Capítulo 35 Un poco de sexo

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—Baje rápidamente las escaleras reprochando a cada paso lo que había hecho, todos me miran pero yo no presté atención​ abrí la puerta y al querer salir de allí

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Baje rápidamente las escaleras reprochando a cada paso lo que había hecho, todos me miran pero yo no presté atención​ abrí la puerta y al querer salir de allí...—.

Haaaaaaauch Francesco ¿estás bien?–. El se estampó conmigo al intentar salir de la casa a decir verdad su rostro se veía muy pálido—.

Lo lamentó tanto Gian en verdad lo lamentó–. Le decía mientras mi cuerpo temblaba de pies a cabeza por lo que había hecho hace unos instantes—.

—¿Que cosa? Quieres explicarme qué es lo que ocurre–.  Las palabras de Francesco me habían perturbado tanto y a la ves me habían dejado tan intrigado–. Tú y yo tenemos que hablar urgentemente–. Le tome por el brazo y lo lleve al jardín que estaba en la parte trasera de la casa–. Ahora sí ¿que cosa es lo que lamentas? ¡¡¡Vamos habla Francesco!!!—.

—Yo...–. De una cosa estaba casi seguro le dijera o no a Gian el se enteraría de alguna forma y me rompería mi cara nuevamente—.

Es sobre esa tal Jessica ¿verdad?–. Sabía lo que le estaba ocurriendo era exactamente lo que me ocurrió a mi cuando vi a Lisney por primera vez—.

Pero claro que el sabía su nombre y eso había sido mi culpa porque el día que el me marco yo le dije Jessica y ni siquiera me fijé quien llamaba–. Si me vas a golpear hazlo de una vez que bien merecido lo tengo–. Le dije mientras apretaba con fuerza mis ojos para recibir los brutales golpes de su parte—.  

—¿Golpearte? Para que... Prefiero que el remordimiento te mate lentamente–. Le di unas palmadas en la espalda y camine en dirección a la casa, necesitaba ir a ver cómo estaba Julissa seguramente destrozada por completo, al llegar a la puerta de su cuarto la empuje suavemente y al entrar la vi estaba de espaldas a la puerta y envuelta en una cobija me acerque despacio y sin hacer ruido, me senté en la orilla de la misma y acercándome a su oído le dije–. ¿Que ocurre mí cielo?—.

—Por que tengo que ser tan idiota–. Le respondí mientras las lágrimas de mis ojos se resbalaban cálidamente por mis mejillas—.

No te digas así, no lo eres–. Me recosté junto a ella para ver su rostro que estaba lleno de tristeza y coraje a la vez, seque sus lágrimas con las yemas de mis dedos–. ¿Ya comiste algo?–. Le pregunté mientras le sonreía tiernamente—.

No tengo hambre ni ganas de bajar —.

—Mamá preparo tu comida favorita y la hizo solo para ti–. Trate de animarla pero fue en vano–. ¿Quieres que te deje sola?—.

SOLA ES EN CERIO LO QUE ÉL ME ESTABA PREGUNTANDO–. No me dejes por favor–. Tenía tanto amor corriendo por mis venas y tanta soledad en mi vida que necesitaba tener a alguien junto a mí, se escuchaban los murmullos de todos pero no podía comprender exactamente lo que estarían diciendo seguramente estaban hablando de la escena que habíamos hecho Francesco y yo hace no mucho tiempo—.

—Las horas pasaron a su lado tan rápido que no me percate que todos los invitados ya se habían retirado, al mirar el reloj que colgaba de la pared observé que marcaba las 12 en punto la mire a ella profundamente dormida como pocas veces lo hace, me levanté suavemente de la cama la observé unos instantes y después la besa en la frente–. Te quiero tanto copo de nieve–. Salí de la recamara y al salir vi a Lisney que mi miraba desde mí recamara con una mirada muy pícara y atrevida que provocó que mí piel se me pusiera de punto en un instante, camine con precaución hasta donde se encontraba—.

—Lo tome por la corbata que traía puesta y lo arrojé a la cama con una brutalidad tal que lo pude haber lastimado sin duda alguna–. Hace cuanto que no tenemos sexo–. Le pregunté mientras me subía sobre él y le empezaba a desabrochar el saco—.

—La espalda me dolió del golpe que me di al caer en la cama–. No lo sé creo que desde hace unos seis meses–. Sus manos frías que tocaban mi pecho me excitaban tanto que yo mismo la ayude a quitarme el saco y la camisa que traía puesta—.

—Mis ojos se dilataron cuando su piel pálida quedo al descubierto–. Hazme el amor ahora te lo imploro—.

No necesitaba pedírmelo en absoluto yo estaba dispuesto a darle sexo salvaje a la hora que ella quisiera, le di la vuelta al asunto cuando ella quedo debajo de mí, le quité la playera de un movimiento y después el braiser, sentí como su mano se deslizó con suavidad hasta mi pantalón bajando el cierre y quitando los botones mientas me besaba con tanta fuerza que mis labios me ardieron casi de inmediato–. Sei molto bella–. Estaba listo para penetrarla así que acosté sobre ella y suavemente empecé a entrar y a salir de ella—.

Si no te importa me gusta que sea un poco más rápido–. Le decía mientras él seguía penetrando con suavidad mi vagina—.

Que exigente eres–. Le dije mientras comenzaba a entrar más rápido y más fuerte en ella—.

ASÍ ESO GIAN ASÍ NO PARES HAAAAAAAAAA–. Unas lágrimas de excitación se resbalaron por mis mejillas en verdad lo estaba disfrutando y demasiado—.

—Esto era lo que necesitaba desde hace tiempo atrás, observé que en la silla que estaba a lado mío había un cinturón color negro que me habían regalado hace un par de años atrás me estire para alcanzarlo y cuando lo tuve en mis manos–. Date la vuelta–. Le ordene con voz firme—.

Lo que usted ordené–. Él salió muy despacio de mí y yo me di la vuelta sin pensarlo más—.

—La empecé azotar con el cinturón ella gritaba y gemía de excitación—.

—Cada golpe que recibía de él era como una caricia en ese momento aunque mañana tal vez no pudiese sentar para nada–. AZOTAME MAS FUERTE HAAAAAAAA ASÍ—.

La tome por las manos y la subí hasta el cabezal de la cama–. Usted queda arrestada–. Le dije mientras una sonrisa pícara se escapaba de mis labios—.

Continuará...           

   

  

En El Corazón De Gian...Hasta El Final.  Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora