Diez

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Odiaba Venecia, lo había decidido

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Odiaba Venecia, lo había decidido. No podía ser posible que un lugar tan diminuto fuera tan laberíntico y endemoniadamente difícil de recorrer. Le hubiese gustado poder decir si aquel canal por el que acababa de pasar era el mismo por el que ya había cruzado tres veces, pero no estaba seguro.

Una ciudad del infierno.

Por lo menos había podido aprovechar para recorrer el lugar y conocer un poco más de aquella dimensión. No se veía muy extravagante o extraña, como el mundo de hielo o la ciudad de ghouls. Casi parecía la Venecia de su mundo.

La ropa era otro tema. Había atribuido aquella moda a que era época de carnaval, pero todos parecían usar vestidos y tapados sacados de fines del siglo XIX. Era un escenario muy bizarro, considerando que parecían salir de una fiesta de disfraces. Especialmente los hombres, con sus sombreros a lo Napoleón Bonaparte y sus zapatos que llevaban tacón. Aunque luego se arrepintió, al ver que el mismo llevaba uno de esos horrorosos tapados con botones dorados. Incluso tenía los zapatos a juego.

Se sentía como si estuviera atrapado en el tiempo.

La Traghetto Gondole Molo era uno de los puertos gondoleros más famosos. Apenas vio el lugar, Yuri lo recordó de fotografías y entrenamientos. No había muchas casas de cristales de murano por la zona, así que supo exactamente a dónde debía dirigirse en cuanto dio una vista panorámica del lugar.

La tienda se llamaba Befana. Si mal no recordaba, en el folklore italiano era el nombre de una vieja bruja que engañaba niños con caramelos para luego llevárselos. A veces también era vista como una bruja de navidad.

Todo tenía temática de brujas o temas oscuros. El cristal estaba trabajado con colores como el púrpura, azul marino, negro y rojo sangre. Había diseños de demonios alados, tridentes, calderos y un sinfín de símbolos paganos. Sólo había dos personas allí, una muchacha de cabello castaño que hojeaba perezosamente un libro, y un chico de espaldas, que limpiaba cuidadosamente las figuras.

Yuri carraspeó. El chico volteó a verlo, y pudo ver que llevaba los ojos delineados y la boca teñida del color de las lilas.

- Si quieres llevar algo, debes elegir tú sólo y luego avisarme -dijo aburrido, con un tono grave y con acento de la zona eslava. Posiblemente fuese ruso, también.

- Necesito hablar con la bruja malvada -avisó Yuri-. Ahora.

- ¿Ah, sí? ¿Y se puede saber que buscas?

- ¿Eres la bruja malvada?

- Típico -masculló rodando los ojos-. Piensan que soy la bruja malvada por ir maquillado ¿Tú que opinas Anya? -preguntó dirigiéndose a la chica, que no le dedicó más que un encogimiento de hombros.

- Entonces ¿no eres la bruja malvada? -preguntó con sospecha. El chico se cruzó de brazos.

- Soy la bruja malvada.

Cien mil universos a tu lado [Otayuri] - YURI ON ICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora