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El rayo de luz nos transportó al interior de la cabaña que me había autorizado Jacob antes de que se diera toda esta situación tan lobrega, apenas la columna de luz se apagó bajo nuestros pies y el sello desapareció de las maderas del piso todo se quedó a oscuras unos segundos antes de que las luces de la espaciosa y enorme sala de estar se prendieran en automático por el sensor de movimiento de las luces, el espacio era grande y amplio, una cabaña de estilo moderno por dentro con acabado alfombrado en todo el sitio menos en donde estábamos, el cuarto era amplio decorado con papel tapiz color azul pastel de un tono muy tranquilo y apacible, el piso de madera estaba muy limpio y brillaba tenuemente por el barniz aplicado, estaba amueblado por un televisor enorme en una de las paredes, frente a esta había un sofá color marfil bastante bonito para cuatro personas con mesitas de noche a los lados, una puerta a mano derecha avisaba que se entraba a la cocina automatizada, otra más a mano izquierda un poco al fondo avisaba de un baño y unas escaleras daban aviso de que se podía ir a un segundo piso, otra puerta detrás de nosotros avisaba de un recibidor donde solo habían plantas de interiores y algunos adornos, se podía ver todo para afuera en esa habitación por las paredes laterales de cristal anti reflectante, podías ver todo desde adentro pero para afuera nada podía verse, la casa por si misma era asombrosa y Oliver pareció llenarse de añoranza cuando se dió cuenta donde estábamos, tanto que incluso los ojos se le cristalizaron un poco, sonrió y entonces, sabiendo que estaba herido quise ayudarlo pero en lugar de eso él me ayudó a mi, lo agradecí internamente puesto que por la bala había comenzado a cojear, ambos subimos lentamente las escaleras mientras yo lo veía y el veía la casa con emoción, como un niño regresando a donde fue feliz.

-es exactamente como lo recordaba...-susurró él a la vez que llegábamos al piso de arriba, todo estaba alfombrado con un color blanco impoluto, nuestros zapatos no estaban tan sucios así que no pasó gran cosa en ese momento, el piso se dividía por habitaciones, había aproximadamente dos habitaciones grandes, tomamos la habitación a mano derecha y entonces contemplé el espacio.

-este sitio es precioso.-murmuré mientras él a sentía mirando con detalle todo, la habitación era amplia y muy hermosa, la cama era enorme con doseles cubiertos con cortinas rojas de lujo, las sabanas se veían suaves y frescas pero también abrigadoras, las almohadas se veían tan mullidas que me contuve de acostarme en ese momento, la cama era grandiosa pero los muebles color marfil con brocados dorados y ornamentos florales eran increíbles, parecía una habitación de la época victoriana, había dos mesitas de noche a ambos lados de la cama, un baúl a los pies de la misma, una puerta que parecía llevar a un clóset y un escritorio elegante color madera.

-necesito un jodido baño justo ahora.-comentó Oliver viéndose cansado a la vez que lo veía, tenía razón, ambos estábamos salpicados de sangre y bañados en la misma como si hubiéramos salido de alguna película de terror moderna.

-yo también, necesito sacarme las balas que tengo atoradas.-avisé antes de palpar en mi vientre y sentir algunas balas incrustadas que seguramente me habían tirado durante la batalla y no había reparado en que las tenía, seguía transformada así que lentamente comencé a decrecer bajo su atenta mirada y al final me sentí terriblemente cansada, al ver mi vientre me sentí bastante asqueada, no tenía tripofobia pero los agujeros donde estaban las balas se habían enegrecido y marcados me estaban dando mala sensación de solo verlos.-eugh, que puto asco.-me quejé provocando que él sonriera un momento y me hiciera un cariño en la mejilla.

-vamos colmillitos.-susurro antes de que ambos caminaramos casi a rastras al baño al otro lado del pasillo, el baño era una sola habitación grande y no era para menos, había un baño afuera con agua caliente para disfrutar al aire libre pero esto era jodidamente magnífico, el baño era de baldosas color celeste y todo estaba pintado de un color azul rey tan hermoso que me dió algo, había una bañera grande para más de una persona y también un jacuzzi bajo techo, frente al mismo había una regadera en cubículo de cristal reflectante bastante amplia y junto a ese cubículo se hallaba un tocador con espejo, había jabones, shampoo, lociones y en los cajones parecía haber toallas y ropa sencilla.

Alma Sin Memorias; Mi Vida PasadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora