Capítulo 64

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Lucian

— ¡Lucian! Mataron a Thomas. —informa Vladimir, apretando el mango de su espada y cortando en dos a uno de los mercenarios que liberó Kolem de las celdas.

Los hermanos de Elina aparecen, acompañados por Camella, la cual viene con su ropaje manchado de sangre. Mi cabeza está vuelta un desorden. Tengo que mantenerlos a todos a salvo, es mi deber como dirigente de la ciudad más importante.

Mi vista se enfoca en el vampiro original. Su herida ha sanado. Sin embargo le ha costado caro de su fuerza.

Aprovecho para atacarlo, pero el maldito escapa. Un gran número de desertores aparecen de la nada, logrando acorralar a quienes intentan ayudar a Elina con el parto.

El parto... Los bebés ya vienen. Maldigo por no poder estar a su lado para aminorar su dolor; la culpa también de Kolem. Todo es su maldita culpa.

<<Lucian. >>

Observo a Brend. Asiento sin más, permitiendo que ponga a salvo a su mujer y a su hija. Armen también se dirige hacia Anabelle y su hijo. Ya han luchado lo suficiente a mi lado, es momento de que se encarguen de sus familias.

Anthon y yo nos dirigimos hacia allá. Kolem, como de costumbre, se nos adelanta y derriba a los híbridos. Parece como si se hubiera detenido el tiempo cuando toma del cabello a Elina y entierra sus colmillos en su cuello.

Su rostro se descompone. Estaba tan débil con el parto... y pensar que ahora estará aún más débil por la falta de sangre.

Temo a lo peor. A que muera y, por ende, los bebés.

—¡¡No!! —grito frustrado, liberando la ira que siento recorrer en mi cuerpo.

Corro lo más rápido que puedo y lo tomo por el cuello de la gabardina. Lanzo su cuerpo lejos de ella. Me inclino para darle de mi sangre y ruego porque resista.

(...)

Elina

Mi corazón, el cual estuvo agitado hace tan solo unos instantes, ahora ni siento sus latidos. El sueño inunda mi conciencia. Estoy a poco de cerrar los ojos, cuando lo veo.

Me aferro a su muñeca y succiono un poco más antes de apartarme. El dolor ha cesado, no obstante, la sensación de tener a uno de mis bebés en mi entrada aun es palpable.

Observo como Kolem aparece por detrás. Intento advertirle a Lucian, pero Aaron logra derribar al original. Le atina varios golpes, hasta que Kolem le gana ventaja. Ruego por su bienestar, Aaron ha sido una gran persona, pero el desgraciado desencaja su cabeza y le arranca la vida.

—¡¡NO!!

Hye se acerca a mí y me conduce de nuevo dentro del túnel. Mi cuerpo está cubierto por el sudor. Siento de nuevo ese dolor que me provoca soltar un grito.

—Lo lamento, Elina, pero tus bebés se adelantaron. —dice, posicionándose frente a mis piernas. Me recuesto en una pila de costales. Como acto involuntario, empiezo a pujar. Es como si mi cuerpo los quisiera afuera también.

— ¡No puedo soportarlo más! —grito.

—Tranquila, solo respira y luego puja. —tomo una gran bocanada de aire e inicio la labor de parto. Siento tanto dolor y ardor en mi vagina que las lágrimas humedecen mis mejillas.

—¡¡Maldición!! —siento como la cálida sangre abandona lentamente mi entrepierna.

— ¡Vamos, Elina, ya casi sale uno! —pujo con más fuerza y respiro al sentirlo fuera. Busco con la mirada a mi pequeño. Al localizarlo me percato de que no llora. Me frustro al no escuchar su llanto.

—Hye ¡¿Por qué mi bebé no llora?! —pregunto alarmada. El dolor en mi pecho es opacado por una nueva contracción que me obliga a pujar.

No puedo. Es demasiado.

Hye corta el cordón umbilical y envuelve a mi bebé en su abrigo. Muevo mi mano con dificultad, intentando llegar a mi pequeño.

— ¡Nicolai, necesito tu abrigo! —grita la híbrida. Pujo de nuevo, esta vez con menos fuerza.

Otro abrigo cae de la entrada al túnel. El dolor me está consumiendo. Mis ojos poco a poco se están cerrando.

— ¡No, Elina, por favor resiste! —abre mis piernas y hace presión sobre mi vientre. Vuelvo a ver a mi primer bebé, el cual agita sus manitos en el aire. El alivio hace su aparición al saber que sí está vivo.

Es tan pequeño...

Me acomodo nuevamente y pujo con lo que me queda de fuerza. Esta vez el dolor de mi piel desgarrándose me acongoja. Aprieto la tela de mi vestido de dormir y muerdo mi labio. No me importa morir en este momento. Solo puedo pensar en mis hijos y en la placentera vida que tendrán al lado de su padre.

Amo a Lucian. A mis bebés. Y sé que es amor, pues prefiero su bienestar y felicidad antes que la mía.

Se supone que eso es el amor.

Hye sostiene a mi segundo bebé de su torso y termina el trabajo por mí, sacándolo de un tiro. Corta el cordón y lo cubre con la gabardina de Nicolai.

—La niña ha sido la mayor. —comenta con una sonrisa. Me hace entrega de mi hija, la cual empieza a llorar estando en mis brazos. Ella sostiene al niño. Suspiro al observar su rostro cubierto por un poco de mi sangre y los líquidos del embarazo.

Minutos después, los cuales aproveché para descansar, nos incorporamos.

(...)

Lucian

Escuchar el llanto del bebé provoca que reaccione. Lamento la pérdida de uno de mis hombres de confianza y me arrojo sobre el bastardo de Kolem.

Ya no hay más tiempo que perder y tampoco permitiré que me arrebate más de los míos. Nos enfrentamos en un combate cuerpo a cuerpo. Los golpes y rasguños no se dan a esperar. Mi objetivo está fijo en su corazón y en su cabeza; deseo asesinarlo como el mató a mis padres y a mi prometida. Hasta que esa híbrida, Mihal, se interpone entre nosotros.

—Acábalo. —ordena el original.

La híbrida se balanza sobre mí. Su puño impacta contra mi mejilla. Sonríe triunfante y, aprovechando mi baja de guardia, entierra una daga en mi abdomen. La sangre fluye fuera de mi cuerpo; tan solo es una molestia, sin embargo, es un punto débil para mí ahora.

Zach se percata de lo ocurrido, lanzándose sobre ella sin dudar. La toma del cabello, como está desprevenida, logra en un rápido movimiento impactar su cráneo contra el suelo. Continúa así hasta que la mujer deja de moverse.

Anthon y Brend luchan contra Kolem. Mientras que Shannon se hace una incisión justo arriba de la yugular y ubica la herida sobre mi boca. Retira la daga de mi abdomen. Poco a poco siento como su cuerpo queda estático sobre el mío.

Mi herida ha cerrado. He recuperado toda mi fuerza, sin embargo, mi hermana está muriendo. Zach aparece para hacerse cargo de ella de nuevo. Aurora se ofrece a brindarle su sangre, acto que agradezco. Lo que no me esperaba, era que haría lo mismo que hizo mi hermana; dio su vida por salvarla.

Camella usa su poder contra Kolem, logrando instalar en su cuerpo un malestar que lo desorienta. Armen usa sus poderes contra él, encegueciéndolo de inmediato.

Me acerco rápidamente y consigo derribarlo. Nicolai aparece y sujeta su cabeza con fuerza.

—Me tienes harto. —digo antes de enterrar mi mano en su pecho y hacer añicos su corazón. Kolem abre los ojos de la sorpresa. Intenta decir sus últimas palabras, pero Nicolai lo impide, arrancándole la mandíbula de un tirón.

Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora