a mi tío Michael, el medio hermano menor de mi padre, solo me había podido abrir con este último respecto a lo que de verdad pasaba y me consoló apoyando mi decisión, siempre había sido su favorita teniendo su total apoyo y cariño ya que él no había podido tener hijos y tuve la confianza de contarle todo con detalle, él entendió y no me juzgó, me escuchó prometiendo hablar con ellos sobre esto y dándome noticias sobre ellos, pero parecía simplemente no haber avances, todo esto me tenía triste a un punto que ni Roberto lograba animar completamente, era feliz con él, sí, pero no podía con la culpa pese a saber que no hice nada malo, no les había dejado de enviar dinero por que sentía culpa de haberme ido y sentía que eso sería una forma de compensar pero ni siquiera me estaban respondiendo nada, me sentía de la verga con esa situación y solo había provocando que mi ansiedad se disparara a un nivel absurdo, mi terapeuta me estaba dando concejos para lidiar mejor la situación pero ciertamente no estaban funcionando, por ello mismo le pedí a Roberto que me dejara sola unos momentos y salí a patrullar convertida en Airaz Abracadab, a otros fraccionamientos más pobres que el que teníamos nosotros a plena luz del día caminando como si nada, se me atañían ya varias muertes a mi persona pero en lo que respectaba a todos nadie podía encontrarme por que mi identidad era incierta y, realmente, no existía con este rostro en ningún sitio, necesitaba pensar sobre todo en lo que había pasado el día de ayer con los muñecos, me sentía presionada terriblemente con todo eso, la gente del distrito al que había ido me veían pasar como si nada y solo se veían impresionados pensando que quizás era demasiado valiente o demasiado estúpido como para salir así sin más sin cubrir siquiera mi rostro, pero podía decir que era totalmente raro esto, era hombre bajo está piel con estos talismanes y nadie podría saber quién era por que, al parecer, tampoco despedía olores normales bajo este sello, el único olor que encontré en mi cuerpo había sido un ligero aroma dulce, algo parecido a la vainilla como aproximado pero muy diferente, todo este cuerpo era una trampa bien elaborada y compleja, ser un hombre así de atrayente y ligeramente andrógino era la carnada ideal para atrapar a cualquier persona que yo anhelara como mi presa por cualquier motivo, bajo este traje de carne diferente a mi identidad original me sentía diferente, sentía el tiempo andar muy de forma extraña, como si todo fuera rápido pero lento al mismo tiempo, muy bajo mi completo control, sin arrepentimientos, sin límites seguros, sin nada de lo que pudiese temer.

En este cuerpo y con estos talismanes mis límites son muy pocos en este mundo...

Mis padres me tenían muy triste arruinandome todo este jubilo que tenía con esta vida nueva, había intentado llamar varias veces esa misma mañana a mi mamá pero ni siquiera ella me respondía ni los mensajes, al mandarle mensajes por Deschat y DesUp solo me dejaba en visto pese a estar conectada, eso me dolía profundamente a tal punto que había llorado varias veces seguidas luego de eso, no me quería rendir respecto a eso y mi tío Michael no podía si no ser solamente un oyente activo de ese tema familiar tan delicado para mi, él era un hombre genial, piel pálida gracias a su madre, rostro marcado por mi abuelo, un metro sesenta y ocho, estiloso, cabello semi rizado, nariz respingada, ojos negros, labios semi gruesos, complexión mediana, entre delgado y esbelto, vestía de forma muy juvenil siempre y era el hombre más gentil que había conocido nunca, su nombre completo era Michael Martínez Johansson, sabía que él actuaba así de infantil debido a que tuvo una infancia difícil por causa de su madre soltera y su padrastro, quién lo obligaba a trabajar a sol en lomo explotando su talento como vendedor, por su gran poder de persuasión, robando su niñez, pero en cuanto pudo cumplir la mayoría de edad se fue de la casa y buscó fortuna en varias empresas, era ya un hombre bastante exitoso luego de hacer muchas inversiones con el dinero que ganó, solamente mi padre estuvo para él así que él siempre estuvo para nosotros ayudando en lo que podía, se llevaba de maravilla con todos mis primos pero ellos eran los favoritos de mis otros tíos, así que mi tío Michael en cuanto pudo hizo notar que yo era su favorita, podría pasar todo un día solo conversando con él de una forma genial, era como ese mejor amigo-hermano-tío que toda chica querría tener, incluso a veces sentía que me comprendía mucho mejor que mis propios padres y eso me daba pesar, pero por lo menos podía sostenerme gracias a él antes de conocer a mi Roberto, tendría que presentarselo en algún momento, ya le había contado de él varias veces y se mostró muy feliz de verme con un buen chico, aunque mi tío resultaba algo extravagante y metrosexual era genial, el mejor, un soltero en busca de una persona que compartiera sus intereses en la música y los niños ya que quería ser padre, cosa a la que no me oponía en absoluto, aunque si entendería que ya no tendría la misma atención pero solo deseaba que él pudiera ser feliz, tenía apenas treinta y cinco años recién cumplidos así que estaba bastante bien y en una edad buena.

Alma Sin Memorias; Mi Vida PasadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora