Capítulo 46 Primera visita al ginecólogo

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—¿El bebé está bien? —. Tenía bastante miedo ya que hace poco tiempo fui a la quimioterapia y los medicamentos son bastante agresivos con el cuerpo—. Lo que pasa es que... tengo cáncer... y hace pocos días fui a mi quimioterapia—.

—No hay nada de qué preocuparse el bebé se encuentra en perfectas condiciones, por el tamaño que tiene puedo decirle que tiene aproximadamente 3 semanas de gestión si no es que un poco más—.

Tres semanas era demasiado tiempo, al menos el bebé se encontraba bien gracias a dios—.

—Necesitamos hablar con su doctora personal para comentarle su situación seguramente suspenderá el tratamiento por completo; necesito saber el nombre el de su doctora para llamarle ahora mismo—.

Gianluca y yo nos miramos completamente aterrados por aquello que había dicho la ginecóloga—. Se llama Lis...—.

—Lisney Escalante—. La ginecóloga salió del cuarto y cerró la puerta suavemente, yo comencé a dar vueltas por la habitación tratando de ver cómo iba yo a explicarle esto a Lisney—. Tranquila todo estará bien—. Tome su mano y acaricie despacio su cabeza—.

—¿Dra. Lisney?, podría acompañarme un momento por favor—.

—Si por supuesto—. Pero que extraño que una ginecóloga me venga a buscar nuestra, aérea no tiene nada en común, camine detrás de ella sin decir palabra alguna hasta llegar al consultorio número 11 del piso de ginecología—.

—Se escucho el crujir de la puerta al momento de que esta estaba siendo abierta y fue en ese momento cuando nuestros ojos se cruzaron repentinamente—.

¿Gianluca, que haces aquí? —. Pregunte bastante inocente debo reconocerlo, cuando la puerta se abrió por completo pude ver a Julissa recostada en la cama con el gel en su vientre y la cara de horrorizados de ambos me provoco un fuerte dolor en el pecho—.

—Pase Dra. Por favor, necesitamos conversar respecto a la situación de la paciente...—.

—Conozco a la perfección a su situación, suspenderé el tratamiento de inmediato y se reanudara 1 mes después del parto—. Los mire con furia a los dos, tome aire—. Felicidades a los dos; si me disculpa Dra. tengo bastante trabajo que realizar, le agradezco demasiado que me haya informado, con permiso—. Quería salir de allí lo más rápido posible aquella situación había sido bastante vergonzosa porque me hicieron ver como una completa idiota—.

Bueno entonces suspenderá el tratamiento y le daré ácido fólico para que el bebé se ponga más fuerte, le mandare una dieta especial que deberá seguir estrictamente y agendaremos una cita para dentro de mes y medio para ver cómo va el bebé y usted—.

—No estaba poniendo atención a lo que me decía la Dra. me levante de la cama y limpie mi vientre con un pedazo de papel, la doctora me dio mi receta y Gianluca se encargó de agendar la próxima cita, nos despedimos y le agradecimos bastante; subimos al auto y manejo en silencio—.

¿No tienes hambre? —. Le pregunte en voz baja mientras estábamos en un semáforo, la mire y le sonreí dulcemente—. Recuerda que tienes que comer más ahora—.

—No tengo apetito, gracias—. Cuando llegamos a casa, subí de inmediato a mi cuarto y me encerré, me metí a la cama y me cubrí con todas las cobijas; no quería saber de nada ni de nadie—.

—Subí las escaleras, abrí la puerta y me metí en las cobijas junto con ella—. Hola, ¿hay alguien aquí? —. Cuando por fin encontré su rostro entre tanta cobija—. Escucha Juli no va a pasar nada, cuidaremos juntos a ese bebé, crecerá teniendo a sus padres que lo amaran más que a su propia vida y no le hará falta nada—.

—Tengo miedo... de no aguantar los dolores sin la morfina y sin la quimioterapia y hacer algo estúpido que dañe al bebé—. Sentí como sus manos se deslizaban hasta que llegaron a tocar mi vientre aun plano y frio, tomo mis manos y las envolvió en las suyas, nos miramos sin hablar y él se comenzó acerca cada más a mi rostro y la presunción de un beso cada vez inundaba más mi cuerpo, cerré mis ojos y de repente sentí sus labios tibios sobre los míos de inmediato nuestros labios se sincronizaron en un beso lento y profundo—.

—Nos quedamos dormidos los dos, abrazados tratando de soñar que todo iría bien. Mi celular sonó tan fuerte que nos despertó de golpe a los dos, me levanté de inmediato y salí a contestar al jardín—. Ney necesitamos hablar en persona para que te pueda explicar todo con más calma—.

Gianluca no tienes nada que explicarme, al fin de cuentas me advirtieron sobre como eras, pero yo no les quise creer porque estaba completamente enamorada de ti—.

—Ney por favor dame la oportunidad de explicarte todo esto—. No la quería perder y aunque era lo que probablemente pasaría—.

Está bien, pero las cosas no quedaran como estaban antes eso te lo aseguro—. Colgué de golpe de la llamada y arrogué el celular contra la pared—.

—Claro entendía muy bien que las cosas no quedarían como antes, yo sería papá y ella probablemente dejaría de ser mi novia; entre la casa y comencé a prepararle el desayune a Julissa, ella me necesitaba tanto que yo estaba dispuesto a perder todo lo que había construido hasta el momento; subí con una charola repleta de comida exquisita (fruta, lasaña, pizza y jugo de naranja)—. Servicio a la habitación llego; buenos días—.

—Que rico se ve todo—. Tenía tanta hambre que me podría comer una vaca entera en ese momento; estaba completamente segura de que Gianluca sería un grandioso padre porque de hecho ya lo estaba siendo—.—Gracias, debo aprender a cocinar; Julissa... saldré un momento no creo tardar mucho... ¿te importa? —.

—No, solo ve con cuidado; nosotros nos quedaremos comiendo esto tan rico—.

—Gracias por entender cariño—. Salí con dirección a casa de Lisney, me estacioné frente al portón, mis manos me temblaban demasiado, baje del coche y toque el timbre—.

Llegaste bastante rápido—. Pensé que él no me daría la cara en estos momentos, pero aquello que estaba haciendo ya le daba un punto a su favor—. Pasa—.

—Gracias—. Caminamos hasta la gran sala de su casa—.

Ahora sí, explícame todo lo que tú quieras—.

—Recuerdas el día que se quedaron a dormir todos en mi casa—.

—Sí, lo recuerdo—. Pero por supuesto que idiota soy, cuando me fui a trabajar al hospital ellos aprovecharon que yo no estaba—.

Bueno... ella y yo... tuvimos sexo esa noche—. Tenía expresión de ya saber eso de algún modo—.

Y no usaste condón por lo que se ve, mira a mí no me hubiera molestado el hecho de te hubieras acostado con ella porque al fin de cuentas yo le quite todo lo que amaba, pero porque no te protegiste... eso es tan estúpido, te lo enseñan desde la primaria Gianluca, por amor de dios no lo puedo creer—. Tenía la cara de niño bueno que era casi imposible enojarse con él—.

—Yo entiendo se quieres terminar conmigo, tienes todo a tú favor—. Se sentía tan bien decir todo, mi alma se había liberado completamente de esa carga—.

—No voy a terminar contigo, pero no esperes que yo acepte a ese bebé cuando nazca porque no es absolutamente nada de mí, ¿entiendes? —. Lo amaba tanto a pesar de todo lo que él hiciera, no le dejaría el camino tan fácil a ella—.

Entiendo perfectamente—. Me levante del sillón, cerré mis ojos un instante para después sentir sus labios sobre los míos besándome tan pesadamente como si me reclamaran todo lo que había que hecho desde mi dulce infancia que hace bastante tiempo la vi irse con el suave olor a verano, mis ojos demarraron unos lagrimas que ella limpio con su pulgar, regrese a casa rápidamente y abrace a Julissa con demasiada fuerza dándome cuenta de todo, ella era mi lugar seguro, mi guarida, mi mundo entero; así paso 1 mes que se había ido como el agua entre mis manos—. 

En El Corazón De Gian...Hasta El Final.  Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora