Epílogo

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Elina

Ha trascurrido un mes desde la muerte de Kolem. La ciudad fue reconstruida.

Desearía poder decir que todo volvió a ser como antes, pero no fue del todo cierto. Los humanos no pudimos regresar a los campos pues aún quedan híbridos y desertores merodeando fuera de los muros de Caín. Las jaulas aún albergan a los niños y jóvenes humanos. Y las subastas no han sido eliminadas.

De eso me encargaré una vez sea convertida en vampiresa. Lucian lo hará. Seré entonces una de los originales, al igual que mi hermana. Pero la adaptación me tomará tiempo; al menos seis meses. Seis meses en los cuales tendré que permanecer lejos de mis bebés por seguridad. Con Ana decidimos entonces esperar a que fueran un poco más grandes, pues ambas deseamos ver cómo cambian de bebés a niños.

Observo como Alek da sus primeros pasos, apoyado en las manos de su padre. Los bebés vampiros crecen velozmente. Mis pequeños híbridos crecerán menos rápido que su primo.

—Ven, mi amor. —tomo en brazos a Kevan. Él fue el segundo en nacer. Es gracioso como cambian los papeles. Ahora es quién no deja de llorar en las noches.

Shannon aparece junto a Zach, nuevo rey de Dárjan. En sus brazos está Lía, quién ya ha abierto los ojos, enseñándonos la tonalidad cristalina que poseen sus ojos grises.

Ambos se parecen tanto a Lucian. He sido blanco de los comentarios sarcásticos por parte de Brend; no me quejo, son pocas veces, pues ahora ha dedicado su tiempo en su familia y en burlar el diario vivir de Thom, el hermano de Izel.

Pero no me molesta. Me agrada la idea de se parezcan a él; le debo tanto. Convertirse en mi primer amor y darme dos motivos más para vivir.

— ¡Hola! —Holly aparece con un bebé en sus brazos. Durante el ataque, no fui la única en dar a luz. Algunas de las humanas rescatadas del poder de Kolem fueron asesinadas y sus bebés quedaron huérfanos.

Lena y Anthon decidieron adoptar una pequeña híbrida: como nombre le han puesto Elena.

(...)

—Lucian, ayúdame con Kevan, no quiere dormir. —pido balanceándome con suavidad, sin embargo, él no logra conciliar el sueño.

—Nárrale alguno de tus cuentos, se dormirá del aburrimiento. —le dedico una mala mirada. Él sonríe y toma a Kevan, entregándome al tiempo a Lía, quién está atenta al llanto de su hermano.

—Eso no es gracioso. —digo, con mal carácter.

Al cabo de un rato ambos hermanos se duermen. Dejo a mi pequeña junto a su hermano y salgo de la habitación, en dónde me espera Lucian. Él sujeta mi mano y me conduce por el pasillo hasta el primer piso.

El recorrido termina en el jardín trasero. Él se detiene un segundo y se gira para observarme. Del bolsillo de su gabardina negra saca una pequeña caja de regalo.

—Feliz cumple años. —dice. Sonrío ampliamente y lo beso. Me sorprende, pues nunca le dije cuando era mi cumpleaños. Nadie lo sabía, excepto mi hermana.

— ¿Cómo sabes eso? —pregunto al apartarme.

—Tengo derecho a investigar a mi prometida —responde como si nada. Frunzo el ceño sin comprender—. Esta no es una costumbre vampírica, pero sé que es importante para ti. —toma de una de las materas una pequeña caja negra, revelando un anillo plateado.

Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora