Los recuerdos me abrumaban apenas comencé a reaccionar, había mucho movimiento, demasiado ruido alrededor y sentía muchísima desesperación aunada a un tipo de dolor psicológico que ni todo el dolor físico del mundo era capaz de imitar, tantos sentimientos juntamos al sufrimiento propio, las contracciones dolorosas seguidas de la sensación de pequeñas manos queriendo abrir mi piel desde dentro era angustiosa a un nivel terrible, fue peor ver mi vientre y notar que diez pequeños bultos acariciaban con fuerza la piel de dentro, como si hubieran cinco animales dentro de un costal y estos luchasen por salir del mismo, no pude si no sentir como las cosas comenzaban a ser confusas, lo que si ví claramente fue el como Johan me cargó apresurado en sus brazos para luego llevarme junto a mis primos en la camioneta de Yurei, no había espacio para acostarme dentro así que me subieron atrás, Yang junto a Sang y Aneliesse me iban cuidando pero para este punto el aire que golpeaba mi cuerpo junto al frío del ambiente me dolía como jamás lo había hecho, el intentar tomar aire era doloroso por que sentía que por los movimientos de ellos no me era posible tomar siquiera un poco en mis pulmones, la cara de susto junto a las pequeñas palabras tranquilizadoras que intentaba darme mi rubio primo menor solamente me estaban desesperando más, la camioneta se sacudió de pronto de una manera muy fea a tal punto que mi prima se sostuvo con las uñas al borde del metal de la cajuela para no salir volando, su cuerpo tembloroso evidenciaba que esto la tenía aterrada, a mi el que me detuvo de no salir volando por tremendo frenazo fue Yang al abrazarme contra su pecho mientras se sostenía del piso con las garras, Sang rodó por la cajuela pero se detuvo en una esquina luciendo aterrado, no podía calmarme, todo esto era horrible y las contracciones no me ayudaban, mi cuerpo no sentía un dolor tan terrible pero sí que desobedeció mi voluntad varias veces, solamente quería pararme pero no me respondía, en su lugar lo que ocurría era que mis músculos se tensaban para sacar lo que ansiaba salir desde dentro.
-¡puta madre Johan! ¡Nos vas a tirar!.-gritó Aneliesse con angustia antes de que escuchara como tocaban un claxon con desesperación.
-¡UNA CHICA ESTÁ DANDO A LUZ EN ESTE MOMENTO, MIERDA! ¡ABRAN PASO!.-gritó Johan por la ventana antes de que se escucharan unas cuantas maldiciones más por su parte, pasaron unos angustiosos minutos más antes de que la camioneta se dignara a avanzar y pudiera ver como mi prima se aferraba aún al metal de la camioneta.
-Ana, por favor, di algo, no te oigo.-me suplicó ella provocando que yo me sintiera impedida.
-duele...-murmuré con mi voz temblorosa provocando que Sang mirara para la cabina del conductor.
-¡papá, date prisa!.-gritó este al borde de la histeria antes de que yo sintiera como el chico arriba de mi despegaba sus garras del metal del piso de la cajuela para darme una especie de caricia reconfortante en la cabeza, estaba tan abrumada que casi no la sentí, busqué sus ojos y los ví borrosos.
-tranquila, todo va a estar bien, estamos aquí contigo, iremos a buscar a Oliver.-me intentó reconfortar mi primo pero eso solamente abrió la llave de mis lágrimas, el dolor físico no era igual a como se sentía mi corazón.
-Oliver...-sollocé sin poder decir lo que deseaba, mi primo se mostró angustiado al verme reaccionar así pero no hubo tiempo de decir nada puesto que la camioneta se detuvo y él fue el primero en despegarse de la camioneta, cuando lo hizo se arrodilló frente a mi y me cargó para luego bajarme lo más cuidadosamente que pudo.
Ante nosotros un edificio ajeno a un hospital se levantaba orgulloso, un edificio color verde con un letrero de un corazón se dejaba ver, cualquiera que lo viera habría pensado que se trataba de un edificio militar pero esto era un hospital para gente como nosotros, apenas pudimos entramos y vimos a varias personas dentro voltear a vernos con pánico ante el seguro pensamiento de un intruso, todo se relajó cuando mi primo gritó por un médico, varios hombres y mujeres con la vestimenta de batas llegaron a mi provocando que mi primo me pusiera en el suelo lo mejor parada que podía estar, una enfermera y un doctor me tomaron las manos para comenzar a dirigirme adentro, una mirada encima de mi hombro bastó para darme cuenta de que el traje de mi primo Yang, quién se encontraba angustiado, estaba ensangrentado al igual que sus manos, mi prima, mi tío y el gemelo menor estaban ahí intentando no entrar en pánico mientras me veían, casi todos, con preocupación, un nuevo dolor me obligó a mirar al frente mientras mis piernas se negaban a seguir haciendo su función, la urgencia de abrirlas para dejar salir lo que se retorcía dentro eran instintivas a tal punto que no pude contenerlas más, fue necesario que un enfermero llegara con una silla de ruedas para que pudiéramos avanzar hasta llegar a una habitación sencilla, el cuarto era blanco con una camilla grande en su centro seguida de un tripie para los sueros y un electrocardiograma preparado, ni siquiera me dieron tiempo de decir palabra alguna cuando me hicieron pararme.
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Alma Sin Memorias; Mi Vida Pasada
FantasyLa sombra de quien fuiste te persigue sin cansancio, no puedes huir, no puedes correr, no puedes esconderte de quien aparece pisando tus talones cuando aún hay luz, no puedes esperar en la oscuridad para que su presencia se marche, pues al fin y al...