“Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción.” -Samuel Johnson
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Un nuevo día se hacía presente a través de la ventana de nuestra habitación. Mientras me movía gruñendo y restregándome los ojos, Harry se dio vuelta acercándose a mí.
-Buenos días -sonrió-
-Hola
Le devolví la sonrisa y me dio un beso corto. Tomó mi cara con sus grandes manos y quitó unos mechones de cabello de mi frente, dándome otro beso pero esta vez más intenso, que fue correspondido por mis labios. Se levantó de la cama y se dirigió al baño de la habitación.
Él solía tomarse su tiempo para usar el baño, así que decidí usar el principal. Me duché, me lavé los dientes y terminé de prepararme, luego salí y me vestí con una camisa sin mangas color crema que tenía unos pájaros negros estampados en ella -similares a los del logotipo de Twitter-, un pantalón ajustado negro y mis vans negras. Estaba atando mi cabello en una trenza espiga suelta, como las que yo solía usar, cuando Harry me llamó para desayunar. Tomé mi mochila y la de él, que se encontraban a un costado de la puerta, y las llevé al sillón. Nos sentamos en el desayunador y comimos en silencio.
-Está rico -sonreí metiéndome en la boca un poco del huevo revuelto que había preparado-
A decir verdad, Harry cocinaba mejor que yo. Mucho mejor.
-¿Estás comiendo? ¿O me parece a mí?
Reí asintiendo con la boca llena, provocando que el sonriera ante mi actitud.
-Pareces una nena -dijo limpiándome la comisura de la boca mientras yo tragaba- Vamos por buen camino.
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El día pasó normal; aunque demasiado aburrido para ser el segundo día de clases del último año universitario. Contuve la tentación de contarle a Alex que hoy íbamos a ir a buscar los resultados del análisis de sangre, sólo porque no quería que empezara a gritar y a saltar por toda la universidad, dando por hecho que yo estaba embarazada.
Brooks había visto dos de las seis películas, entre las que no estaba la nuestra, lo que me ponía aún más nerviosa.
Finalmente, el día terminó a las 3 de la tarde, hora en la que partimos hacia el hospital.
-Espera -dije cuando subimos al auto- Quiero comer.
Harry rió sonoramente, para después callarse y mirarme con ternura.
-¿Es en serio? ¿Vas a empezar a comer todo el tiempo?
-Hey, no es mi culpa si mi estómago comienza a hacerse el trabajador recién ahora. Llévame a una hamburguesa. Ya.
-¿No prefieres ir después?
-Ya estoy demasiado nerviosa y muy hambrienta. Estoy comenzando a ponerme de mal humor, mueve las malditas manos y llévame a comer.
Harry volvió a sonreír con una mueca de ternura y arrancó el auto. Partimos hacia un Mc Donald's que estaba cerca del hospital.
-Lo que la princesa diga -dijo abriéndome la puerta del local mientras yo reía-
Pedimos y después de 10 minutos esperando ya estábamos en la mesa comiendo. La charla no se basó en demasiadas cosas, sólo en preguntas de Harry, respondidas por un “si”, un “no” o un “ajá” de mi parte. Digamos que mi concentración no estaba especialmente focalizada en las preguntas de mi novio, sino más bien, en el análisis.
Después de comer, fuimos caminando hasta el hospital tranquilamente. No estaba tan nerviosa, hasta que crucé las puertas del consultorio del doctor Johansson, quien nos había dicho que él mismo retiraría los resultados y que fuéramos a verlo a él directamente sin sacar turno previamente.
-¿Quieres que te lea todos los resultados en general? Quiero decir, glóbulos rojos y blancos,....
-No, sólo dígame si estoy embarazada o no -le interrumpí-
Asintió suspirando y leyó el papel. Harry estrujó mis dedos entre los suyos y por una fracción de segundo, lo sentí más nervioso que yo. Aunque eso sería imposible. ¡Demonios! ¿Por qué el hombre se tardaba tanto? No daba más de las ansias.
Finalmente, terminó de leer el papel y levanto la mirada, entreabriendo los labios. ¿Es que quería matarme de la angustia?
-Felicitaciones chicos, ___________ está embarazada.