Capítulo 34

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—Tenemos que hacer algo con la chica. —comenta Anthon sin soltar la mano de Lena. Brend ingresa en la estancia, seguido por Izel y Shannon.

—Yo le sacaré información. —Shannon besa la mejilla de Lucian y toma asiento junto a su prometido.

— ¿Qué chica? —le pregunto.

—Ayer, cuando atrapamos a Egon, logramos capturar a una traidora con él. Creemos que podría darnos información respecto a los ataques. —comenta Armen condescendiente. Ana está a su lado, acaricia su mano, pero él parece ausente.

—No me importa quién hable con ella, el caso es que ella sabe algo que nosotros no, lo cual nos deja en desventaja. —habla Lucian. En ese entonces, Vladimir ingresa en la sala, acompañado por Khall Miller.

—Lucian, la repoblación está hecha. Todas las humanas ahora han sido tomadas. Garned ya está terminando lo que sea que haga para la aceleración del embarazo. —informa. Me disculpo incorporándome, no deseo escuchar respecto a este tema.

Salgo de la habitación y me dirijo hacia el estudio de Lucian. Es uno de los pocos lugares apartados del mansión, además, podré tomar algún libro de su biblioteca mientras ellos terminan la reunión diaria.

Una vez llego a mi destino, cierro la puerta tras de mi -sin pasador-, tomo un libro elegido al azar y me acomodo sobre uno de los sofás. Una de las ventanas está abierta, permitiéndome ver como el sol se oculta tras las montañas.

El silencio reina en su máxima expresión. Me siento plenamente ajena a las especulaciones negativas de los vampiros.

El chillido de la puerta al moverse resuena en mis oídos. Al principio creí que era Izel o alguna de las mucamas de la mansión, pero no fue así. Una chica, la cual aparentaba tener mi edad, apareció tras esta. Sus ojos oscuros eran del mismo color de su cabello, el cual estaba suelto y caía de forma salvaje sobre sus hombros. Tez bronceada y contextura... bueno, está embarazada, lo que le aumenta unos kilos de más.

La extraña chica me observa en silencio por un par de largos segundos. No logro reconocerla del todo, aunque me es familiar su cara.

—Veo que no me recuerdas... —comentó al cerrar la puerta tras de sí.

—Lo lamento, pero no. —comento. Dejo el libro sobre la mesita de cristal para concentrarme en nuestra conversación.

— ¿Tan pronto olvidaste la subasta en Balem? —recordé entonces su amabilidad antes de que las cortinas se corrieran. Ella fue la única que se dispuso a hablarme.

—Clarissa... —me levanté con una enorme sonrisa, dispuesta a abrazarla, sin embargo, ella elevó su mano.

—No te acerques ¿Qué no entiendes que ya no te soporto?

—No te entiendo... ¿Qué pasó con la chica dulce que fue amable ese día?

—Esa chica murió, Renesme Lethood, o debería decir Elina Von Saher —su rostro se tornó sombrío. Sus ojos me observaban de forma despectiva, como si deseara asesinarme en ese mismo instante—. Mientras tú te revuelcas con ese bastardo, vivir se ha vuelto más difícil.

Suspiré. Moría de ganas por decirle que no es la única que ha tenido que sufrir durante este largo tiempo. Pero de la tela de su vestido, por la parte de su vientre, saca un arma y apunta en mi dirección. Mi corazón se acelera al instante.

—Clarissa ¿Qué estás haciendo?

—Tendremos un bebé...Si todo sale como lo planeé, él será quién gobierne. —sonrió, expresando una victoria que aún no obtenía. Acarició su barriga con su mano libre. Me recordó a Lidya; la cual ya debe haber tenido al su bebé.

—Clarissa...

— ¡Cállate!

— ¡No entiendo qué pasa!

— ¡No es cierto! ¡Quieres quedarte con todo! Lo único que buscas es aprovecharte de los poderosos para salvar tu estúpido pellejo sin importar la desgracia de las demás.

—Te equivocas —aseguro en voz baja.

—Nunca me equivoco. Por eso tu muerte no será en vano. Solo aseguraré el lugar que mi hijo merece por derecho. —cargó el arma.

—Clarissa, baja el arma. —me incorporo lentamente.

—No lo haré. Tú no eres nadie. —se acercó rápidamente. Con cada paso que daba, yo retrocedía uno, hasta que mi espalda chocó con la ventana que, justamente, estaba cerrada.

—Clarissa, estamos rodeadas de vampiros —continuo— ¿Qué pasará si me matas? ¿Has pensado en eso? Debe haber un culpable.

—Lloraré tu muerte. Para cuando los demás lleguen, la pobre Malí estará desconsolada al ver como Renesme Lethood se quitó la vida con un arma que sacó de su ropaje...

—No lo hagas, Clarissa —el primer disparo sonó. Su puntería falló, ya que la bala impactó contra el vidrio. Avanzó hacia mí deprisa sin dejar de apuntarme con el arma. Contemplé sus ojos, los cuales tenían un brillo extraño. Para cuando se acercó, noté que sus pupilas estaban dilatadas.

Sabía que era cuestión de segundos para que alguien apareciera por la puerta y le arrebatara el arma, sin embargo, Clarissa aprovechó mi desconcierto para empujarme por la ventana, mientras mi cuerpo descendía sentí como un segundo disparo terminaba en mi abdomen, y luego, todo fue oscuro.

Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora