Capítulo 53

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Elina

—Preparé algo que sé que les va a encantar. —comenta Lena sirviendo la comida. Izel y yo nos miramos con una sonrisa. La vampiresa pidió hacer nuestra comida el día de hoy. Preparó una extraña pasta, especialidad de su pueblo en Italia.

—Huele muy bien, gracias. —dice Izel. Sus manos viajan a su vientre, haciendo círculos en la curvatura. En poco habrá otro bebé en la mansión.

La relación entre Izel y Brend ha mejorado. Ella está enamorada de él, pero el muy torpe no sabe ni qué es lo que quiere.

Cuando Lena deposita el plato frente a mí, su sonrisa se borra de inmediato y me observa con el ceño fruncido. La observo sin comprender. Ella forma una sonrisa -la cual se nota que es forzada- y se gira para lavar algunas ollas como si nada.

No como más de la mitad cuando empiezo a toser. La respiración se me dificulta y tengo que dejar de beber del vaso con agua.

— ¿Elina? ¿Qué pasa? —pregunta Lena con el ceño fruncido.

—Soy alérgica... a la pimienta... —respondo.

—Oh, no... —murmura Izel. Anthon aparece en la estancia y ubica su muñeca en mi boca. Me veo obligada a beber su sangre. Luego de varios minutos tirada en el suelo, mi respiración se regula y los latidos de mi corazón se regulan.

Me levanto de golpe y corro hacía el baño más cercano. Me inclino en la taza y devuelvo todo lo que ingerí hace un momento. Por fortuna había recogido mi cabello, así que no tenía problemas con ello.

Me siento tan débil una vez termino de vomitar. Alguien sostiene mi cuerpo cuando me desplomo. Abro los ojos y veo a Lucian, quién me observa con el ceño fruncido.

—Tranquila, la sangre de Anthon limpió tu organismo, no tienes de qué preocuparte. —me incorporo y observo mi reflejo en el espejo: solo estoy un poco pálida.

Me juago la boca y humedezco mi rostro. Giro para salir, pero noto como Lucian mira mi abdomen con el ceño fruncido.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué todos me miran de esa forma? —pregunto un tanto exaltada.

—Estás embarazada. —suelta como si nada. Otra razón por la cual las pastillas no son tan efectivas como todos creen.

Voltea y se retira a paso firme. Muerdo mi labio inferior. Por inercia, llevo mi mano a mi vientre; aún está plano. De solo pensar que en poco tiempo estará abultado me estremece.

(...)

Al llegar a la primera planta mi vista se posa en Lucian, quién al verme se remueve y continúa conversando con Armen y Brend. Mi hermana está alimentando a Alek, junto a ella se encuentra Lena. La forma en que me observan hace que un dolor punzante en el pecho me acongoje.

Trago con fuerza y camino de regreso a mi habitación. No entiendo su comportamiento. Me miran con recelo; se mantienen prevenidos la mayor parte del tiempo.

Sé perfectamente que la noticia de mi embarazo los tiene así pero... ¿por qué? Es un bebé. Me detengo abruptamente cuando caigo en cuenta de las leyes que rigen Caín y las demás ciudades: Está rotundamente prohibida la concepción de híbridos.

La misma ley que Gael y Kolem violaron al crear un ejército de ellos.

¿Podría ser mi bebé un híbrido? Supongo que esa es la razón por la cual han adoptado un comportamiento circunspecto. Incluso la misma Izel me observa con cierto interés.

La situación se torna frustrante, y más ahora que Lucian ha cambiado -de nuevo-. No me atrevo a hablar con él por el simple hecho de que parece repugnar la idea de ser papá.

Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora