Capítulo 44 Síntomas

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Guarde la prueba en su cajita, mis manos me temblaban demasiado y mi piel se me puse de punta cuando escuche que tocaban la puerta–. ¿Quién? –. Pregunte con la voz nerviosa—.

—Soy yo de nuevo, ¿están bien? –. Llevaban encerradas en la habitación poco menos de media hora, pero no hacían ningún ruido y aquello me preocupo bastante–. ¿Puedo pasar? —.

Al escuchar su voz comencé a sudar frio y no me salían las palabras para contestarle cualquier cosa ridícula para que se fuera a otro lado—.

—Estamos bien Gian–. No se me ocurrió nada más que decirle—.

—Bueno, voy a estar abajo por si necesitan algo–. Aquel tono de voz de Elba era bastante raro, pero no me quedo de otra más que confiar que estaban bien las dos, así que baje a preparar el desayuno—.

—Tengo que decirle...–. Por fin me salieron las palabras, salimos del baño y nos sentamos en la orilla de la cama; puse mi rostro entre mis manos y me fui haciendo bolita lentamente. Este momento lo estuve deseando desde que era muy pequeña, tener muchos hijos y envejecer a su lado; pero estaba muy consiente de mi situación, tendría un bebé, pero no envejecería con él, ni vería crecer a nuestro hijo, no lo vería enamorarse perdidamente de alguien, no lo vería graduarse y conseguir su primer empleo, no vería a nuestros nietos, ni moriría junto a él. Aquello que me dije para mí misma fue bastante duro y me solté a llorar—.

—Tranquila Juli yo sé que él lo va a entender y va amar mucho a ese bebé, solo necesitas decírselo con calma–. Verla así me partía el corazón por completo, la abrace tratando de calmarla un poco–. Juli es mejor que me valla para no hacerlo sospechar antes de tiempo a él—.

—Si es lo mejor Elba, muchas gracias por venir–. Me volvió abrazar por última vez y salió de mi habitación, cerrando muy lenta y suavemente la puerta—.

Baje las escaleras hasta llegar a la cocina en donde estaba Gian–. Hola, eso huele demasiado bien, ¿Qué es? –. Le pregunte provocando que él se sobresaltara al escuchar mi voz—.

—Elba me asustaste. Estoy preparando unos waffles para que desayune Juli. ¿Ya te vas? Porque no te quedas a desayunar con ella–. Elba no era de irse así de rápido—.

—De verdad me tengo ir Gian, lo que pasa es que tengo cita con el ginecólogo para revisar a los latosos–. Lo que dije había sondo creíble al menos para mí—.

—¿Quieres que te lleve? –. Elba prácticamente estaba a punto de dar a luz e Ignacio la había dejado venir sola, todo se me hacía tan extraño—.

—No te preocupes Gian aun puedo manejar hasta la casa, les llamo en cuanto llegue, Ciao–. Salí de la casa lo más rápido que pude y me subí a la camioneta—.

Salí a despedir a Elba diciéndole que manejara con mucha precaución; ella me afirmo con la cabeza y se despidió haciendo un movimiento ligero con la mano. Entre a la casa y el olor a los waffles me provoco demasiado asco, tenía ganas de vomitar en ese momento, trate de respirar profundo para contener las ganas per fue inevitable, salí corriendo al jardín y vomite con brutalidad. No sabía el motivo del porqué, pero me sentía fatal, regrese adentro pero definitivamente no soportaba el aroma del dulce y opte por botar todo eso a la basura. Subí las escaleras y caminé hacia mi cuarto, me tumbe boca arriba en la cama y cerré mis ojos, las náuseas que sentía se estaban calmado lentamente; trate de dormir para recuperarme un poco más de aquel momento—.

—Me incorporé lentamente y comencé a dar vueltas en la habitación, era más que evidente que Gianluca era el padre eso estaba más claro que el agua, pero lo que yo no entendía era como había quedado embarazada; se supone que la quimioterapia mata todas las hormonas que hay en tu cuerpo incluyendo los óvulos y yo no era que llevara un mes en tratamiento, tenía que ir al doctor para que revisaran al bebé y que yo quedara tranquila sabiendo que estaba bien. Me puse a buscar entre mis cosas y encontré una cajita azul en donde cabía perfectamente la prueba de embarazo, la coloque con mucho cuidado y la guarde en el mueble que estaba abajo del lavabo del baño ocultándola entre las toallas, esperando el momento en el que él entrara a mi habitación para darle la noticia—.

 Me puse a buscar entre mis cosas y encontré una cajita azul en donde cabía perfectamente la prueba de embarazo, la coloque con mucho cuidado y la guarde en el mueble que estaba abajo del lavabo del baño ocultándola entre las toallas, esperando el...

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En El Corazón De Gian...Hasta El Final.  Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora