“En el amor todo ha terminado cuando uno de los amantes piensa que sería posible una ruptura.”-Paul Charles Bourget
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-¿Puedes decirme que demonios pasa, _______________? ¿Puedes? -dijo Alex-
Irrumpiendo en la calma de mi habitación -interrumpida sólo por mis leves sollozos-, entró hecha una tromba en cuanto vio a Harry salir llorando.
Negué con la cabeza, sorbí mi nariz y sequé mis lágrimas con el dorso de la mano. -Nada. -murmuré inaudiblemente-
Vaya idiota. ¿Nada? ¿Es en serio? ¡Ella veía cómo estábamos Harry y yo, claramente algo pasaba!
-¿Por qué lloras? -preguntó acercándose a mi- ¿P-Por qué lloran? Franks nos dijo que el bebé…
La interrumpí. -El bebe está bien, Alex.-respondí cortante-
-¿Y qué ha pasado, jod… -se calló, dejando inconclusa la pregunta y se sentó a mi lado, suspirando- ¿Cortaron?
Los sollozos fueron nuevamente inevitables. Esta vez Alex pasó su mano por mi hombro derecho y me abrazó como pudo.
-Sí. -dije débilmente- Le pedí un tiempo.
-¿Por qué hiciste eso? Si se aman tanto y estaban tan… -volvió a interrumpirse y caviló un buen rato- …mal. Bueno, claramente su relación no estaba en la cima de la montaña, pero tampoco para que decidieras esto.
Acarició el dorso de mi mano y luego me tendió un pañuelo.
-No fue así. -dije y soné mi nariz- Está viendo a Taylor de nuevo y no me contó. Nunca me dijo nada, ni siquiera que habían hablado, ¡y hasta se han visto! ¿Qué clase de relación es ésta si no me dice nada? ¿Si no confía en mí lo suficiente como para decirme que está hablando de nuevo con su ex? Él siempre estuvo al tanto de lo que yo hacía o dejaba de hacer con Nathan. Si salía, entraba, volvía, lo llevaba, hablaba, comía, reía o jugaba con Nathan, él lo sabía. Yo tengo derecho a saber lo que pasa en su vida y él… no me lo dio.
Alex asintió levemente. No sé si me daba la razón, solamente me comprendía o simplemente no compartía esos pensamientos conmigo y asentía para no decirme nada. El tema es que ese asentimiento me tranquilizaba, cualquiera de las tres posibilidades fuera la correcta.
-Es tu decisión, y es bueno que él la haya aceptado.
-¿Qué hubieras hecho en mi lugar?
-No lo sé. -dijo sinceramente- Supongo que exactamente lo mismo que tú.
Por lo menos ahora tenía la certeza de que el asentimiento era porque me daba la razón. Sonreí agradecida por saber que no era la única que pensaba así.
Alex dio un suspiró y secó mis lágrimas con el dorso de su mano. -Volverán.
-Ya lo sé. -murmuré- ¿Pero cuándo será eso?
-Cuando ambos estén suficientemente convencidos de que no pueden vivir sin el otro.
…
Desperté con los fuertes rayos de sol del viernes que se filtraban por la ventana entreabierta. Pestañeé sucesivas veces hasta que logré enfocar. Miré hacia un costado, y me encontré a Alex durmiendo incómodamente en la silla de plástico que había ocupado la noche anterior, cuando nos quedamos hablando por horas y horas. Me dio pena verla, dormida, intentando encontrar una posición adecuada. En un momento, bufó y entreabrió los ojos.
-Oh, estás despierta. -dijo con un tono alegre, a pesar de haber dormido tan mal-
-¿Y tú contracturada?
-Un poco. -rio-
-¿Por qué no vuelves a tu casa, Alex? Ya has hecho demasiado por mí. Duerme un poco.
Se encogió de hombros. -Prefiero estar aquí. Estoy bien, soporto dormir una noche en una silla de plástico, ¿sabes? No estoy tan vieja. Ahora vamos a ponerte linda que en una hora van a hacerte la ecografía.
- Sólo me harán una ecografía Alex.
-Si alguien más viera tu rostro ahora, moriría del espanto. Y no es broma.
Me “arregló” para cuando Franks viniera a buscarme, en exactamente una hora. Era la primera ecografía a la que Alex asistía y creo que estaba incluso un poco más nerviosa que yo.
-A Harry ya le han dado el alta, por si querías saber. -dijo antes de que Franks llegara-
-Me alegra saber que está bien. ¿Cómo te enteraste?
-Digamos que me desperté un poco más temprano y salí a investigar por ahí.
Una vez en la sala de ecografías, Lucas, Zayn y Perrie entraron a la habitación y me miraron sonrientes, aunque en la mirada de Perrie había cierta desilusión. Lo sabían, estaba segura, y querían disimularlo. Detrás de ellos varias cabecitas se asomaron por el marco de la puerta, seis para ser exactos: Louis, Eli, Liam, Dani, Nathan y Niall. Como la puerta daba directamente a la pantalla, los once veríamos al bebé.
Creo que fue la ecografía más sufrida en todo el embarazo. Quizás porque Harry no estaba. Justo cuando eleve mi mano para encontrarme con la de Harry, otras dos atraparon la mía con sus dedos y me apretaron fuertemente. Miré hacia arriba y Zayn sostenía mi mano entre las suyas. Le sonreí y él me sonrió.
Entonces escuché su voz, inigualable y sentí su perfume, inconfundible. Él estaba allí, para ver a nuestro hijo.