Capítulo 42 ¿Separación?

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Me quede sola en la habitación, sola como siempre lo había estado desde que mis padres fallecieron en aquel accidente, me levanté de la cama con bastante esfuerzo, sentía que cada parte de mí se rompía en pedazos, cuando me estaba por meter a la bañera; una gota de sangre se deslizó por mis piernas, pero no era mi período; había escuchado hablar que cuando es tu primera vez a veces hay un poco de sangrado así que no lo tome en cuenta y me metí a la bañera, el agua tibia me sentó tan bien—.

—Me quite la ropa y la fui tirando conforme iba caminando hacia el baño, abrí la regadera y el chorro de agua caliente​ se deslizaba lentamente sobre mí piel pálida, mis piernas me temblaban simplemente de recordar la noche, escuché unos pasos en la recamara–. ¿Quién está allí? –. Dije con algo de miedo en la voz—.

Soy yo mi vida, salí pronto de la guardia del hospital. ¿Qué tal estuvo la noche? –. Observé la ropa tirada en el piso, él no era el tipo de persona que deja las cosas tiradas; al contrario, él siempre recoge todo—.

—La noche estuvo exquisita pensé para mi mientras mis mejillas se sonrojaban–. Bien, los chicos se quedaron a dormir y estuvimos jugando otro rato más–. Tenía que decirle lo que había ocurrido con Julissa, pero sabía que ella se enojaría bastante conmigo—.

—Quería salir de la bañera, pero tenía mucho dolor, un gritó se escapó de mis labios e inmediatamente me tape la boca con mi mano—.

—La escuche gritar y de inmediato salí de la ducha, tome la toalla que tenía cerca de mí y me cubrí lo necesario para poder salir corriendo hasta su recamara. Cuando entré a la habitación no la encontré en la cama, volví a escucharla gritar, abrí la puerta del baño y allí estaba con su piel al desnudo, mojada e indefensa en la bañera–. ¿Necesitas que te ayude a salir de allí? —.

—Creí que ya no ibas a regresar–. Le dije en tono de reproche por haber dejado, así como si nada hubiera pasado la noche anterior, no puedo negar que estaba molesta con él, pero a la vez estaba tan feliz por lo que paso—.

—Me agache hasta quedar a la altura de la bañera, ella me tenía vuelto un loco desde anoche, le dedique una sonrisa de oreja a oreja, ella me tomo por el cuello, yo la levante y la envolví en mis brazos para llevarla a la cama, le pase una toalla para que pudiera secarse, después le pase ropa limpia–. Lo mejor es que le diga a Lisney todo lo ocurrido–. Le dije espontáneamente a Julissa–. Lo he estado pensando y creo que es lo mejor, porque lo que ocurrió ya no lo podemos cambiar y yo no lo quisiera cambiar por nada del mundo—.

—Lo mire perpleja, nunca imagine que el tomara la decisión de decirle a ella y tampoco creí que me viniera a decir que lo iba hacer, cerré los ojos y moví la cabeza en forma de aceptación a lo que me había dicho–. Esto se va a poner feo Gianluca, no solo para ti sino también para mí. Pero creo que deberíamos decirle los dos ya que no solo es culpa de uno—.

—Tienes razón Julissa, pero yo debería hablar con ella primero–. La mire a los ojos, sus ojos reflejaban ansiedad y miedo, seguramente los míos se veían igual, tome su mano entre mis manos y la envolví tratando de calmar la situación, susurre a su oído: "todo estará bien lo prometo". Salí de la habitación y al llegar a la mía encontré a Lisney sentada en la cama, estaba completamente inmóvil como si hubiera visto algo que la asustara demasiado–. ¿Estás bien amor? —.

—Si solo te estaba esperando para ir a almorzar, ¿te encuentras bien?, es que tienes una cara de preocupación que no puedes con ella—.

—No me pasa nada es solo que estoy bastante cansado, en estos días he tenido insomnio y no he podido dormir bien–. Aquello era real había estado con insomnio toda la semana pasada pero no era eso, lo que realmente me tenía preocupado era como se lo iba a decir, seguramente aquello terminaría en una ruptura segura o quizá en un distanciamiento bastante largo o tal vez ella entendería la situación, salimos de la recamara y bajamos al comedor, los chicos seguían en la casa, afuera estaba haciendo un frio insoportable, preparamos el desayuno y un chocolate calientito, el ambiente se en la casa se sentía tan tenso, cuando al fin quedamos solos–. Tengo que decirte algo–. Mis manos me sudaban de los nervios y mis piernas estaban temblando—.

—¿Debería de preocuparme? –. Lo note bastante nervioso–. Gianluca habla de una vez me estas preocupando—.

—Lisney yo...—. Como decirle aquello, como empezar–. Julissa y yo...—.

—¿Se pelearon? –. Pensé en lo más evidente ya que ellos dos podían estar contentos y en cinco minutos estar peleados a morir—.

—Nosotros... Julissa y yo tuvimos sexo anoche—. Ella se quedó inmóvil, después se levantó sin decirme palabra alguna, camine hasta las escaleras, yo camine atrás de ella con la mirada en el piso—.

—Abrí la puerta con ojos llenos de lágrimas y caminé hasta quedar frente a ella—. He soportado tantas cosas, pero esto llego al límite—.

—Espera, me estás diciendo que tú has tenido que soportar tantas cosas, no me hagas reír Lisney, yo soporte...–. Antes de que pudiera terminar de hablar sentí un golpe en mi mejilla, cuando abrí mis ojos observe su mano que aún tenía en el aire—.

—Le pones una mano encima a él y te juro que no solo será una bofetada–. Salí del cuarto y cerré la puerta de un portazo dejándolos a los dos adentro. Escuche los pasos de él que venían detrás de mí–. No necesito que me des explicaciones Gianluca porque tampoco quiero escuchar tu voz por un tiempo. Yo me voy a mí casa—.

—Regrese al cuarto. Julissa tenía las manos en el rostro cubriendo en su totalidad la mano marcada en su mejilla–. ¿Estás bien? —.

—Si estoy bien, me arde la cara. Lo siento yo no debí de contestarle de esa forma, me alteré—.

—Déjame ver tu cara, pues te dejo su mano tatuada, voy a traer la crema para ponerte un poco—.    

En El Corazón De Gian...Hasta El Final.  Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora