63

81 8 2
                                    

-no puede ser...-murmuró Oliver hundiendo sus dedos en su cabello negro con desesperación, mis dedos empezaron a arrugar la hoja por la fuerza con la que la sostenía.

-maldito hijo de puta.-murmuré presa del terror, empecé a temblar de miedo y no era por mi, era por él, no estaba en condiciones de someterse a mucho esfuerzo y sería peligroso para él someterse a un esfuerzo demasiado grande como ese, él se veía alterado, las piernas le temblaron y se dejó caer en el sillón con poco cuidado apenas esquivando algunas cajas, se cubrió el rostro con ambas manos y entonces dejó escapar una maldición potente en su idioma natal.

-mierda, mierda, ¡mierda!.-exclamó por último antes de levantarse furiosamente y lanzar la hoja arrugada al suelo con fuerza.-no pueden, no podemos... ¡No ahora!.-gritó brutalmente alterado mientras temblaba de rabia.

-no puede estarnos pasando esto.-dije pérdida entre mis pensamientos abrumadores, sin saberlo había empezado a llorar, tenía miedo, uno tan genuino y fuerte que me estaba pasando factura.

-no puedo dejar que vayas, es muy peligroso para una mujer embarazada.-dijo él intentando ser valiente pero entonces me acerqué a él.

-no, tú no puedes ir, estás muy mal, iré yo.-dije antes de que él se pusiera tenso y me viera como si estuviera loca.

-no puedo dejar que te pase nada, si algo les pasa a ustedes no voy a poder vivir con eso.-dijo tomando mis manos con desesperación, yo le di un apretón desesperado a las suyas.

-¿y creés que yo voy a poder vivir en paz si mueres y no estuve ahí para ayudarte?.-pregunté en cambio, perdiendo la calma completamente, ante esa pregunta empecé a sollozar sin poderme controlar.-yo podría incluso ser decapitada y podría sanar, pero tú no, no puedo darme él lujo de perder a alguien, no otra vez, ya no quiero tener que sepultar a otra persona... Iré yo y tú te vas a quedar aquí, a salvo.-dije terminantemente provocando que él me soltara, se lo veía incrédulo.

-ni aún con todas las enfermedades mentales del mundo estaría lo suficientemente mal de la cabeza como para dejarte hacer esa locura tan grande.-dijo él con decisión, fue entonces que mis lágrimas se salieron de control.

-puedo defenderme perfectamente yo sola, soy más que capaz de hacerlo, no te necesito para eso y no necesité a nadie nunca para cuidar de mi misma, ni siquiera a tí.-dije tajante, provocando que su gesto se deformara en una mueca dolida.

-¡entiende que no solo eres tú ahora! ¡No estás solo tú en tú propio cuerpo! ¡Si algo les pasa no voy a ser capaz de seguir viviendo!.-gritó él antes de que yo me sintiera colérica a más no poder.

-¡¿y creés que yo estaré en paz si te pierdo?! ¡Mierda! ¡no voy a dejarte morir por más riesgos que deba tomar para mantenerte vivo!.-grité con más intensidad, provocando que él me viera con una cara de asombro, entonces señalé mi vientre.-ellos son mucho más fuertes que tú y para mi morir nunca a sido algo que me aterre o pueda pasarme, estoy loca pero aún así no voy a dejar que te mates en una batalla sin sentido solo por que sientas que debas hacerlo, ¿te haz puesto a pensar en eso? No voy a sepultar a nadie más, no te voy a sepultar a tí también, no voy a dejar que te vayas a suicidar en una batalla estúpida en el peor momento de tú vida con tú salud así solo por que sientas que debes protegerme, ese no es tú papel aquí en esta historia.-dije firme antes de que él se quedara sin saber que decir, pero negó totalmente obstinado, mis rostro se contrajo por el llanto y mis lágrimas se desbordaron ante ese gesto, él no iba a ceder, estaba decidido a ir de todos modos.

Alma Sin Memorias; Mi Vida PasadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora