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Narra Robert:

Nos encontrábamos mi mejor amiga, Zaria, y yo de pie sobre un edificio en una de las áreas más pobres y desoladas de la ciudad, aquí las casas eran muy pobres contando además con muchas familias indocumentadas de diversos países latinoamericanos, era por aquí donde ella solía venir a dar rondines disfrazada de Airaz Abracadab para tener a raya a todos los maleantes, la ciudad ya tenía guardianes pero estos sectores no, nadie se molestaba en ciudad de esta pobre gente salvo ella, mi territorio estaba muy lejos de aquí pero el de ella se extendía incluso a más de cien kilómetros a la redonda, yo me encontraba de pie pero ella se había agachado y puesto de cuclillas tipo Spider-Man a una orilla, los vampiros podían cambiar el centro gravitatorio bajo sus pues a voluntad así que no tenía miedo de que se cayera, los ojos le brillaban con ansiedad, se dividía en dos colores, rojizos por su transformación debido a la mordida de Azari y amarillos debido a los objetos que había encontrado pertenecientes a la difunta maestra Rudmilla, la callejuela que estábamos divisando era oscura y las farolas estaban en muy mal estado de cuidado, en este horario anochecía muy temprano y por ello nos habíamos organizado para vigilar a los estudiantes de la escuela de tiempo completo de este sector, habían salido y estaban todos camino a sus casas, debido a que Zaria podía manifestar sirvientes a partir de los muñecos que llevaba habían tres chicos en la calle en el callejón oscuro y ella portaba tres llaveros diferentes en su bolsillo, por lo que me había dicho ellos eran bebés de alguna forma al haber nacido hacía pocas horas producto de un hechizo del libro negro que salía con los poderes pero eran muy fuertes y capaces de cumplir con una labor sin perder.

Los llaveros son la fuente de vida de esos seres, o al menos hasta que puedan desarrollarse lo suficiente como para ser individuos sólidos...

El primero era uno del estilo de Oliver, cabello negro y largo muy ondulado con una mirada gruñona, se parecía a ella de cierto modo, llevaba todo de negro y los ojos eran tan verdes de un tono muy concentrado, parecía verde tornasol, sabía que se llamaba Hunter y su llavero era el del gato negro de ojos de botón, el segundo era un chico albino de ojos celestes con una camiseta a cuadros blanca con azul rey encima de una fina camisa de manga corta blanca, unos jeans azules y unos tenis tipo bota negros, era muy entusiasta y sonriente, por lo que sabía su llavero era uno de conejo blanco con una camisita de cuadros blancos y azules que encontró el día de las papeletas, no tenía piernas, su nombre era Theodore, el tercero era un rubio dorado con ojos plata que parecía ciego pero veía perfectamente, llevaba una camiseta en espiral de amarillo, rosa, azul tornasol y naranja junto a unos jeans azul marino, unas botas militares le hacían juego excelente con el conjunto hippie, su nombre era Teofilú y el llavero de él era una cruz dorada con pedrería cubierta de muchos brillos, por último quedaba su sombra, al haber tenido más tiempo que los otros ya podía manifestarse totalmente y estaba en una calle a contra esquina de todos, era un chico negro de piel muy oscura, era la escala de negro en piel más fuerte que jamás había visto, su cabello de igual manera era color negro brillante y su ropa era del mismo color, sus ojos eran lo único por lo que se podía ver desde lejos, tenía unos ojos rojizos brillantes como carbón y unos dientes jodidamente blancos, era el más apegado a Zaria después de Hunter, su nombre era Morethy, sus creaciones eran puros chicos extrañamente, pero por lo que ella me explicó al hacer esos hechizos solo puedes manifestar sirvientes del género opuesto al tuyo, me había comentado que deseaba crear una sirviente pero que no había podido por esa regla.

-oigan, veo a alguien siguiendo a una chica que va sola.-dijo Morethy, era el único que no había hablado, este no parecía un adolescente, él parecía un hombre de veintisiete años de edad con un físico titánico, aunado a eso su voz era grave.-¿van ustedes o voy yo?.-preguntó antes de Zaria presionara él botón del auricular, concentrada.

Alma Sin Memorias; Mi Vida PasadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora