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Narra Azari:

Eran las tres de la mañana cuando abrí los ojos totalmente despierta sintiendo como mi corazón luchaba por no latir desesperado ante lo que iba a hacer, miré a mi lado y entonces me sentí más decidida que nunca a hacer esta locura, todo estaba oscurecido en la habitación que solo era iluminada por la luz de la luna, un cuerpo bañado por la misma se exponía a mi lado en la cama totalmente inerte por la calma y el sueño, con una piel tan pálida provista de pequeñas manchas apenas notables unos tonos más grises que sus ojeras, su cabello negro estaba extendido por toda la almohada dejándose notar totalmente con un brillo opacado contrario a como estaba antes, su rostro se veía enflaquecido y él también de una forma que me hicieron sentir que debía cuidarlo sin dudar ni un poco, estaba desnudo debido a la acción de anoche, esta vez había podido menos y eso no hacía si no alarmarme puesto que había necesitado mi ayuda para poder seguir hasta el final puesto que se había cansado muy rápido, sus labios incluso habían perdido ese tono rosado que le caracterizaba y ahora se veían grises, su desnudez revelaba su piel pálida en su forma humana puesto que incluso transformarse le estaba agotando demasiado, por ello mismo tomé la manta delgada y con cuidado le cubrí el trasero sintiendo demasiada incertidumbre, miré mi vientre un poco abultado, del tamaño de una sandía pequeña y entonces puse mis manos sobre el en un intento de reconfortar a los pequeños seres que llevaba dentro, pues estos se removían inquietos por mis emociones turbulentas, tenía que hacerlo, tenía que lograr esto, tenía que hacerlo por él, por nosotros, fue así entonces que, con todo el dolor de mi corazón me incliné a su altura, sabía que lo que hacía lo heriría pero tendría toda la vida para perdonarme después de salvar la suya, con estos pensamientos lo miré a la cara, se veía tan tranquilo en el mundo de los sueños, tan lindo, tan pacífico, cerré los ojos sintiendo una lágrimas rodar por mi ojo derecho y entonces dejé un beso en su frente seguido de uno en sus suaves labios grisáceos, cuando me puse de pie dejé de mirarlo sintiéndome la persona más triste del mundo por mentirle y salí de la habitación directo al jardín intentando aliviar esa culpa con el pensamiento de que lo hacía por su bien.

Es hora de ser héroe...

Cerré los ojos mientras veía la luna y entonces, con la espada de mi padre entre las manos, pedí que me diera fuerzas mientras comencé a sentir como mi cuerpo cambiaba por completo, mis huesos comenzaron a romperse en una indolora transformación para cambiarme físicamente y volverme más fuerte, unas alas enormes de murciélago negras invadieron mi espalda al mismo tiempo que una fina pelusa llenaba todo mi cuerpo, todo mi cuerpo se llenó de esta pelusa densa y resistente junto a mis alas que se sentían más fuertes que nunca, mis pies empezaron a crecer al mismo tiempo transformándose en los pies de un murciélago totalmente habidos, una repentina fuerza me invadió y entonces me doblé en el suelo sintiendo como todo crujía dentro de mi por la reconstrucción repentina de mi ser, mi vientre quedó protegido y podía sentirlo, a cambio de ello sentía más vulnerable el resto del cuerpo pero no sería nada que no pudiera manejar con tal de sobrevivir, no fue entonces hasta que no estuve totalmente transformada que miré mi reflejo en el cristal de la ventana de la puerta trasera, todo estaba oscuro y mis ojos amarillos brillaban de manera amenazante, las líneas de mis ojos se habían alargado junto al contorno oscuro de los mismos, mis labios se habían vuelto negros también y la blancura de mis ojos había sido reemplazada por un tono carmesí casi tan brillante como el propio amarillo, no me reconocí, incluso mis dientes se veían mucho más afilados al igual que mis garras, mi cabello lo dejé como estaba, atado en una cola de caballo baja y floja con mi fleco de lado donde no estorbaría, sentí valentía por un momento y un deseo inhumano de proteger mi hogar junto a quienes moraban dentro, solo así tuve fuerzas de darle la espalda a mi hogar, consciente de que Morethy, Zaria y Zarina lo cuidarían, antes de extender mis alas en todo el silencio que pude y levantar vuelo hasta elevarme sobre las nubes para evitar ser vista más de lo que quizás había sido ya.

Alma Sin Memorias; Mi Vida PasadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora