Capítulo 32

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—Déjame aplicarte solo un poco más. —pidió Shannon haciendo un puchero.

—No, Shannon, odio eso. —respondí. Pasé mi brazo para limpiar lo que sea que haya aplicado con mis labios.

—Es solo un poco de brillo... Mierda ya llegaron. —dejó el pequeño frasco sobre el tocador y me sacó, literalmente, arrastrada de la habitación. Caminamos apresuradas hasta llegar por fin a la puerta principal, por donde se supone que entraría Lucian en unos instantes.

—Recuerda lo que te dije, no mantengas contacto con ese hombre... ¡Bienvenidos! —Shannon se apresuró a saludar a Lucian, algo cómico viniendo de ella, para luego proyectarse a los brazos de su prometido.

Sonreí al conectar mis ojos con los de Lucian.

—Bienvenidos. —dije e hice una reverencia. Una pareja, avanzaron hacia mí en compañía de Lucian. Hubo tres cosas que me llamaron la atención en la mujer: era humana, estaba embarazada y su rostro se me hacía muy familiar.

—Elina, él es Khall Miller, uno de los miembros del concejo. —habló Lucian. El hombre era intimidante: cabello azabache, perfectamente acomodado en un corte estilo militar. Facciones duras y cuerpo fornido.

—Es para mí un gran placer conocerlo, mi señor. —el hombre me observó de pies a cabeza. Traté en lo posible de continuar firme.

El vampiro tomó mi mano con delicadeza y depositó un casto beso en la palma.

—Por favor, pasen a la sala. —anunció Aurora.

—Elina, tenemos que hablar. —Lucian me detiene. Una vez todos han pasado a la mesa me giro para encararlo.

—También me alegra verte. —comento con una falsa sonrisa.

—Quiero que...

—Que me mantenga alejada de Khall Miller, ya lo sé, no tienes de qué preocuparte ¿puedo retirarme?

— ¿Qué te pasa? —preguntó de mal humor. Lo mejor del caso es que fui yo quien cambió su humor.

—Que te lo diga Denisse. —dicho esto giré sobre mi eje y caminé hacia la sala en dónde esperaba el invitado.

(...)

Me paseo por la habitación tarareando una de las canciones que mi madre me cantaba cada vez que no podía dormir. Me sentía ansiosa, pero no sabía con exactitud que quería.

El cielo estaba despejado. La luna destacaba entre la oscuridad de la noche, a causa de la ausencia de las estrellas. Era un paisaje muy hermoso; hubiera dado mucho por presenciarlo en alguna de esas frías noches en la jaula.

Una ligera brisa se coló entre las cortinas hasta llegar a mi cuerpo, el cual era cubierto por un camisón de dormir. Cerré el ventanal y corrí las cortinas. Cuando me voltee para dirigirme a la cama lo vi recostado contra el marco de la puerta, estaba cruzado de brazos, observándome fijamente.

No dijo nada, ni yo tampoco. No tenía ánimos para repetir lo mismo, así que ignoré su presencia y me senté sobre la cama.

—Ya se me ha informado sobre lo que pasó con Denisse. —dijo.

—Qué alegría... —comenté con sarcasmo.

—Quiero que la ignores —tomó asiento del otro lado de la cama—. Si ella te mira, tú no lo harás. Limítate a responder sus preguntas importantes. Denisse hace lo que quiere, que no te sorprenda si te deja una costilla partida.

—Para eso estás tú, para protegerme ¿o me equivoco? —entrecerró los ojos.

—No siempre estoy. Ahora duérmete.

— ¡Espera! —Se detuvo frente a su guarda ropa y tomó su ropa de dormir— ¿Dormirías esta noche aquí?

—Hoy no tengo intenciones de discutir, Elina.

—Dije dormir, no discutir —no respondió—. No quiero estar sola...

La luz fue apagada. Resoplé rendida y me tapé con las sábanas; al segundo Lucian hizo lo mismo, provocando que formara una pequeña sonrisa.

La habitación se sumó en un pasmoso pero hermoso silencio por el resto de las horas que permanecí despierta.

Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora