Capítulo 51

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Elina

— ¡Están aquí! —informa Lena. Salta del sofá y, en segundos, está abriendo la puerta. Se lanza a los brazos de Anthon, al igual que Holly aparece en la estancia e imita el gesto de su madre.

— ¡¿Dónde está Lucian?! —le pregunto a Aaron alarmada al verlos cubiertos de sangre.

—Está con Armen en el hospital acompañando a las humanas que hallamos. —responde de inmediato. Cruzo miradas con Brend, el cual toma las llaves de la camioneta.

Unos minutos más tarde llegamos al hospital principal. Bajé del auto e ingresé al hospital sin esperar a Brend.

Él no tuvo problema en alcanzarme en un momento.

Los pasillos estaban inundados por humanas con distintos meses de embarazo. Algunas estaban demasiado delgadas como para sostenerse por sus propios medios. Me sentí tranquila al saber que aquí tendrían una mejor asistencia médica y una buena alimentación.

Al llegar al tercer piso vi a Lucian hablando con Gardner; Nicolai y Armen estaban junto a él. Parecían preocupados, sobre todo el híbrido, quién no despegaba su mirada de la sala de cuidados intensivos.

— ¿Qué haces aquí? —pregunta Lucian al verme llegar. Su ropa está cubierta de sangre casi en su totalidad, lo cual me alarma. Sus brazos me pegan a su cuerpo, así como los míos se aferran a su cuello. Nos besamos sin importar las personas a nuestro alrededor. Ralamente estaba preocupada por él.

—Regresas de una misión de vida o muerte y primero paseas tu trasero por el hospital, mientras tu mujer se está quedando calva junto a las esposas de tus amigos en Redport ¿tú qué crees? —comenta Brend, con su típico sarcasmo y el tono poco prudente que suele manejar.

— ¡Garned, suminístrale sangre o algo así! —Nicolai se revuelve el cabello. Sus ojos han adoptado un ligero tono rojizo, lo que me confirma que ha estado llorando.

—La sangre no hará nada, Nicolai, tendremos que esperar a que el antídoto haga efecto —explica Garned.

—Lucian ¿qué pasó? —lo observo interrogante. Nadie dice nada. Opto por observar a través del vidrio. En una de las camillas se encuentra Hye: su brazo se ha tornado oscuro. Hay dos agujeros, de los cuales desprende materia y la piel parece estar podrida—. ¿Qué le ha pasado a Hye? —insisto.

—Fue envenenada por un desertor —explica—. Los vampiros no podemos mezclar sangre humana con la animal. O nos alimentamos de una o de otra, pero de ambas es imposible. Si combinamos la sangre, nuestra saliva se convierte en un tipo de veneno sumamente mortal.

—Dale de tu sangre, eso puede ayudar ¿cierto?

—No, Elina, acelerará su muerte. Garned creó hace ya un tiempo un antídoto, pero no funciona igual en todos. Solo queda esperar a que su cuerpo resista la inyección.

—Solo fue mordida Hye, ¿cierto? —asiente. Suelto una larga exhalación. Me siento mal por ella, y por Nicolai, quién es el que más sufre.

Me sorprende lo que acaba de revelar Lucian. Me doy cuenta de que ellos están llenos de misterios, pero a su vez, son tan atrayentes.

(...)

Abro los ojos de golpe y me llevo la sorpresa de que no estoy en el hospital. El cielo aún está oscuro, y las estrellas brillan a todo furor. Escucho ruido proveniente del baño. Me incorporo despacio, acomodando mi camisón de dormir en el trayecto hasta la puerta.

Una vez abierta observo a Lucian ingresando a la ducha. Apoyo mi cabeza en el marco de la puerta y sonrío al ver como el agua limpia su cuerpo. Es realmente atractivo ahora que lo observo detenidamente. Su cuerpo está muy bien definido.

Desabrocho los botones de mi camisón y lo dejo caer al suelo. Ingreso en la ducha y tomo la esponja para limpiar su espalda. Él se gira con una sonrisa en sus labios y pega su cuerpo al mío.

— ¿Te desperté? —pregunta, paseando la punta de su nariz por mi mejilla.

—Tal vez seas el culpable... —murmuro, enredando mis dedos en su cabello. Siento como su nariz desciende hasta mi cuello y gimoteo al sentir sus colmillos perforando mi piel.

Un calor abrazador recorre mi cuerpo hasta centrarse en mi zona. Sus manos viajan a mis muslos, y aprovecho para enredar mis piernas en su cadera.

Entra en mí y comienza a moverse sin dejar de beber. Succiona lento y de vez en cuando pasa su lengua por mi piel, provocando que me estremezca.

Acelera el ritmo de sus embestidas. Gruñe cuando busco su boca de forma ambiciosa. El sabor de mi sangre entra en mi sistema, es cuando me doy cuenta que Lucian ha almacenado sangre en su boca para derramarla en la mía. Sonrío ante su ocurrencia y muerdo su labio inferior. 

Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora