Capítulo 40 ¿Jugamos?

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Seguíamos besándonos tan exquisitamente que no nos dimos cuenta de que Piero estaba en la puerta del cuarto—.

No quería interrumpirlos pero Lisney te está buscando Gian–. Me alegré tanto de haberlos encontrado besándose, ya se que no es asunto mío pero por algún motivo me alegraba demasiado—.

—Nos separamos inmediatamente–. Hay Piero que susto me acabas de dar—.

—Jajajajajajajajajaja bueno eso siempre ha pasado Ginoble ya deberías de haberte acostumbrado, ¿o creíste que era alguien más?–. Le dije y su rostro se puso tan rojo que daba tanta ternura mirarlo así–. Es mejor que bajes de una vez antes de que suba Lisney y te saqué de las greñas de la habitación–. Solté una carcajada y di media vuelta—.

Sentí todo el calor en mi rostro y después sentí su mano suave acariciar mi cara–. Tengo que bajar antes de que vengan por mi–. Ella se rió pero yo sabía que la había dejado más destrozada de lo que estaba antes del beso–. ¡¡¡Piero espera no quiero bajar solito!!!–. Grite mientras me levantaba​ despacio de la cama, me regresé y volví a besar sus labios fríos una vez más para después cerrar la puerta detrás de mí al salir—.  

—¿Bueno que tal estuvo?–. Lo miré pícaramente y después le di un codazo en el estómago—.

—Piero me preguntaba como si yo le hubiese quitado la virginidad (ella realmente era virgen) hace apenas dos minutos–. Solo fue un beso y nada más–. Bueno en realidad habían sido dos besos pero a él que le importaba aquello—.

Bueno un beso bastante deseado por los dos, ella aún te ama demasiado Gian, creo que necesitas usar lentes con demasiado aumento Ginoble–. Descendimos las escaleras para después entrar en la gran sala que había en su casa, todos estaban en el piso excepto Elbi por obvias razones, había bastantes juegos de mesa–. ¿Que vamos a jugar primero?–. Pregunté exaltado—.

  —Su rostro reflejaba ansiedad o más bien dicho ganas de tener sexo con alguien que por lo visto no era yo, me levanté del piso y camine hasta quedar frente a él, le tome el cuello con mis dos manos y lo acerque muy despacio a mis labios pero no lo besé–. ¿Estás bien cariño? Te ves algo raro–. Sus ojos parecían extraviados en la inmensidad de algún recuerdo muy íntimo del pasado, algo que solo el y otra persona sabían–. Ven vamos a jugar un rato—.

La voz de Lisney me provoco escalofríos en todo mi cuerpo, la mire a los ojos y le dedique una sonrisa, ella me tomo la mano y me dirigió a dónde todos estaban, habían acomodado los cojines de los sillones en el piso formando una rueda, todos estaban sentados en pareja (Piero y Eli, Ignazio y Elba, Francesco y Jessica, Ernesto y Sue, yo y Lisney), por supuesto que sí Julissa quisiera bajar a jugar tendríamos que llamar a mi papá o mi mamá para que ella tuviera pareja o tal vez jugaría con nosotros dos, creo que la idea de un trío no era tan mala, me senté a lado de Lisney e Ignazio empezó a sacar los juegos de mesa, empezamos jugando cludo que es mi juego favorito y terminamos jugando botella y esto comenzó a tornarse un poco peligroso para mi, era el turno de Lisney y para ese entonces nos habíamos revuelto en los lugares para que fuese más divertido, ella giro la botella y está apunto justo  a a mí, puta mala suerte pensé—.

En El Corazón De Gian...Hasta El Final.  Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora