“En el amor no se trata de contarlo todo, se trata de no ocultar nada.”
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-¿Hoy iremos a dejar listos los papeles?
-Ajá. -asentí terminando de hacerme una trenza hacia el costado-
-¿Vamos ahora?
Asentí y me delineé los ojos. Luego me puse máscara para pestañas y tomé mi bolso. Salí de la habitación y Harry ya no estaba, por lo que supuse que ya había salido. Salí del departamento y cerré con llave. Recosté mi cabeza en una de las paredes del ascensor y solté un hondo suspiro. Sentí una punzada de dolor en el pecho y me encogí automáticamente. Dolía mucho. Y no era un dolor sentimental, era un dolor físico. Lo reconocí al instante; era uno de mis presentimientos.
Cuando el dolor desapareció yo ya estaba subiéndome al auto.
-¿Estás bien? -preguntó arrancando el coche-
-Ajá. -dije casi en silencio, asintiendo con la cabeza-
Supongo que lo único que sabía decir era “Ajá”, porque lo había dicho dos veces en diez minutos.
El celular de Harry comenzó a vibrar e hizo un sonido corto, avisándole que tenía un mensaje. Suspiró y puso los ojos en blanco, entonces yo lo tomé.
-Deja, ya lo miro yo. -dijo restándole importancia- Deja ___________, no...
Desbloqueé el celular y se calló automáticamente, dejando inconcluso lo que iba a decir.
Mi mandíbula cayendo, mis ojos saliéndose de sus propias órbitas, mis piernas temblando, mi cuerpo estático, mis manos dejando caer el celular. Todo eso hizo presencia en cuanto leí el nombre de la persona que le estaba mandando un mensaje a Harry.
Taylor.
Levanté el celular con torpeza y abrí el mensaje, esperando ver un “Harry, hace tanto que no hablamos, ¿cómo estás?”, pero -como han de imaginarse- no, eso no estaba. Lo único que mis ojos leyeron fue “¿Quieres venir hoy?”
¿Cómo tendría que interpretar esto?
Deslice mi dedo por la pantalla. Había muchos más mensajes, que ni siquiera me detuve a leer. Databan desde hacía... tres meses.
-¿Qué significa esto?
-No es lo que parece. -se apuró a decir-
-¿Y qué es, entonces? -dije arrojando el celular a algún lugar del auto- No, ¿sabes qué? Mejor no me lo digas, no me interesa.
-Taylor volvió a Inglaterra y estamos hablando de nuevo. -dijo, omitiendo lo que yo le había dicho-
-Sí, ya me di cuenta. ¿Por qué no me lo dijiste antes? -reclamé-
-Porque estabas demasiado ocupada como para que te importe.
-¿Ocupada yo? ¿Con qué?
-No lo sé, dime tú. Cada vez que volvíamos a casa ya te encerrabas a hablar por teléfono con... tu amigo.
-No metas a Nathan en esto, joder. ¿Ya la has visto?
Harry no dijo nada, solo desvió la mirada hacia el frente.
-Eres un idiota. -murmuré demasiado irritada como para mirarlo a los ojos-
-____________, no peleemos por esto.
-¿No peleemos por esto? ¿Es que acaso tú te escuchas, Harry? Estuviste estos últimos tres meses hablando y viéndote con tu ex novia, no me contaste, ¿y pretendes que no haga un escándalo?
-Tú también te hablas y te estás viendo con Nathan, no eres nadie para reclamarme esto.
-¡Soy tu novia, joder! ¡La madre de tu futuro hijo! -dije con los ojos abnegados en lágrimas- ¡Y tú sabes cuando hablo con Nathan y cuando salgo con él! ¡Lo sabes perfectamente! ¡Yo nunca te oculté nada, maldición! -solté un suspiro, dejando caer las pocas lágrimas acumuladas en mis ojos- No entiendo por qué no me lo dijiste. Se supone que soy tu novia, y que me respetas. Y si me respetaras, me hubieras contado.
- Ya no nos contamos nada, _____________, no vi necesario contártelo. Además, me dijiste que te hubiera molestado. Entonces, decidí ocultártelo para que no armaras un lío de todo esto. Ella y yo somos amigos, simplemente amigos.
Me quedé en silencio. Estaba muy dolida. ¿Por qué no me lo había dicho? ¿Era porque había más que una simple amistad? ¿Qué problema había en decírmelo?
Pasó un largo rato hasta que decidí hablar. -Yo... -suspiré de nuevo- ...no lo sé Harry. Siento que ya no confías en mí. Tú... me ocultaste esto y yo... yo no sé qué pensar... Harry, creo que esto ya no da para más. -murmuré, dejando caer más lágrimas- No quiero esto, pero si no confías en mí lo suficiente como para decirme que Taylor y tú han estado hablando de nuevo... yo ya no sé qué va a pasar con nosotros.
Harry se quedó en un completo estado de shock. Me miró durante un largo tiempo, olvidando que estaba conduciendo, quizás pensando en lo que yo acababa de decir.
-No puedo creer que estés diciendo esto. -dijo molesto, volviendo su mirada a la carretera-
Sus manos hicieron un raro movimiento en el volante y sus ojos se abrieron. Lo comprendí en cuanto vi el auto que se aproximaba sin control hacia nosotros.
Lo único que atiné a hacer fue a ponerme de costado, protegiendo mi vientre entre el brazo derecho y el asiento, antes de que un fuerte impacto hiciera que todo se volviera negro.