Capítulo 31

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— ¡Brend! ¡¿Dónde está Izel?! —ahora es mi pie el que impacta contra la puerta de madera que separa la habitación del resto de la sociedad.

— ¡¿Quieres callarte?! —responde desde el otro lado. Lanzo algunas maldiciones al aire y giro la perilla, agitándola entre mis manos, ya desesperada por abrir la puerta.

—Cuando me des una jodida respuesta —por fin, la puerta cede. Me cruzo de brazos frente a su cama, en donde se encuentra boca abajo como el buen vago que es— ¿Cómo puedes estar ahí? ¿Qué tal si me atacaran en este momento? ¿Irías a salvarme desnudo?

— ¡Calma, niña! Son muchas preguntas. —se remueve sobre la superficie de forma perezosa.

— ¿Dónde está Izel? —repito a punto de perder la paciencia. Él no contesta— ¡Izel!

— ¡Mierda, Elina! ¡Está en el baño! —inmediatamente corro hacia el lugar y abro la puerta. Efectivamente, la chica está encerrada dentro de una jaula: sin ropa y amordazada.

— ¡¿Pero qué mierda te pasa, Brend?! —revuelvo los cajones en busca de la llave. Salgo del baño y comienzo a revolcar la habitación— ¡¿Dónde están las llaves?!

— ¿Quieres parar de gritar? —extendió en su mano la llavecita. No perdí tiempo y me abalancé sobre él para tomarla. Un vez llegué al baño abrí la jaula y desaté sus pies para que pudiese salir de ahí. Izel temblaba a causa del frío. Cuando desaté sus manos, retiró la mordaza y aceptó con gusto el abrigo que le ofrecí. Rodee sus hombros con mi brazo, guiándola hacía la salida.

—Esto lo hablaremos luego, Brend. —lo amenazo. Él, nuevamente, me enseña su dedo medio.

Decido ignorar su estupidez y ambas salimos de la habitación.

(...)

—Muchas gracias, señorita. —recibe la taza de chocolate caliente que he preparado. Coloco las galletas sobre la mesa y me siento del otro lado con mi taza.

—Solo Elina —ella asiente inmediatamente— ¿Cómo te sientes?

—Mejor, gracias... Debería ser yo quién sirviese para usted.

—No te preocupes, extrañaba hacer algo de merienda —los recuerdos de mi hogar tomaron mi cabeza. Sonreí involuntariamente, pero con sinceridad—. Cuéntame sobre ti.

— ¿Qué desea saber, señorita Elina?

—Un breve recuento de tu historia. —me acomodo mejor en la silla, dispuesta a escuchar cada palabra que salga de su boca.

—Oh, bien, nací aquí en Caín hace quince años. Nunca conocí a mis padres biológicos puesto que están muertos, según me informó mi tía la última vez que pidió visitarme y... soy hija única.

—Reunión de mascotas... —Denisse aparece, recostada en la puerta. Su mirada está fija en Izel, como si fuera un pedazo de carne.

—Mi señora —Izel hace una reverencia.

—Así que James tiene juguete nuevo. —comenta la vampiresa. No desaprovecha momento para demostrar lo zorra que es.

—Sí, bueno, si nos permites, estamos conversando. —intento sonreír, sin embargo, lo único que consigo es hacer una mueca con mis labios.

—El hecho de que seas el juguete favorito de Lucian, no te convierte en mi superior —tira de mi cabello, consiguiendo que me ponga de pie—. Discúlpate.

—Ni lo creas —tajé, dispuesta a luchar hasta que mi cuerpo se desvaneciera.

—Denisse. Déjala.

—Vaya suerte la que tienes, niña, de nuevo te han salvado el pellejo. —su afiance se incrementó un segundo, para luego liberarme. Giré para encararla, pero Shannon ya se había interpuesto entre nosotras.

—Lárgate de una buena vez —ordenó Shannon. Inmediatamente, la vampiresa desapareció—. ¿Te encuentras bien?

—Sí. Gracias, Shannon.

—La próxima vez que esa zorra te toque, juro que la asesino. —aprieta los dientes mientras las palabras abandonan su boca.

—Será mejor que no lo hagas, traerá pésimas consecuencias.

—No me importa, Elina, ¿crees que soy feliz sabiendo que esa arpía se revuelca con mi hermano desde hace años? —eso no lo sabía.

—No vale la pena. —insisto. Ella me sonríe con dulzura. Aun me impresiona la forma en la que me ha tratado desde que me conoció. No ha cambiado en lo absoluto conmigo y eso es algo de lo cual le estaré eternamente agradecida.

—Tienes un gran corazón, Elina, pero las cosas entre vampiros son distintas. Cuando seas una de nosotros lo entenderás... ¿Quién es ella?

—Izel. Lucian le encargó acompañarme. También es, lamentablemente, la donante de Brend. —respondo ofreciéndole unas galletas.

—Nuestro cuerpo solo permite sangre, cariño, pero gracias —asiento y tomo una—. Es bueno tener una tercera humana en este lugar.

—Así es... por cierto ¿Dónde está Ana?

—Izel, querida, déjanos solas un momento —ella obedeció y salió, no sin antes hacer una reverencia—. Salió temprano con Armen. No creo que tarden, Lucian me dijo que regresarían antes del anochecer junto con Khall... por cierto —tomó asiento junto a nosotras—, El hombre que llegará ahora es de mucho cuidado, Elina, es un miembro más del concejo, pero tiene su carácter, así que será mejor no sobrepasarse con él —asiento con firmeza—. De todos modos, sabes que estamos protegiéndote.

—Gracias, Shannon, por todo lo que has hecho por mí —digo con franqueza.

—Ni se diga, eres tú quién hace mucho por nosotros, refiriéndome a Lucian y a mí.

—No entiendo nada. —confieso.

— ¿Acaso eres la única que no nota su cambio? Elina, ninguna mujer había llegado viva hasta este punto con él —sonrió—. Eres la primera que lo desafía... y golpea.

—Créeme que para mí también es confuso el hecho de que aún estoy viva. —comento con cierto deje de diversión.

—No lo entiendes, tiene miedo de perderte...

—Tiene miedo de no ser él quien me asesine. —la interrumpo.

—He vivido con él desde que nací, lo conozco muy bien. Ese no es el caso, Elina, él siente afecto por ti.

— ¿Puedo preguntarte algo?

—Claro, lo que sea.

— ¿Cómo pueden actuar sobre nuestra voluntad? Me refiero a que si ustedes cambian o algo.

—Nosotros no cambiamos, ustedes sí —responde divertida—. Sus pupilas se dilatan y... dime que él no lo ha hecho contigo. —su sonrisa ahora era una línea recta.

—No lo sé. Pero gracias por responder a mi pregunta. —ella, sin creer del todo, asiente. Temo que de verdad todo lo que siento sea provocado por capricho de Lucian y, si es así ¿por qué lo hace? 

Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora