Capítulo 41

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—Eres libre de caminar por todo el lugar, excepto el último piso. —explica Gael mientras avanzamos a mi habitación.

—Pero, venimos de allá. —comento.

—El techo, Renesme —asiento sin decir más. Una vez estoy frente a la habitación que se me asignó, Gael recarga su cuerpo sobre el marco de la puerta—. Mañana inicias entrenamientos ¿de acuerdo? Así que descansa muy bien el día de hoy.

Deposita un beso en mi frente y se retira. Observo a mí alrededor sin saber exactamente qué hacer. No sabía cómo iba a salir de aquí, pues no sé qué' dirección tomar para volver a Caín.

Por otro lado, necesitaba un arma. Afuera, habían muchos peligros, sin contar con que Gael podría darse cuenta de mis planes e ir por mi antes de que siquiera encontrara el muro.

Me siento extraña con todo esto. Sin duda es nuevo todo lo que me está pasando. Desearía tanto que Lucian estuviera aquí.

(...)

Lucian

Termino de ajustar mi ropa y salgo inmediatamente hacia el salón de reuniones. El día de hoy se ha acordado una reunión de emergencia con los miembros del concejo; todo a causa de la aparición de Gael. Claro que, entre mis intenciones, está enviar un grupo de rescate.

Me encuentro con Armen en el camino. Al entrar en la sala nos llevamos la sorpresa de que todos ya están esperando.

—Lucian, dime que no es cierto lo que se murmura. —Lena inicia, realmente preocupada. Tomo asiento en el sofá de siempre.

—Nuestras sospechas siempre fueron ciertas, Lena, Gael está vivo. —informo para mi desagrado, recordando así la forma tan ridícula en la que se la llevó. Lo que más me molesta, es el hecho de que no pude hacer nada para evitarlo. Prácticamente se la entregué en bandeja de plata.

—Entonces... ¿será posible que Kolem también lo esté? —indaga Denisse.

—Imposible. El mismo Decan se sacrificó para acabar con él. —interviene Thomas. Todos saben que mi padre fue quién asesinó a Kolem, pero el hecho de que Gael siga vivo, es preocupante.

Fue Kolem quién convirtió a Gael en un vampiro original. Con ayuda de una bruja, entrelazaron sus vidas: Juntos se fortalecen, pero si uno perece, el otro también muere.

O bien, eso es lo que sabemos de ellos. Kolem fue un vampiro muy perspicaz. Los antiguos miembros del concejo siempre lo describían como un hombre huraño y poco comunicativo. Agresivo, sin moderación y brutal.

—Cuando Kolem fue asesinado, los pocos desertores que quedaban se llevaron el cuerpo —habla Anthon, quien estuvo presente aquel día—. Nuestro error fue permitir que se llevaran el cadáver.

Lamento admitir que tiene razón.

—Dado el caso que sea cierto todo esto ¿qué haremos? —Vladimir parece estremecido.

—Rescataré a Elina, y luego mataré al bastardo de Kolem. —confieso.

—Creo que la prioridad es la ciudad. Lo lamento, Lucian, pero nuestro deber es velar por la seguridad de los habitantes de Caín, tanto vampiros como humanos.

—Nunca he dicho lo contrario —debato, sin perder la compostura—. Viajaré con un grupo de los mejores vampiros en combate, sé que podremos dar con su paradero.

—Si Elina está con ellos, nos será más fácil sentir su olor a kilómetros de distancia. —comenta Lena. El aroma de los humanos es más intenso y peculiar, es por eso que no se nos escapan.

—Hablamos de salvar la ciudad, no de rescatar al juguete de Lucian. —le dedico una mala mirada a Denisse. Sé que ella no está de acuerdo con que salvemos a Elina, por obvias razones, pero yo no estoy dispuesto a dejarla en manos de ese imbécil.

—Pretendo dar opciones para poder dar con el paradero del enemigo. Donde quiera que esté Gael, encontraremos a Kolem, si es que está vivo. También me preocupa la seguridad de Elina, pero si ella está con ellos, podremos dar con su paradero rápidamente. Todos aquí conocemos su aroma.

—Le pediré a Brend que prepare a los mejores hombres. La idea es salir mañana. —informo. No importa que esté al mando de Caín, si mis actos no son aprobados por el concejo, estaré envuelto en un gran problema.

El ambiente se torna tenso. A unos quinientos metros del muro se acerca un grupo de desertores más grande que el de la última vez. Miro a Brend, quién inmediatamente sale de la estancia y da aviso a la guardia.

—Aíslen a la mujer. Los desertores quizá vengan a por ella. —ordena Adam a un par de guardias que están en la entrada.

Salgo en dirección a las celdas, en donde se encuentra esa híbrida. El día en que logramos atrapar a Egon, capturamos una mujer que venía con ellos.

(...)

Los guardias se hacen a un lado de la puerta. Ingreso, acompañado por Armen y Anthon.

Ella esta tumbada en el colchón, aún encadenada de manos y pies. Su cabello rubio claro -característico en los híbridos, como la palidez de sus pieles y sus ojos grises- cubre su rostro. Está más delgada que antes, se le ha prohibido el suministro de sangre a toda costa pues era el único alimento que no rechazaba.

— ¿Cuál es tu nombre? —me arrodillo frente a ella para verla a la cara. Es difícil manipular a un hibrido, sin embargo, soy un vampiro original, lo que me da ventaja y consigo lo que deseo.

—Mihal. —responde a mi pregunta.

— ¿Has sido enviada por Gael? —pregunta Anthon sin darle rodeos al asunto, rompiendo el enlace que había logrado formar con su mente.

Ella lo observa amenazante, pero mi amigo no se inmuta.

—No les diré nada.

— ¿Ha sido Gael quién te envió? —insisto, a pesar de que la mujer se resiste.

—Sí. —responde con los dientes apretados, confirmando todas nuestras sospechas y revelándonos así una nueva amenaza para la ciudad.

—Lucian, hay que hacer algo al respecto. —interviene Armen, refiriéndose al pequeño ataque en el que está siendo sometida la ciudad. Niego inmediatamente, pues Brend se ha hecho cargo del grupo de desertores que nos atacaban.

Abandono la celda sin decir más. En cuestión de segundos me encuentro en la superficie, sujetando un desertor por el cuello. Este está cubierto de sangre. Ruge y se mueve con brusquedad, en un pésimo intento para liberarse de mi agarre.

Lo lanzo a unos metros de la entrada. Evito que lo maten, así logra escapar junto con otros tres.

—Lucian, están escapando. —Brend aparece a mi lado. En su mano sostiene una de las espadas que usamos desde hace un tiempo para acabar con los desertores con más agilidad. No subestimamos los revólveres pero, las balas no son suficiente para matarlos de inmediato como lo hace una espada.

—Vamos a seguirlos. Nos llevarán hasta su escondite. —anuncio. Él asiente y, con un gesto en su mano, se nos unen a la persecución otros cinco guardias.

Atravesamos los muros de la ciudad sin problema. El olor de los desertores por el bosque es latente; a pesar de la humedad, el olor de la sangre es palpable. Permití que atacaran algunos humanos. Los desertores son bestias, no razonan, son fáciles de engañar.

Corremos varios kilómetros hasta cruzar el espeso bosque que rodea los terrenos de Caín. Los visualizo en el valle, quienes se dirigen a las ruinas de una de las antiguas ciudades humanas.

Uno de los guardias se prepara para saltar del árbol, pero lo detengo antes de que consiga ser visto por un híbrido. Varios más aparecen al encuentro de los desertores, es extraño ver tantos de ellos. No alcanzan a atravesar el enrejado pues los desertores son asesinados.

Los rubios intentan ubicarnos, pues es obvio que han sentido nuestro olor, sin embargo, Armen hace su aparición y, con su poder, logra confundir los sentidos de esos híbridos, permitiéndonos regresar a Caín sin ningún problema.

Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora