Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolor

Capítulo 19

Shannon

Abandono el vehículo de prisa, sin importar mis pertenencias. Me abalanzo de inmediato sobre él, quién me recibe gustoso con una de sus tiernos y acogedores abrazos.

Aspiro su aroma y deposito un casto beso en su cuello. Él se aparta tan solo un poco para poder atrapar mis labios con los suyos. ¡Sí que lo he echado de menos!

—Debes descansar. —entrelaza nuestras manos y nos dirigimos hacía su residencia.

— ¿Cómo está la situación de Dárjan? —pregunto cambiando el tema. El camino es un tanto largo.

Greg resopla ante mi pregunta. Sabe que suelo ser terca y mandona.

—Los humanos tienen miedo de los desertores. Cada vez hay más rumores de que acabaran con la raza humana y, por ende, la vampírica. —confiesa sin ánimos. Me aferro con fuerza a su brazo, intentado transmitirle buena energía.

Las alarmas de guerra aún no están encendidas, sin embargo, ha habido avistamientos de desertores en los campos de Dárjan, por tal motivo hay especulaciones.

Si resulta ser cierta la hipótesis de un Kolem vivo, las ciudades estarán en un gran peligro. Principalmente, nosotros los Von Saher.

Elina

Recordar el tiempo que sufrí junto a él me lastima, incluso ahora que las alarmas están encendidas por una posible guerra; o bien, eso es lo poco que he podido escuchar de parte de las mucamas.

Mis dedos recorren cada zona afectada por él. Las marcas ya no están, pero el recuerdo prevalece, y eso es suficiente como para que me duela internamente.

¿Cómo alguien puede guardar tanto odio?

Siento unas inmensas ganas de llorar. Desahogarme de una buena vez. Deseo cambiar, ser otra chica... ser valiente.

Camino hacía el baño casi corriendo. Enciendo la luz y cierro la puerta con pasador. Observo mi reflejo en el espejo. Tomé las tijeras del cajón y sujeté un mechón de mi rubio cabello.

<< ¿De verdad lo haría?>>

Sí.

Corté el primer mechón, observando como caía al suelo. Tardé unos minutos más en el proceso. Mi cabello, la fibra que algún día cubría mi espalda baja, ahora reposaba sobre mis hombros. Tomé dos mechos de adelante y los corté a la altura de mis pómulos.

Me veía diferente. Una nueva humana.

— ¿Elina? —su voz llamó desde el otro lado. Volví a observar mi reflejo, ignorando por completo su orden de abrir la puerta.

Al cuarto llamado la madera que impedía la entrada fue arrancada. Lucian entró al baño muy agitado. Una vez nuestros ojos se conectaron se quedó perplejo.

— ¿Pero qué hiciste...?

—Lo lamento, señor. Si desea castigarme, lo aceptaré con gusto. —me arrodillé frente a él sin titubear.

—Elina, levántate —ordenó con severidad. Hice lo que me pidió de inmediato —. Mírame ¿Qué estupidez crees que haces?

—Me cansé de sufrir y mi cabello largo me recordaba a Renesme, la chica del pasado que tanto sufrió cuando solo deseaba ser feliz, amar y ser amada. —respondí. Sentí en ese momento que estaba jugando con el diablo ¿Pero qué más da? Mi sentencia se ha pactado, es cuestión de tiempo para morir.

Lucian me observó un largo rato con el ceño fruncido. Sus ojos carmesí escrutaban los míos sin poder comprender del todo mi nueva actitud. Durante ese largo tiempo en silencio me permití observarlo con detenimiento. Sus ojos, sus cejas, sus pómulos, su boca, su cabello, la forma en la que sus músculos se marcaban en su ropa, incluso su postura.

—Yo no te daré lo que pides simplemente porque no veo nada más que la venganza. —dijo al fin. ¿Yo pedí que aliviara mi dolor? ¿Cuándo?

Me incliné lentamente para besarlo ¿por qué? Ni yo sabía esa respuesta. Dicen que el peligro atrae, y que aquello que más daño nos hace, es lo que más deseamos. Somos unos masoquistas al permitir ser lastimados por nuestros sentimientos.

Nuestro momento se vio interrumpido por Aaron. Y hablo en plural porque, desde mi perspectiva, Lucian parecía desear ese beso casi tanto como lo deseo yo.

—Maldita sea... Elina, quiero que te quedes a dormir en mi habitación y, por ningún motivo, salgas de allí. —demandó para volver a desaparecer.