Cincuenta

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La desolación se podía sentir en el mismo aire

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La desolación se podía sentir en el mismo aire. Yuuri había huido en cuanto pudo de la destrozada Catedral de San Basilio hacia ningún lugar en particular.

Pesadas lágrimas amenazaban con salir de sus ojos. No podía concebir vivir en medio de toda esa muerte, enfermedad y perdición. No era justo para nadie, ni siquiera para alguien tan ruin como el Príncipe.

¿Por qué los hacía ir a su mundo? ¿Por qué no eliminarlos a todos ellos, uno por uno, en sus universos de origen? Quizás hubiese fácil acabar con casi todo el grupo en el Triadverso, luego solo quedaría Yuuri pero alguien como él no era ninguna amenaza y menos si estaba sólo.

Empezaba a replantearse si de verdad era una buena idea haber ido hasta allí. Quizás sí eran unos locos atolondrados y suicidas. Habían caído como moscas en la trampa de miel del Príncipe.

-¡Yuuri! ¡Eh, Yuuri! -canturreó una voz desde uno de los callejones.

Justo tenía que ser él...

-¡Yuuri!

-¡Alto ahí! -exclamó Yuuri, mostrando los puños. Su interlocutor se detuvo sorprendido.

-Ah, la pregunta. Es verdad. Voy primero: ¿cómo se llama nuestro grupo?

Yuuri suspiró, bajando sus puños.

-Es una pregunta un poco estúpida.

-¡Responde!

-La squad -dijo con pesar. JJ aplaudió emocionado.

-Ahora te toca hacerme una a mí.

-¿Cómo se llama la chica que te gusta?

JJ enrojeció de repente, pero sus labios esbozaron una tonta sonrisa como si fuera un adolescente enamorado.

-¡Esto...! Se llama Isabella.

Yuuri entonces asintió. Una ráfaga de aire helado les despeinó los cabellos, trayendo consigo también todo el olor a muerte que había allí.

-Yuuri, ¿qué hacemos ahora?

No le respondió. Su vista se detuvo en una mujer que sollozaba en una esquina, sosteniendo un pequeño bulto inmóvil en sus brazos. Ella lo mecía y le cantaba, con los ojos ciegos pero llenos de lágrimas. Yuuri no necesitaba acercarse para ver que el bebé en sus brazos no estaba vivo.

-¿Tú también lo sientes? -inquirió JJ.

-¿El qué? -preguntó sin dejar de mirar a la mujer. JJ alzó la vista al cielo.

-¿Qué el fin está cerca?

* * * *

Se apostaron atrás de un basural que apestaba más que a solo basura. Yuuri comenzó a tener arcadas pero intentó tragárselas para no verse como un debilucho.

Cien mil universos a tu lado [Otayuri] - YURI ON ICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora