Capítulo 46

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Camino por los pasillos de la mansión con el pequeño Alek, el cual no logra conciliar el sueño desde hace varias horas. No ha llorado, pero sus ojos carmesí no se han cerrado desde hace horas.

Su nacimiento nos dejó una gran sorpresa pues, al fin y al cabo, mi sobrino nació siendo un vampiro puro.

Al principio me causaba intriga ver como un bebé se enfocaba tanto en observarnos. Anthon dice que él puede entender todas y cada una de las palabras que le decimos.

Sonrío al verlo bostezar. Se ve tan adorable y tan delicado. Lucian aparece como de costumbre: silencioso. Provoca que me sobresalte.

—Mira quién está aquí, Alek. —susurro con una sonrisa. El pequeño frunce el ceño al ver a Lucian. Otro bostezo se escapa de su boquita, y en poco tiempo logra dormir plácidamente.

—La maternidad te luce. —comenta con una sonrisa.

—Quiero cinco hijos. —espeto con diversión. Su rostro cambia de inmediato. Me mofo ante la reacción y camino hacia la cuna del bebé.

Alek es ahora el consentido, y aunque nació en tiempos de guerra, es una pequeña esperanza para todos. Su inocencia significa tanto para mí; despierta un sentimiento protector.

Regreso a la habitación, en donde Lucian se encuentra leyendo uno de sus viejos libros. Al verme se levanta y me besa. Respondo cuando salgo de la impresión. No creo acostumbrarme a la velocidad en la que están acostumbrados ellos.

Hay tantas cosas en las que desearía pensar, sin embargo, tengo una distracción que es más grande que cualquier otra cosa.

(...)

Shannon

Camino por la estancia impaciente. En poco tiempo tendré que firmar los papeles que me harán legalmente la nueva reina de Dárjan. Estoy nerviosa puesto que no sé qué vaya a pasar después.

Greg me abraza por la espalda. Deposita un beso sobre mi hombro y suspira.

Sé que está casi tan nervioso como yo. Puedo notar la inquietud que se refleja en sus ojos carmesí. Dirigir una ciudad no es tan sencillo, y menos si se debe cuidar de dos razas tan distintas y tan similares a su vez.

—Princesa Shannon, es hora. —anuncia Tomás, uno de los miembros del concejo de Dárjan. Entrelazo mi mano con la de Greg y nos acercamos a la mesa. En la sala se encuentran reunidos los miembros del concejo y algunos invitados de las familias más importantes. Todos nos observan con atención. La habitación está casi en completa penumbra, y los ojos carmesí son los que más resaltan.

Reviso con calma los documentos antes de poner mi firma y huella en cada hoja.

Minutos después la habitación queda para Greg y yo.

—Hoy se ve realmente hermosa, reina Shannon. —dice sobre mis labios.

—Acepto con gusto su cumplido, rey Greg. —sonrío divertida y enredo mis dedos en su cabello.

—Tenemos que hablar respecto a nuestra descendencia. —comenta mientras caminamos por la habitación, con destino a nuestra recámara.

—Creo que es más importante el tema de Gael y Kolem.

—Hablaste con tu hermano...

—Claro que hablé con Lucian, Greg, esto es importante. —debato con el ceño fruncido. No quiero pensar que probablemente a él le de igual la guerra que está iniciando en Caín. Los desertores se están trasladando. Por ahora son pocos los avistamientos aquí en Dárjan pero, conociendo a Gael, sé que no tardará en tomar la ciudad para luego ir por las otras dos.

—Lo sé, Shannon.

—No digas más. —le doy la espalda y abandono la habitación.

(...)

Mihal

Me muevo despacio sobre la superficie. Mis movimientos deben ser regulados, pues las cadenas ya han lastimado lo suficiente la piel de mis extremidades. Estoy harta de estar en este maldito lugar por culpa de esos canallas.

Intento de nuevo comunicarme con Gael. Ha transcurrido bastante tiempo desde que la chica llegó y él no ha hecho nada más que desplegar a los peores híbridos a seguirla.

Aún sigo sin entender del todo el interés que tiene con esa chica. La protege como a nadie. Lo único que busca es que Kolem se haga cargo de ella, tal como lo hizo con Vincent.

—Siempre supe que eras un maldito traidor. —comento al sentirlo cerca.

—Hablaré con Lucian para que te suministren alimentos. —informa, sin inmutar su expresión.

—Sabes bien que solo nos alimentamos de sangre, Nicolai, no pienso ingerir la basura de los humanos. —espeto tajante. Desde que tengo memoria, hemos sido alimentados con sangre, es por eso que somos más fuertes y rápidos que un híbrido común.

—Mihal, no puedes pasar más tiempo así.

— ¿Quién dice que no puedo? —sonrío de forma arrogante. Es irónico lo que dice.

—Mihal...

—No haré nada de lo que me pidas. Tampoco les diré nada —lo fulmino con la mirada—. Así que pueden asesinarme de una maldita vez.

—No permitiré que te asesinen. —asegura.

—Deberías desechar esos estúpidos sentimientos de una buena vez, Nicolai.

—No quiero y no lo haré —se inclina para quedar a mi altura—. La vida aquí no es tan mala, Mihal, puedes acostumbrarte. Yo estaré para ti —sus ojos escrutan mi rostro en busca de algún sentimiento hacia él, el cual no existe.

Guardo silencio. No me apetece tener de nuevo esta conversación con él. Sabe perfectamente que mi corazón nunca le va a pertenecer, a pesar de todos mis esfuerzos por hacerme odiar, él parece no desistir.

Suspira con cansancio y se incorpora.

—Date cuenta de que ella está enamorada de ti. Tú solo eres un insistente de cuarta.

Soy consciente de que lo lastimo al comportarme de esta forma, pero me hice la promesa de no volver a ser lastimada y soy firme a mi palabra.

Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora