Capítulo 55

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Nicolai

Un mes. Ha pasado un mes desde que la guerra fue declarada. Aunque no hemos vuelto a saber nada de Gael, hemos sido merodeados por desertores y unos cuantos híbridos -los cuales se dedican solo a observar-.

Camino por el largo pasillo, intentado ser muy cuidadoso con su plato de comida. Hye viene tras de mí. Su recuperación fue un éxito rotundo, y aunque ahora es su corazón el que necesita tratamiento, intenta mantenerse firme.

Los guardias se apartan y uno de ellos es quién abre la puerta. Ambos ingresamos. Ella está ahí, tirada en el suelo sin energía y fuerzas como para mantenerse sentada.

—Mihal... —su gesto se endurece, como de costumbre. Aprieta los ojos, intentando ignorarnos.

—Lárgate, Nicolai. —el problema con ella es que es una mujer muy testaruda y desconfiada. Durante este tiempo en que ha estado en las celdas de Caín no ha ingerido sangre, lo cual ha provocado que su cuerpo se debilite. Intento que se adapte a la comida de los humanos, así como lo intentamos Hye y yo; pero es imposible sin la ayuda de Mihal.

—Necesitas comer algo, Mihal, tu cuerpo está demasiado débil y no te proporcionaremos sangre. —Ni siquiera el Provisorio, como yo la llamo, la cual es una clase de sangre tratada, creada especialmente para alimentar a los vampiros en sus misiones; ya que la sangre normal se coagula, el Interino se mantiene líquido, pero no nos proporciona toda la fuerza como la sangre real.

—No comeré esa basura. Prefiero morir. —intenta sonar severa, pero su voz es casi un susurro a causa de la debilidad. Me arrodillo ante ella y levanto su cabeza.

—Sabes que no pienso perderte. —decido alimentarla por mi cuenta, como lo hago desde hace unos días. Ingreso la cuchara en su boca. Ella se ve forzada a beberla sin protestar.

—No entiendo por qué sigues insistiendo conmigo. Tienes a Hye, ella te ama como yo nunca lo haré. —ignoré sus palabras. Sabía perfectamente cuales eran sus intenciones.

No negaré que amé una vez a Mihal. Pero la vida se encargó de dañarla.

Aunque mis sentimientos por ella prevalezcan, debo admitir que Hye despierta algo en mí. Pero por respeto, prefiero no darle motivos para que piense que podría haber algo entre nosotros.

—Come, esto te ayudará. —insisto. Hye abandona la celda sin decir nada. Suspiro y continúo alimentando a Mihal.

—Eres un idiota. Pagarás muy caro tu traición, Nicolai.

—Basta Mihal ¿Por qué no entiendes que aquí estamos mejor? —digo, cansado de su actitud.

— ¿A esto le llamas mejor? —responde irónica, refiriéndose a la celda.

—Si tan solo decidieras cambiar, no estarías de esta forma.

—Déjame sola, Nicolai. —se oculta el rostro con su cabello.

Suspiré agotado. Me levanté del suelo, tomé la bandeja y salí de la celda.

(...)

Elina

— ¡Solo mira el tamaño de tu barriga! —Comenta Shannon con una enorme sonrisa—. No puedo esperar más ¡Quiero a mis sobrinos aquí y ahora!

Sonrío y acomodo el tetero de Alek. Claramente, lo que bebe no es leche.

—En poco tiempo este lugar será un albergue de niños. —comenta Brend, fingiendo asco. Él, es uno de los más entusiasmados por que nazca su bebé.

Izel se acerca y le entrega una copa de sangre. Ella, a pesar de todo, se ha mantenido tan atenta de Brend. Desearía que oficializaran su relación.

—Señor, la híbrida escapó. —Aaron aparece en la estancia. De inmediato, Lucian y Brend se incorporan. Nicolai y Hye aparecen al instante. Los cuatro abordan los autos y desaparecen por el camino.

—Esa chica solo trae problemas. —comenta Lena, terminando de peinar a Holly, quien juega con Alek.

—Solo está confundida. Ha vivido toda su vida en ese horrible lugar —comento, recordando mi estadía en la guarida. A pesar de que era la sobrina de Gael, diariamente observaba cosas que no me eran de mi agrado.

(...)

— ¿Cómo te sientes, Elina? —pregunta Garned, aplicando de nuevo ese líquido sobre mi vientre. Está más abultado. Y los antojos no se han hecho esperar.

— ¿Es normal tener tantos antojos? Todo el tiempo tengo hambre. —confieso.

—Es normal... ¿Quieren saber que sexo tendrán los bebés?

— ¿Eso es posible? —pregunto asombrada. Gardner asiente con una sonrisilla en sus labios. Observa la pantalla y comenta algunas cosas con su enfermera.

—Al parecer no son gemelos, sino mellizos —revela—. Este travieso de aquí es un niño. Y por acá tenemos... una niña.

Mi corazón latió de prisa al saber el género de mis bebés. Lucian se dio cuenta, puesto que acarició mi mejilla con una sonrisa.

— ¿Ambos serán vampiros? —pregunta Lucian, inquieto. Gardner le dedica una mirada fugaz. Se remueve sobre el asiento y me hace la entrega de una servilleta.

—Esperemos un poco más para saberlo, aún están en la etapa de formación, por lo que no sabremos si serán vampiros puros o híbridos.

— ¿Que probabilidad hay de que nazca uno vampiro y otro híbrido?

—Imposible saberlo, Lucian, como dije anteriormente, tendremos que esperar. —insistió Gardner. Agradecí antes de salir del consultorio. Empezamos a caminar por el pasillo. Sujeté con fuerza la mano de Lucian al pasar por la zona de maternidad. Claramente, las miradas se posaron sobre nosotros; algunas no muy buenas, a decir verdad.

— ¡No pueden hacerle eso! —escuchamos un grito a lo lejos. Inmediatamente Brend se nos adelantó.

Nicolai apareció, seguido por Hye. Él híbrido parecía angustiado. Sus ojos se posaron en Lucian, suplicantes.

—Lucian, te lo suplico, no lo permitas. —clamó con desesperación.

— ¿Qué pasa? —pregunto.

—Pretenden usar a Mihal como incubadora. —dice sin dar rodeos. Observo atónita a Lucian, quién mira de mala gana al híbrido.

—Son las leyes, chico. —interviene Brend.

— ¡Estará inconsciente por varios meses! ¡¿Cómo mierda pretenden que permita que la violen mientras duerme?!

—Quiero saber qué fue lo que pasó. —exijo molesta. Esto es inaudito. Han cruzado la línea.

—Trasladamos a Mihal al hospital por su pésimo estado de salud, pero intentó escapar, y un hombre de la guardia la golpeó en la cabeza al intentar detenerla —narra Nicolai—. En este momento está con el traumatólogo, pero el diagnostico no cambia: se encuentra en estado vegetal.

— ¿Y así pretenden usarla como incubadora? —le reclamo a Lucian con el ceño fruncido—. Esto me enferma. Quiero hablar con Gardner.

Lucian me arrincona contra una esquina en la pared. Brend, en un movimiento veloz, toma una camilla vacía y la usa como escudo ante la explosión. El edificio se derrumba al instante, por fortuna, el suelo bajo nosotros está ubicado sobre una de las columnas.

— ¡Llévatela de aquí! —grita Lucian. Se abalanza sobre un par de híbridos que aparecen entre las ruinas.

— ¡No! ¡Lucian! —grito entre los brazos de Brend.

—Los alcanzo en breve... —dice antes de arrancarle los brazos a uno de los híbridos. Las náuseas se apoderan de mi cuerpo, las cuales ni me molesto en retener.

Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora