Narra Robert:
La mañana había ocurrido de forma muy lenta y fastidiosa, nos encontrábamos Zaria y yo sentados en la entrada de la escuela junto al monumento rectangular que tenía tallado el nombre de la escuela en piedra, ambos hablabamos sobre cosas triviales para volver la mañana más llevadera, habían pasado ya varios días desde el incidente y yo me sentía raro respecto a ella, como si todo fuera demasiado bien con respecto a ella y la situación traumática o la situación con el emperifollado de Arthur Moon, desconocía que clase de relación sentimental había entre ellos pero se notaba demasiado que algo había ahí, por la forma en la que él la veía o la forma en que insistía en mantener una charla con ella por más que lo esquivase, noté hostilidad a mi cuando lo atrapé mirandonos en aquella reunión donde cerramos los tratados para trabajar oficialmente con él, la cosa es que me sentía indignado por el hecho de que ese sujeto era demasiado mayor, eran casi diez años de diferencia con ella por lo que yo sabía y eso solo me hacía verlo como un aprovechado pederasta en potencia, apenas tenía quince años y ya prácticamente ese hombre estaba en planes de asaltarle la cuna, lo notaba por la forma en la que aveces veía que deseaba quedar a solas con ella, y yo con gusto me metía entre ambos para que no pudiera ser.
Puro maldito pederasta suelto...
-ese suéter es muy lindo.-comenté cuando nos quedamos callados los dos mirando el paisaje, y si lo era, un suéter grande y sencillo color negro, se le veía muy bien.
Parece una pequeña muñeca con el puesto...
-gracias.-murmuró ella, muy bajito mientras su mirada decayó ligeramente y apretó la tela de la manga contra sus dedos, el ambiente cambió a uno triste.-me lo regaló Arthur hace casi mes y medio.-mencionó ella, casi casi al decir eso mi opinión sobre esa prenda cambió.
Está jodidamente horrible ese maldito trapo...
-¿te gusta Arthur?.-pregunté intentando sonar prudente, su mueca de tristeza cambió a una de seriedad y entonces esquivó mi mirada, apretó los puños y entonces se quedó en silencio varios minutos.
-me pidió ser su esposa antier.-dijo bajito, sentí mi cuerpo entero tensarse violentamente, mi corazón se aceleró por el miedo, ella balanceó sus pies un momento antes de mirar el cielo.-puede que si me guste, pero no lo suficiente como para cometer esa locura por él, le dije que no, aunque realmente es algo que no me importaría me conozco lo suficiente como para saber que después me arrepentiré de ello, y es mucha lata darse el lujo de retirar algo así legalmente.-dijo finalmente con la voz un poco forzada, me calmé enormemente con eso, solo entonces puse una mano sobre su hombro.
-no está mal decidir lo que es mejor para tí, eres muy pequeña para algo como eso, y él es demasiado mayor, no puede quitarte tú adolescencia.-dije convencido, ella me miró con atisbos de tristeza y entonces miró el suelo nuevamente.-si él te quisiera te esperaría hasta que estés lista, no es justo que él ya haya vivido como se debe y tú no.-finalicé entonces, aborreciendo ese suéter con toda el alma.
Algo más a lo que se aferra por alguien que no vale la pena...
-creo que lo mejor sería devolverselo.-dijo ella entonces tomando las orillas de ese suéter y retirandoselo con cuidado, quedó con una camiseta de mangas a medio brazo color negro a juego con sus mayas de algodón negras.-no creo poder sola, si lo veo a la cara siento que me voy a quebrar.-murmuró con las manos temblorosas, entonces me acerqué un poco más y me miró.
-si quieres te puedo acompañar.-me ofrecí sin pensarlo, no me gustaba la expresión que tenía en este momento, parecía que estaba a punto de ponerse a llorar y ese bastardo pederasta de cuarta no se merecía sus lágrimas en absoluto.
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Alma Sin Memorias; Mi Vida Pasada
FantasyLa sombra de quien fuiste te persigue sin cansancio, no puedes huir, no puedes correr, no puedes esconderte de quien aparece pisando tus talones cuando aún hay luz, no puedes esperar en la oscuridad para que su presencia se marche, pues al fin y al...