Capítulo 41 Julissa

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Cuando al fin terminé de quitar todos los botones de su camisa de dormir me encontré con su abdomen perfectamente marcado y pálido, mis manos lo recorrieron muy despacio tocando uno a uno sus cuadros que provocaban la combinación perfecta entre mi miedo y la excitación de cada recóndito lugar de mi cuerpo, no decíamos nada ni siquiera lo podía mirar a los ojos, tenía la vista clavada en su abdomen—.

—Sus dedos fríos en mí abdomen me provocaban un ligero escalofrío, cuando ya no encontré más botones que quitar la mire despacio disfrutando cada centímetro de su piel desnuda, su piel pálida era exquisita para mis ojos, cuando ella acabo de mirarabdomen, nos miramos a los ojos; para después quitarle despacio la blusa y arrojarla al piso—.

—En cuanto el me quito la blusa mi instinto me hizo hacer lo mismo con la camisa de él, sus hombros eran un poco más anchos de lo que mis ojos habían visto siempre y sus brazos eran musculoso, el se acercó a mí bastante lento hasta quedar nariz a nariz conmigo–. Estoy un poco nerviosa–. Le dije con voz baja y tímida mientras mi rostro empezaba a tomar un color rojo de la vergüenza—.

—Su rostro se veía más hermoso que otros días cuando ella pronunció aquello yo me acerque a su oído le dije–. Tranquila prometo no quedarte mal cariño–. Tenía miedo de lastimarla ya que yo era un poco bueno bastante salvaje a la hora de tener sexo pero con ella desde hace unos segundos todo había ido tan calmado y lento esperaba que esto terminara igual—.

—No tenía miedo de que no fuera como lo había estado pensando en mi cabeza todos estos años tenía miedo a salir corriendo de allí. Él me tomo por la cintura y sus manos fueron subiendo despacio hasta llegar a donde estaba mi brasier, sentí como su mano lo desabrochaba, el me sonrió ligeramente para después arrojarlo junto a la demás ropa—.

—Lentamente comencé a besar su cuerpo desnudo hasta llegar a sus labios, ella tomo mi rostro entre sus manos aquello me dio más seguridad, comenzamos a besarnos primero solo de labio a labio después con todo y lenguaje, mis pupilas se estaban dilatando más de lo normal al igual que las de ella—.

—Su lengua entrando y saliendo de mí boca me provocaba tanta excitación, mis manos se dirigieron naturalmente a su pantalón del pijama el cual en un dos por tres ya estaba en el piso, el me volvió a sonreír pero ahora más pícaro y excitado que antes—.

En El Corazón De Gian...Hasta El Final.  Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora