Capítulo 45

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Armen

Ajusto el cinturón que sujeta la daga en mi pierna. Esta tarde le prometí a Lucian rescatar a Elina, y así lo haré. Mía no sabe que su hermana ha sido secuestrada. Piensa que está aún con su madre en el centro de la ciudad. Ella está en las últimas semanas del embarazo, y si se altera su estado de ánimo, corre peligro de que pierda al bebé.

Sé que hice mal al ocultarle la desaparición de Elina, pero no deseo que le pase algo malo a ella o al bebé que viene en camino.

—Saldrás esta noche... —ha despertado. Maldigo para mis adentros, pues no deseaba que se diera cuenta.

—Así es, tengo que hacer un recorrido de reconocimiento junto a la guardia. — miento. Se remueve sobre la cama sin dejar de observarme.

—Suenas como si no fueras a volver. —intenta levantarse de la cama, pero la detengo y me arrodillo frente a ella.

—Confía en mí, Mía, solo recorreremos los alrededores del muro. Ahora descansa, lo necesitas. —acaricio su vientre, el cual está más grande cada vez que lo veo. Suspiro al pensar que en pocos días nacerá. Aún no quiero decirle que será un varón, puesto que ella no desea saber el género hasta que nazca.

—Te amo, Armen. —asegura mordiendo su labio inferior. Sé que está preocupada. Es lo mismo cada vez que salgo de la habitación; así sea para ir a tomar una ducha.

—Y yo a ustedes. Me hacen muy feliz. —no le doy oportunidad de responder, pues la beso. Ella responde de inmediato, enredando sus dedos en mi cabello. Me aparto al cabo de un rato; el tiempo está perfectamente calculado.

Deposito un beso en su mejilla y salgo de la habitación. Afuera me espera Brend, el cual usa uno de los uniformes de la guardia. Él se encargará de traer a la mansión a Elina desde el bosque, es donde estaremos esperando a nuestro aliado.

— ¿Estás listo? —pregunta antes de salir. Asiento y desvío la mirada hacía el bosque.

— ¿Lucian? —pregunto antes de empezar a caminar.

—Está al tanto del plan, se mantendrá en el estudio para no levantar sospechas. Él estará en la entrada de la ciudad para recibirla.

—De acuerdo. Andando.

(...)

Elina

Consigo levantarme del suelo y sonrío triunfante. Luego del duro entrenamiento me han abandonado afuera del edificio. Hye me pateó el trasero, realmente me acabó.

Ya casi es media noche, o eso creo; el caso es que me apresuro a llegar a mi habitación, pues muero a causa de una venidera hipotermia.

Minutos después consigo llegar a mi dormitorio. Entro a la ducha y limpio cada rastro de sangre que cubre mi cuerpo. Estoy repleta de moretones y cortes hechos con las dagas que no lograba esquivar. El entrenamiento aquí es difícil, y los demás híbridos me tratan como lo que soy: una híbrida. Se supone que, al alimentarme de sangre, debo ser más fuerte y ágil.

Me envuelvo en la toalla y salgo del baño. Algo sobre la cama llama mi atención: se trata de una hoja de papel. La desdoblo y leo su contenido.

<<Necesito que mantengas la calma. No podemos hablar porque Gael puede escucharnos, así que me veo obligado a escribirte. Vístete rápido, en unos minutos te voy a sacar de aquí. Atentamente, Nicolai. >>

Rápidamente tomo ropa del entrenamiento y me visto. Al salir de mi habitación lo encuentro recostado a la pared. Ubica su dedo índice sobre sus labios, y me indica que lo siga.

Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora