Capitulo 50 Patadas

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—Podía escuchar el sonido de los zapatos de la gente pasaba junto a mí y el murmuro de las personas que tenía justo al lado mío, algunas eran muy familiares otras no tanto; trataba de abrir los ojos, pero una luz cegadora me lo impedía. Lo intente una y otra vez, pero en cada intento fallaba—.

—Al entrar a la habitación la vi tratando de abrir los ojos— ¿Te molesta la luz cariño? — Le dije mientras la apagaba con precaución—.

—¿Como esta mí bebé? — Aun en duda si la voz que estaba escuchando era la de Gianluca o solo era el producto de mi imaginación—.

El bebé esta bien, pero tú estás bastante débil, tal vez te tengas que quedar 2 o 3 días más internada—.

—Aquella voz que me contesto me era bastante familiar pero no era la voz de Gianluca, sino que había sido Lisney quien me había respondido, lo sabia por la forma en que lo dijo, lo dijo como la doctora que era y que en el fondo de mí corazón llegaba admirar bastante por el gran trabajo que realizaba dentro del hospital—.

Te voy a realizar un ultrasonido para que puedas ver al bebé tu misma—.

—No le respondí nada, Lisney preparo todo para el ultrasonido y allí estaba el pequeño bebé dentro de mí vientre, mis ojos se llenaron de lagrimas cuando Lisney me dejo escuchar los latidos del bebé— Gracias—.

Por nada, las recomendaciones serian reposo absoluto y nada de corajes por lo que resta del embarazo y una mejor alimentación y con eso estaríamos del otro lado—.

Pude ver la sortija de compromiso que traía puesta Lisney era preciosa tenía un diamante rojo en forma de corazón, pequeño pero lo suficiente para que luciera en sus manos morenas; se despidió de mi con un ademan y le dio un beso tan infantil a Gianluca que puedo jurar que se trasladaron a sus épocas de la escuela primaria cuando ambos seguramente habían dado su primer beso— Pasaron rápidamente los días en el hospital, entre mimos de Gian y visitas de Piero, Ignazio y Francesco—.

Lista para irnos a casa— La verdad es que los dos estamos demasiado ansiosos de irnos del hospital, Lisney nos proporciono el alta y conduje lentamente hasta llegar a casa—.

—Dormir, caminar y sentarme eran una pesadilla con el embarazo, pero me mantenía fuerte el saber que había alguien creciendo dentro de mí, alguien que estaba completamente segura de que me amaría y que yo amaría con toda mi alma, alguien que estaba esperando con ansias igual que yo el momento de conocernos. Sumida en mis pensamientos sentí un ligero movimiento dentro de mí, pose mi mano sobre mi vientre y pude sentir su pequeño pie y después su mano como si me estuviera saludando o dándome fuerza para seguir adelante. Sabia que mi vida miserable que llevaba hasta el momento desaparecería con el nacimiento de mi bebé o al menos eso creía yo—.

—La miraba desde el umbral de la puerta, estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no noto mi presencia sino hasta que le hable— ¿El bebé esta pateando? — Sonreí dulcemente mientras caminaba para estar más cerca de ella, pero siempre respetando su espacio, las cosas habían cambiando bastante entre ella y yo, ahora yo estaba comprometido con Lisney, tendría un bebé con ella y tenia que ser por razón evidente más prudente con la situación que se estaba viviendo dentro de nuestro triángulo amoroso por llamarlo de alguna manera—.

¿Quieres sentirlo? — Gianluca se encontraba a 10 pasos de mí, sonreía con dulzura pero su mirada tenia un toque de amargura que hacía que mi corazón se partiera lentamente en mil pedazos, camino despacio hasta donde me encontraba— Gianluca, el bebé no muerde al menos por ahora no— Una carcajada se escapo de sus labios y poso su mano en mi vientre— Trata de hablarle, necesita oír tú voz—.

Pero por supuesto que necesitaba escuchar mi voz, tenía meses que no hablaba con ella ni siquiera cerca de ella y seguramente el bebé no sabría que yo era su papá— Hola bebé— Un repentino movimiento hizo que quitara mi mano de inmediato— Lo lamento Julissa—.

—No me dolió tanto— La verdad era que, si dolía un poco, pero disfrutaba sentir que el bebé estaba bien—.

En El Corazón De Gian...Hasta El Final.  Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora