Me encontraba bastante optimista el día de hoy, Oliver estaba junto a mi en la cocina dándome una estupenda vista de su agraciado trasero esponjoso sin nada puesto además de un delantal blanco con la leyenda "kiss the sexy chef", su cabello negro ahora adelgazado colgaba en una pequeña cola de caballo baja enflaquecida de manera notoria a diferencia de su grosor original que tenía antes, su cuerpo cubierto por arañazos en la espalda se veía indudablemente sexy pero bastante enflaquecido a comparación a cuando le conocí y lo ví desnudo las primeras veces, sus piernas habían perdido de igual manera algo de volumen, pero lejos de parecerme menos sexy yo lo seguía viendo con los mismos ojos de deseo, el simple ademán que hacía de voltear las panquecas que preparaba me resultaba curioso ya que era un gesto experto, además de ser un chico sumamente guapo, humilde, noble, dulce y amoroso era un gran cocinero, un gran amante en la cama, un gran conversador así como oyente, mi mejor amigo, mi confidente y mejor aún era un chico que de verdad podía entender mi vida, era muy comprensivo y jamás existió un hueco de diferencia entre ambos a la hora de decir nuestras pasiones así como lo que más disfrutabamos hacer, yo adoraba mi trabajo como asesina y no cambiaría eso por nada, cualquier otro hombre habría hecho un drama innecesario sobre esto pero él no, no era esa clase de persona, él realmente me amaba y aceptaba eso de mi con amor por que éramos iguales en ese sentido, ambos disfrutabamos matar de la mejor forma posible a esas personas que estaban bajo nosotros en esos operativos, verlo sumirse en su instinto primario era tan sexy e inspirador que me despertaba unas bajas pasiones tan ardientes que no conocía, cuando era niña nunca habría imaginado que me resultaría sexy ver a un chico rebanar los dedos de un pedófilo frente a mi, pero así lo era, Oliver tenía un rostro bastante perverso bajo esa actitud de chico bueno, pero habría aprendido que nunca fue fingido ninguno de sus dos rostros en absoluto, no existía lado malo en él por que aunque estuviera sumergido en ese impulso de matar a alguien él no pensaría siquiera en tratarme rudamente o hacerme daño como sucedía solamente en esas novelas tóxicas y tontas de adolescentes que se enrollan con socipatas y asesinos sin escrúpulos, él era y siempre fue diferente en cada sentido, ambos eramos lo que la sociedad llamaría algo vil, algo espantoso, mórbido, ambos éramos monstruos.
Él asesina por principios y yo asesino por comida...
Miré atentamente su espalda que comenzaba siendo estrecha junto a su cintura levemente resaltada por una cadera modesta, se estrechaba al subir formando una perfecta cintura y comenzaba a engrosar hasta terminar en sus hombros y omoplatos, las marcas se veían de un tono casi violáceo pero no lograban ese tono, esas marcas que tanto lo avergonzaban antes cuando lo conocí ahora las mostraba sin problema alguno, eso me hizo sonreír pensando que logré hacerlo bien con él, Oliver era un chico muy dulce y necesitado de amor que solo deseaba formar parte de algo, que deseaba ser querido como él podía querer de regreso y yo estaba totalmente dispuesta y encantada con otorgarle ese cariño que él tan desesperadamente quería y merecía, él era el chico más puro que conocí alguna vez y esas pequeñas acciones que hacía estando conmigo eran suficiente para darse cuenta de que nunca fue fingido, cosas como esos sonrojos intensos cuando me ponía coqueta en un sentido muy sexual con él, sus ademanes de cubrirse cuando estaba desnudo frente a mi sin importar cuantas veces hubiera tocado o tomado ese cuerpo a placer, esas reacciones tan avergonzadas cuando le susurraba al oído como deseaba devorarlo con devoción esa noche, esa sonrisa genuina que se le dibujaba en los labios cuando lo trataba con adoración haciéndole cumplidos sobre como se veía, esas lágrimas que no podía contener cuando, teniéndolo entre mis brazos, le mencionaba lo orgullosa que estaba de él por todo lo que había logrado, frente a mi tenía al amor de mi vida y lo sabía perfectamente, en casi un año había logrado que olvidara todas mis penas y avanzara como no había podido hacerlo yo sola en siglos, si alguien era mi felicidad entera era él, siempre había sido él y ahora me daba cuenta de lo mucho que lo amaba, lo mucho que aceptaba con gusto lo que él era por completo sin importarme sus lados, los mismos eran parte de un todo y lo aceptaba con todo mi amor y felicidad, con mis brazos abiertos, con ese pensamiento me puse de pie y entonces hice la silla a un lado, a pasos lentos me aproximé hasta él y entonces rodee su cintura con mis brazos antes de pegar mi pecho a su espalda, él se relajó ante eso y siguió cocinando mientras yo frotaba ligeramente mi rostro contra su espalda en un gesto mimoso.
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Alma Sin Memorias; Mi Vida Pasada
FantasyLa sombra de quien fuiste te persigue sin cansancio, no puedes huir, no puedes correr, no puedes esconderte de quien aparece pisando tus talones cuando aún hay luz, no puedes esperar en la oscuridad para que su presencia se marche, pues al fin y al...