Si ver el Támesis bajo la neblina londinense fue como una caricia de su hogar, la frescura y el aroma a limón de los aromatizadores del Triad Buildings fue un verdadero puñetazo de lo que alguna vez creyó que era un hogar.
Los pisos, que alguna vez estuvieron llenos de jóvenes viajeros e investigadores emocionados, parecía un lugar fantasma. Absolutamente nadie había allí rondando por los rincones, mirando a la preciosa vista a través de las paredes espejadas o simplemente comentando sobre sus saltos y simulaciones. No mucho tiempo atrás, Yuri fue uno de ellos.
Mientras caminaban esposados hasta el anfiteatro del segundo piso, decidió que aceptaría lo que viniese. Se había acabado el Yuri berrinchudo y caprichoso, el que pensaba que se podía llevar el mundo por delante. Se dio cuenta demasiado tarde que el mundo, al final, era demasiado grande para que una persona lo conquistase.
Caminaba al lado de Minami ya que todos se movían en filas de dos. Otabek cerraba la marcha al lado de Viktor, que se veía igual de cabizbajo desde que lo reunieron. Su hermano no se veía como la misma persona y probablemente nunca lo sería. El brillo de la curiosidad y la simpatía estaba casi apagado en él.
No pensó sobre lo irónico de la vida al ver que Georgi, la bruja malvada, era quien lo escoltaba a su juicio. Aunque recordaba que el Príncipe había confirmado ser él quien ocupaba el cuerpo de la bruja malvada de Venecia. No quitaba que se lo había cruzado en otro par de mundos y seguía sin caerle muy en gracia.
Arribaron al anfiteatro, una construcción magnífica y de forma circular donde La Tríada realizaba sus conferencias -y sus juicios muy de vez en cuando-. Estaba ambientado como si fuera un teatro del siglo XVII, con una pomposa araña y asientos de terciopelo rojo sobre madera pulida de roble. Ya había un podio en el centro del escenario, preparado para que tres personas se acomodaran allí. Yuri empezó a preguntarse quiénes serían los reemplazos de Lilia y Yakov.
Los acomodaron en dos filas en el palco, en donde ya estaban también Emil Nekola y Michele Crispino, ambos con ropa informal. Se le hacía extraño ver a Michele sin su bata de investigador. Ambos se veían terriblemente mal, ojerosos y decaídos.
-Oye, Leo -susurró Phichit a su amigo al lado suyo, ambos detrás de Yuri-. Hay algo que me está comiendo la cabeza desde que llegamos.
-Yo no creo que sea el momento -masculló Leo en murmullos.
-¿Cómo es que Yuuri estaba en tu apartamento cuándo llegamos? Te has olvidado de mencionarme eso -Leo carraspeó.
-¿Yo lo olvidé? -rió nervioso- Mira, Phichit... luego de que ustedes se fueran y de que yo pensara una mentira convincente para Yuuri, él simplemente se desplomó inconsciente en el piso.
-¿Qué? -preguntó el tailandés en shock.
-Sí... con Guang Hong creímos que se levantaría a las horas o al día siguiente como mucho. Pero no despertó hasta tres días después, totalmente desorientado y sin saber cómo llegó a Londres. Nos agradeció que lo "salvamos" (porque algo había que mentirle al pobrecillo) y nos preguntó si podíamos soportarlo un par de horas más hasta que se le pasase el dolor de cabeza. Entonces al rato se desmayó otra vez. Llamamos a un doctor pero él nos dijo que parecía dormido, que no había que preocuparse ¡Pero no se despertó hasta esta mañana que llegaron ustedes!
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Cien mil universos a tu lado [Otayuri] - YURI ON ICE
FanfictionVivimos en un multiverso; un entramado de miles de burbujas donde universos paralelos conviven entre sí. Los viajes entre dimensiones han sido probados científicamente y están regulados por un ente llamado La Tríada, que no solo controla el Multiver...