“Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.” - Jorge Luis Borges.
Harry:
-Me molesta tanto que seas así de caprichosa -mascullé poniendo la llave en la cerradura de la puerta y girándola-
-¿Caprichosa yo? ¡Tú fuiste el que no quiso irse!
Apenas se abrió la puerta ella entro dándole un empujón, abriéndola de par en par. Entre detrás de ella y la cerré con fuerza.
-¡Porque necesito saber que mierda te sucede! ¿Esta tan mal que me preocupe por ti?
-¡Te dije que…
La interrumpí gritando:
-¡Me dijiste que no estabas bien! ¿Cómo quieres que reaccione ante eso? ¿Qué quieres de mí?
-¡Que me dejes en paz! ¡Quiero que me dejes en paz!
Entro a la habitación y cerró la puerta con demasiada fuerza. Desde el interior de la habitación se escucho un grito ahogado, como los que solía dar cada vez que peleábamos: ella se encerraba en la habitación, se tiraba en la cama, se tapaba la cara con una almohada y comenzaba a gritar. Y yo… yo sólo veía televisión hasta que saliera de allí.
Pero hoy solamente comí algo. Cuando terminé el pobre sándwich que me había preparado, lavé todo y encendí el televisor del pequeño living. Apague todas las luces y fui hasta la habitación. Toque la puerta, pero no recibí respuesta suya.
-Vamos ___________, se que estas despierta. Conozco tu respiración cuando estas dormida. Es más pesada y mucho más fuerte. En cambio, ahora no se escucha nada, por lo que sé que estas desp…
-¿Qué quieres? -dijo abriendo la puerta, pero aun sin dejarme pasar-
La miré de pies a cabeza; vestía una remera que anteriormente había sido mía, solo que ella le había cortado y deshilachado las mangas, transformándola en una musculosa. Era de color blanco, con letras negras impresas en la parte delantera, que formaban la célebre frase: “Fuck you”. Indirectamente, sentí que eso era para mí. No llevaba pantalones, mostrando su ropa interior de encaje negro. Sus cabellos rubios aunque ligeramente rosados en las puntas, estaban todos enmarañados y desordenados en una alta cola de caballo demasiado despeinada. Sus ojos cafés me miraban con odio y sus dientes estaban mordiendo su labio inferior. Sus dedos se movían tamborileando en la puerta con nerviosismo y sus piernas estaban cruzadas.
-Buscar algo con lo que taparme -dije dándole un leve empujoncito para pasar- Porque supongo que dormiré en el sofá, ¿verdad?
-Supones bien -dijo fría, sentándose en la cama-
Fui hacia el armario y lo abrí, saque un juego de sábanas y un acolchado fino. Antes de salir por la habitación le dedique un sutil “Buenas noches”, pero ella sólo respondió con una portazo en mi espalda.
Ella ya vendría a mí, de eso estaba seguro.
~~~~~~~~~~~~
No sabía qué hora era, ni dónde estaba, o con quién, solo que me dolía todo el cuerpo y que tenía frio. Escuché una puerta abrirse y cerrarse, luego el ruido de que alguien estaba caminando hacia el living. Las pisadas se hacían cada vez más presentes y cercanas, hasta que un cuerpo flacucho apareció ante mí, iluminado solo por la débil luz de la luna que se filtraba por la ventana.
-¿Hay espacio para mí?
Sonreí, corriéndome un poco para que ella entrara al lado mío. Levanté la sábana y el fino acolchado y ella se metió debajo de ellos, mientras yo le ponía una mano sobre la cintura y la atraía más hacia mí.
-Lo siento -murmuró, cerró los ojos y escondió la cabeza en mi pecho mientras yo le daba un beso en la frente- Te amo. Siempre lo haré. Nunca me dejes Harry.
-Yo nunca te dejaré ir -dije levantando su mentón- ¿Por qué lo dices?
-Por mi mal humor -se encogió de hombros y la apreté mas- Siento que voy a perder a todo el mundo si sigo enojándome por todo como lo hago…
-Puedes perder a todo el mundo, si. Pero nunca me vas a perder a mí, y menos por eso. Yo te amo tal como eres, porque, aunque no lo creas, amo tus actitudes de nena caprichosa.
-¿No estás enojado?
-¿Por qué habría de estarlo?
-Porque te trate mal.
-Estoy acostumbrado, créeme.
Ella suspiró y busco mis piernas con las suyas. Puso una sobre las mías y paso uno de sus brazos por mi torso para abrazarme.
-Mañana te cuento -murmuro-
Pude ver, a la tenue luz de la luna, que sus ojos se cerraron. Rápidamente, ella se quedó profundamente dormida en mis brazos.