Cincuenta y uno

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La asfixia que sintió fue insoportable

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La asfixia que sintió fue insoportable. Jamás había tenido que lidiar con la claustrofobia pero ahora estaba seguro que podía sentir como las paredes amenazaban con aplastarlo. La puerta que lo separaba del exterior se hallaba completamente bloqueada.

Yuri se desesperó. Algo se sentía muy extraño para su gusto y estaba seguro que era obra del Príncipe. El hecho de que estuviera cautivo lo confirmara.

Se escuchó un leve pitido, que luego comenzó a sonar reiteradamente. Un leve silbido se escuchó, como si de un globo liberando aire se tratara. Intentó encontrar la fuente de aquellos ruidos pero no pudo encontrarla.

Un tenue aroma a químicos inundó sus fosas nasales. Intentó recordar los entrenamientos de La Tríada, uno de ellos para ser capaz de reconocer cualquier olor -incluidas las sustancias químicas-. Era una mezcla de cloroformo y fentanilo, un compuesto que solía usar la antigua KGB durante la Era Soviética.

Yuri no tuvo tiempo de pensar demasiadas cosas hasta que el gas liberado lo noqueó completamente.

* * * *

Cuando despertó no tenía idea de que estaba pensando. Apenas si podía armar en su cabeza lo ocurrido durante los breves minutos posteriores a su aterrizaje en ese nuevo mundo. Y seguía estando cautivo.

Sopesó sus posibilidades: no tenía ninguna. Las paredes eran de concreto y la puerta estaba hecha de barrotes de alguna dura aleación. Deseó poder tener la fuerza de Otabek, aunque era tonto pensar que podía romperlo.

Otabek, gimoteó para sí mismo. Se preguntó en que situación estaría, si también estaría preso o si lo estaban torturando. Juró que apenas saliera de allí averiguaría que había sido de él.

La sensación extraña perduraba. Algo no encajaba del todo.

Hasta que lo supo.

Se llevó rápidamente una mano al cuello y al pecho, buscando con horror algo que ya sabía que no estaba allí.

Le habían quitado el Pájaro de Fuego.

Yuri gritó, con rabia y furia, hasta quedarse ronco. Pero aún así nadie apareció.

* * * *

Quizás habían pasado solo minutos o un montón de horas. No pensaba en absolutamente nada más que su Pájaro de Fuego desapareció. Su mano estaba enroscada encima de su pecho, en el exacto punto donde el frío material del dispositivo debería estar descansando.

Qué idea más estúpida, pensaba. El haber venido a este mundo.

Era claro que el Príncipe los estaba esperando. El Príncipe siempre estaba un paso adelante mientras fingía estar uno por detrás. Ese era su elemento sorpresa. Eran todo un grupo contra una persona que seguramente había sido entrenada toda su vida. O más de una persona. Yuri ya no estaba seguro de nada.

Cien mil universos a tu lado [Otayuri] - YURI ON ICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora