“Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos.” -Carlos Fuentes.
*Narras Tu*
-¿Qué quieres hacer?
-Vamos a casa -dije cerrando los ojos-
-¿A cuál?
Lo mire mientras giraba el volante para internarse en una avenida.
-No lo sé. Nos falta Liam -dije quitándome los incómodos zapatos negros-
-Se vuelve con Niall. Ya sé, volvamos al departamento, buscamos la ropa, comemos algo, cargo nafta y nos vamos.
-Bueno, ¿qué hora es?
-Las cinco
Asentí y volví a echarme en el asiento.
Apenas llegamos, fuimos al departamento y nos cambiamos. Harry dijo que el vestido y los zapatos eran de Gemma y que quería llevarlos a su casa antes de irnos, junto con su traje. Acepté sin problemas, la verdad es que estaba demasiado agotada. Levanté un par de cosas, pero la verdad es que no habíamos llevado nada. Harry se comió casi un paquete de galletitas y fue a cargar nafta mientras yo guardaba el traje en la bolsa y lo acomodaba lo mejor posible, como lo hacía mi madre. Cuando Harry volvió, me llamó y yo baje con el vestido, los zapatos, el bolso de maquillaje y el traje, que era todo lo que teníamos.
Fuimos a la casa de Harry y apenas tocamos el timbre salió Anne y me abrazo. Estuvimos un rato abrazadas, yo con los ojos llenos de lágrimas. Cuando me soltó, me dijo:
-Lo siento muchísimo, eran muy buenas personas. Quiero que sepas que estoy para lo que necesites. Cualquier cosa, yo estoy aquí.
-Muchas gracias, Anne -le dije casi llorando, con la voz quebrada- Gracias de verdad.
Las había visto en el entierro, a lo lejos, pero en ningún momento pude llegar hasta ellas, porque la gente venía todo el tiempo a mi.
Entre a la casa y ella le dijo algo a Harry que no llegué a escuchar. Gemma también me abrazo y me dijo que lo sentía muchísimo y después, le di las gracias por haberme prestado su ropa, que su hermano le devolvió. Llevó el traje a su habitación y partimos hacia la casa de la playa, alrededor de las seis y media. A las nueve ya estaríamos allí.
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-Llegamos -murmuro estacionando el auto-
La moto y el auto de Louis ya estaban ahí.
-No me digas -reí débilmente y el sonrió-
-Vamos -me palmeó la pierna y asentí-
Bajamos del auto y entramos a la casa.
-Hola familia -dije como siempre decía, solo que ahora mi voz era menos alegre-
-Hola -contestaron todos al unísono y yo me desplomé en el sillón, al lado de Louis-
Harry se sentó al lado de Niall en el sillón de la derecha, en frente de Liam y Zayn.
-¿Cómo estás? -pregunto Louis-
-No sé, no siento -dije apoyando la cabeza en su hombro-
Sentía que esa tarde nos habíamos olvidado de todas las peleas. Louis y Alex ya no eran los “amigos traicioneros”, ellos eran uno de mis amigos y mi mejor amiga, y punto. Nada más. Y me sentía bien con eso.
Los chicos se pusieron a charlar, sin embargo, parecían algo apagados por más que lo quisieran ocultar. Supongo que la más apagada de todos allí era yo, el cuerpo sin vida.
Hacia las diez de la noche, mis ojos comenzaron a cerrarse y el estómago comenzó a dolerme mientras los chicos hablaban sobre el tipo de pizza que irían a comprar (recuerden que vivimos en el medio de la nada y los deliverys no llegan).
-¿De que quieres ______? -pregunto Zayn mirándome-
-No voy a comer.
-Hace dos días que no comes -intervino mi novio-
-No tengo hambre, me duele la panza.
-Ya déjala Harry, no comerá -dijo Zayn en mi defensa y Harry salió de la casa-
-Tengo sueño -dije dando un bostezo- Me iré a dormir, hasta mañana
Me levanté y los saludé de a uno, excepto a Harry, que apenas salió de la casa encendió el auto y no volvió a entrar.
-Díganle que no sea tan gruñón -le dije a Niall, el último que saludé- Ah, y que estoy bien.
Asintió y yo les di un último saludo con la mano y me fui a la habitación. Me quite la ropa, me puse el pijama, me acosté y encendí el televisor. Hice zapping, yendo por todos los canales, hasta que encontré una película que recién estaba empezando y me puse a mirarla. Hacia la mitad, caí en un profundo sueño.
Desperté confundida y toque hacia un costado, Harry estaba. Miré hacia el televisor; estaba apagado y toda la habitación a oscuras. Me destapé, bajé de la cama, salí de la habitación y fui hacia la cocina a servirme un vaso de agua, tenía la boca seca. Cuando volví a acostarme, Harry estaba sentado y también tenía la luz del velador encendida.
-¿Dónde estabas? -murmuro con voz ronca-
-En la cocina, tomando agua.
-Por lo menos tienes sed.
-Mira, si vamos a pelear, prefiero dormir.
-No, no quiero pelear.
-Perfecto. Yo tampoco.
-Necesito que comas.
-Y yo necesito que entiendas que cualquier cosa que pasa por mis labios la vomito. Tu mismo lo viste. No sé que me sucede, pero no tengo ganas de comer y cuando las tengo y como algo, lo vomito. No estoy de humor, me siento mal, mis padres están muertos, me siento sola, no tengo a nadie y lo que menos necesito es que estés comportándote como un nene caprichoso y enojado.
Escondí mi cara entre las manos y comencé a llorar. Harry suspiró y me abrazó.
-Lo siento bebe -murmuro- Te amo y lo sabes, ¿verdad? -asentí escondiéndome más en su pecho- Y no vuelvas a decir que estás sola, porque no lo estás. Me tienes a mí, a Alex, a Lucas, a Zayn, a Louis, a Niall y a Liam. Las tienes a Perrie, a Danielle, a Eleanor. Nos tienes a todos nosotros, que siempre estaremos contigo. Nunca estarás sola.
-No todos van a estar para siempre -dije con la voz quebrada- Se van a ir a formar sus familias, sus vidas. Se van a ir lejos de mí en algún momento.
-Yo no, mi amor. Siempre voy a estar contigo.
-¿Qué tan seguro estas? -replique apretándolo contra mi cuerpo-
-Más de lo que crees -levanto mi cara con el pulgar y me beso-
-Te amo -susurre-
Apagamos las luces y me dormí en su pecho.
Esa noche soñé con mis padres: estábamos en mi cumpleaños de 5, yo estaba abriendo mis regalos y ellos me miraban orgullosos y se reían de mi felicidad al ver mi nueva muñeca. La escena del cumpleaños comenzó a borrarse y comenzó a aparecer otra, en la que yo estaba llorando, abrazada a mi madre. Ella me decía: “No te preocupes, _______. Algún día ya no vamos a estar físicamente, pero siempre estaremos en tu corazón.”