Capítulo 33 Traición

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Me dolía toda la cara a causa de los brutales golpes que recibí de parte de Gianluca y aquí pude comprobar lo que mi madre me decía de pequeño “Las apariencias engañan” ya que Gianluca parece que no mata ni una mosca pero como pega, pensaba mientras me daba una ducha con agua caliente al salir de la ducha me fui acostar en mi cama, apagué las luces para dormir y cuando estaba apunto de cerrar mis ojos mi celular empezó a sonar–. Y ahora quien será–. Encendí la luz y tome el celular entre mis manos, el número no lo tenía registrado así que decidí no contestar, pero a los dos minutos volvió a donar asi que decidí contestar–. Aló—.  

Hola Francesco—.

Quede petrificado al escuchar su voz después de tanto tiempo–. ¿Jessica eres tú?–. Jessica era mi novia hace un par de años atrás pero terminamos por cuestiones de trabajo u distancia pero en el fondo la extrañaba con todo mi corazón—.

Si soy yo que bueno que no has olvidó mi voz—.

—Como olvidaría tu hermosa voz, milagro que me llamas–. Sentí como mi rostro se sonrojo mientras me mordía los labios—.

Quisiera verte—.

—Yo también, mmmm ¿te parece mañana en el parque?—.

—Perfecto solo que cual parque hay muchos por aquí sabes—.

—Yo paso por ti, tu dime en donde y yo llegó—.

Le di la dirección del lugar en donde me estaba quedando hospedada–. Perfecto aquí te espero, ciao—.

—Ciao bella–. Colgué el teléfono aún sin creer que fuera ella, mi corazón palpitaba tan fuerte que fue difícil conseguir el sueño—.

En el hospital…

—Gianluca caminaba de un extremo al otro de la habitación–. Gian me estás mareando demasiado—.

Escuche su suave voz detrás de mi–. Lo siento cariño es que estoy pensando en demasiadas cosas que no se como solucionar–. En eso están cuando Lisney entro a la habitación—.

Hola Juli, ¿Como te sientes hoy?–. Después de que despertó del coma, la puse en observación por tres días más para ver cómo se sentía en esos días y los dos días anteriores me había dicho que se sentía de la mierda—.

Me siento un poco mejor pero no del todo, cuándo podré ir a casa–. Le pregunté ansiosa porque me dijera mañana te puedes ir a primera hora—.

Voy a revisar tus signos vitales primero si–. El pulso y la respiración era muy débiles aún–. Tal vez necesite quedarse otro día más en observación–. Le dije a Gian mirándolo fijamente a los ojos—.

—Yo pienso lo mismo–. Le dije a Lisney mientras mordía mis labios y aceptaba ligeramente con la cabeza, Lisney se retiró de la habitación y quedamos nuevamente solo ella y yo–.  Pronto nos iremos a casa para arreglar el árbol del Navidad y preparar​ la cena—.

—Es verdad ya ni me acordaba del árbol–. Pero por supuesto que me acordaba de aquello–. Oye Gian sabes algo de Franz—.

—Sabia que era un hijo de .....–. No, no se nada, ¿quieres que le marqué?—.

—Si, por favor, necesito hablar con él—.

Le sonreí sarcásticamente y salí de la habitación, busque su número en mi celular y lo marque—.

Hola Jessi, ¿que pasó?—.

—Hola Francesco, ¿quien es Jessi?–. Jessi... No se quien es pero de algo estoy seguro era una mujer—.

—Mierda, pensé de inmediato–. Hola Gianluca, ¿están todos bien?—.

—Si lo que pasa es que Julissa quiere verte lo antes posible—.

—Te parece si te marco mañana, es que hoy ando un poco ocupado—.

—Si, si claro no te preocupes, bye–. Camine despacio hasta el elevador tratando de pensar en quien sería Jessi, una vez dentro del mismo me puse a pensar que le diría a Julissa, no le diría que Francesco menciono a Jessi, ni tampoco le diría que el tal vez le marcaría mañana, al salir del elevador traté de poner una sonrisa en mis labios y entre–. Bueno el está bien, dice que te extraña demasiado y que muy pronto te vendrá a ver—.

—Muchas gracias Gian–. Le sonreí amablemente—.

Después de un día más en el hospital a Julissa por fin le habían dado su alta.

Los nuevos cuidados están todos escritos aquí, deben seguirlos al pie de la letra y no habrá ningún problema, ¿de acuerdo?—.

—Si doctor no se preocupe ella tendrá todos los cuidados al pie de la letra—.

La ambulancia nos llevó a casa a los dos, en menos de una hora ya habíamos llegado. Los camilleros la bajaron con mucho cuidado de la ambulancia y la pasaron delicadamente a su silla de ruedas para después retirarse.

—¿Estas lista para entrar?–. Mientras alzaba mi ceja derecha y mordía mis labios—.

SI—.

Al abrir la puerta…—.

—¡¡¡¡¡¡BIENVENIDA A CASA JULISSA!!!!!!—.

Continuará...

   

En El Corazón De Gian...Hasta El Final.  Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora