“Cuando la lucha de un hombre comienza dentro de sí, ese hombre vale algo.” -Robert Browning
Harry:
Supongo que me lo merecía, por ser un estúpido; por no contarle lo que sucedía con Taylor. Supongo que era lo que tenía que pasar después de todo.
Supongo que lo más difícil de todo era no saber cuándo iba a volver a estar con ella, porque realmente eso no lo sabía y era lo que más me dolía: No saber.
Supongo que nunca tuve que afrontar algo más difícil en toda mi vida. O quizás un dolor semejante al que sentía justo en el centro de mi pecho en este momento. Hasta ahora todo había sido el cielo para mí -demasiado quizás- pero un día, la famosa realidad de la que todos hablan, me golpeó. Y me golpeó tan duro que todavía no podía levantarme.
Después de ir a la ecografía y marcharme antes de que terminara, Louis me llevó al departamento.
-¿Puedes esperarme unos minutos? Baja si quieres.
-Vamos, te acompaño.
Asentí y ambos bajamos del vehículo. Una vez en el departamento, Louis se puso a tomar una cerveza mientras veía algo en la tele, y yo lo abandoné para ir a hacer mis maletas. Guardé todas mis pertenencias en una caja, mi ropa en las valijas. Ya estaba listo para despedirme de ella, por más que ella ni siquiera estuviera allí. Tomé un trozo de papel de la mesada que _____________ había utilizado para escribir la lista del supermercado y al dorso le escribí:
“Estaré en la casa de mi madre, por si te interesa saber. Mi número sigue siendo el mismo, cuando quieras, llámame. Harry.”
Sí, seguía siendo sarcástico. Sí, parecía un idiota desesperado por hablar con ella, pero lo estaba. Y lo odiaba. Odiaba que ________________ me pusiera en esa situación de “o me llamas o me muero”.
Puse el papel sobre la cama y salimos del departamento con todas mis cosas. Después de cerrarlo con llave, le di mi copia a Louis y le pedí que se la devolviera a _______________ en cuanto la viera.
-¿Puedes hacerme otro favor?
-Si te llevaré a casa de Anne, Hazza, no hace falta que me lo pidas.
-Gracias.
Finalmente, cuando llegamos a la casa de mi madre, Louis murmuró:
-¿Estás bien?
-No.
Unas lágrimas se escaparon de mis ojos en cuanto Louis me abrazó fuertemente, palmeándome la espalda.
-Todo va a estar bien. Volverán, todo el mundo lo sabe. Ustedes son la mejor pareja que he conocido hasta ahora, y se nota a la legua que se aman demasiado como para terminar tan pronto. No bajes los brazos, Hazza, lucha por ella.
Asentí y sorbí mi nariz. -Gracias por todo, hermano.
-Cuando quieras.
Me dedicó una sonrisa sincera y salí del auto. Me ayudó a bajar mis cosas y se fue hacia quién sabe dónde.
Ya había visto a mi madre en el hospital, pero ella se había ido el día anterior y no sabía nada de _________________ y yo, así que se sorprendería un poco cuando me viera.
Toqué timbre. -Hola de nuevo, mamá. -dije sonriendo como un niño pequeño cuando me abrió-
-¿Has estado llorando? -preguntó apenas me vio-
Asentí, sintiendo como las lágrimas volvían a llenar mis ojos.
-¿Que ha pasado? -dijo haciéndose a un lado para dejarme entrar-
Dejé mis cosas junto a la puerta y la cerré. -______________ y yo nos tomamos un tiempo -respiré hondo, pero fue inevitable llorar esta vez- La extraño tanto, mamá.
Mi madre me estrechó entre sus brazos por un largo rato, mientras yo descargaba todo lo que tenía adentro y ella me acariciaba la cabeza.
-Todo va a estar bien, Hazza.
Negué con la cabeza. -Tengo miedo.
-¿De qué?
-De que ya nada sea como antes, si volvemos. O de que directamente no volvamos.
-Entonces trabaja para que la relación vuelva a ser como antes, o incluso mejor. No piensen en lo malo, piensen en lo bueno que este tiempo puede hacer en ustedes. Puede hacerlos pensar, respirar y reflexionar. Y todo eso es lo que necesitan justo ahora. Quizás, este tiempo fortalezca su relación. No pierdas las esperanzas Hazza, al contrario, lucha.
Era la segunda persona que me aconsejaba que luchara por ____________, y por la relación. ¿Era pura coincidencia? ¿O quizás, lo que realmente tenía que hacer, era luchar?