Trece

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            Habían pasado apenas unos meses desde su última visita, pero parecía toda una vida

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Habían pasado apenas unos meses desde su última visita, pero parecía toda una vida. A Yuuri le encantaba el universo del Triadverso, si sacabas lo macabro de la gente de ese universo, toda la codicia y satisfacción personal por la que se movían. El cuerpo de aquel Yuuri le dolía horrores, como si no moviera ni una sola de sus articulaciones desde hacía varios días o le hubiesen dado una paliza. Se despertó en su apartamento en París, como todas las veces que visitaba aquel mundo. Pero había algo diferente esta vez, muy sutil. Su casa se veía más sucia que de costumbre, descuidada y desordenada. El viajero que había estado ocupando aquel cuerpo, -y Yuuri no tenía dudas- había dejado todo hecho un desastre. No podría decir cuánto tiempo había invadido aquel cuerpo; al menos lo suficiente para dejar aquel desastre.

Eligió un bar con vista al río Sena para esperar a Phichit. Su amigo había tomado un tren y en aquel momento estaba cruzando el eurotunel que conectaba las grandes urbes de Londres y París. En el mundo de Yuuri, el trayecto no tomaría más de media hora.

El viento era infernal esa mañana en la capital francesa. Hacía que las mejillas se le agrietaran y la nariz le quedara totalmente congelada. Su café, que le había quemado la lengua hace unos segundos, ya estaba tibio. Al menos su éclair de vainilla seguía igual de delicioso que todas las veces que visitaba la hermosa París. Sería un buen lugar para vivir, pensó. Incluso a Viktor le encantaría, con todo el arte y juventud que rebosaba de la ciudad.

Al cabo de unos minutos el chico tailandés hizo su aparición. No llevaba la chaqueta de investigador de La Tríada como todas las veces que se habían visto en aquel mundo. Yuuri lo agradeció, porque no podría mirar esa chaqueta sin sentar una punzada en el corazón por Viktor.

- ¡Yuuri! Que alegría poder verte tantas veces estos días -sonrió Phichit.

- Siempre es una alegría verte, mi viejo amigo -respondió Yuuri-. Ojalá esto fuera solo una casual visita.

- ¡Uf! Y que lo digas. En La Tríada están como locos por la falta de noticias de Otabek Altin.

- ¿De quién? -inquirió confuso.

- ¡Oh! Es a quien mandaron para a arrestar al hermanito de Viktor. Ya pronto hará dos semanas y nada. Por lo general, atrapar a alguien no toma tanto.

- Si Yuri Plisetsky tiene sólo la mitad de astucia que Viktor tiene, entonces no lo atraparán jamás.

- Es lo que todos esperamos. Si La Tríada quiere lejos a Viktor, entonces nosotros lo queremos cerca.

Yuuri asintió. Claro que lo quería cerca, pero había más motivos que lo movían para eso.

- ¿Sabemos algo de Plisetsky?

- No realmente. Ha estado dando un montón de saltos por varios mundos. Creo que es la posible ruta que podría haber seguido Viktor. Ya sea solo o con su secuestrador -carraspeó Phichit-. Creo que podemos confirmar que no es el Yuuri de este mundo quien se lo ha llevado.

Cien mil universos a tu lado [Otayuri] - YURI ON ICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora