Capítulo 27

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Gemí de dolor al intentar cambiar de posición, sin embargo, lloriqueé al no poder soportar la molestia que sentía. Lucian apareció en mi campo de visión y me extendió su muñeca para que bebiera más de su sangre.

—Lamento no poderte curar, Elina, pero si bebes más de mi sangre corres el riesgo de que tu organismo no la soporte y mueras. —sus ojos tenían un brillo extraño. Miré a mí alrededor. Estaba en una habitación distinta.

—No me lastimes, por favor, ¿Dónde están mis hermanos? —la cabeza me dolía demasiado. Noté como se tensó aquel hombre; su rostro se me hacía familiar, pero no lograba reconocerlo del todo.

—Elina, no juegues por favor... dime que me recuerdas. —su mirada demostraba cierto dolor. Los recuerdos volvieron a revelarse poco a poco. Mi cabeza estaba a punto de estallar.

—Lucian... ¿El feto? —interrogué desesperada en cuanto los vagos recuerdos empezaron a retumbar mi cabeza.

—Murió. No iba a dejar que esa cosa viniera a este mundo —replicó tajante y yo suspiré aliviada. Ese feto no era mi hijo. Egon lo insertó en mí sin mi consentimiento, por lo tanto no me dolió en lo más mínimo deshacerme de eso.

—Quisiera hablar con Armen... —susurré.

—De acuerdo. —se incorporó y caminó hacia la puerta.

—Gracias, Lucian... —murmuré antes de que saliera de la habitación.

Te quiero. Fue la palabra que se atoró en mi garganta.

Armen ingresó de inmediato. Vestía una camisa blanca y unos pantalones. Tomó asiento justo donde estuvo Lucian y me observó sin expresión alguna.

— ¿Cómo se siente, Elina? —preguntó, intentando parecer sereno.

—Me duele todo —respondí de inmediato—... Armen yo lo lamento. El bebé llevaba tu sangre. Asesiné a tu hermano, pero yo...

—No tienes de qué preocuparte. Soy hijo único. Hasta donde recuerdo no tengo hermanos o padre. —sonrió con amargura. Sabía que esto le afectaba. Armen era un hombre justo y centrado, no merecía algo así. Fue por eso que sentía la necesidad de pedirle perdón pues, aunque no quisiera al bebé, iba a ser su hermano menor.

—Creí que te enfadarías por no pedir tu opinión, Armen, pero yo no deseaba tener a ese bebé. Aún conservo la esperanza de tener hijos, pero no frutos de una violación.

—Y lo entiendo, Elina. Creo que tomaste la mejor decisión.

—Cuida de mi hermana, te lo suplico, que no viva lo que yo he vivido desde la subasta. —le supliqué al cabo de unos instantes.

—Amo a Mía como nunca he amado a una mujer. —confesó, al tiempo en que observaba un punto fijo en la pared.

—Eso me consta. —esbocé una sonrisa, recordando cada gesto amable de su parte.

—Creo que será mejor que descanses. Si no fuese por la sangre de Lucian, ya no estarías con nosotros —sujetó mi mano con delicadeza—. Nunca había tenido un cambio como el de ahora, Elina, ese vampiro ha hecho todo por ti; te suplico que le des una oportunidad.

Dicho esto se retiró en silencio.

(...)

Lucian

—Lucian, tenemos que hablar —Brend ingresó a la sala en donde me encontraba reunido con Armen y Camella—. Hallaron cuerpos cerca del rio.

—Maldición ¿Ya los identificaron?

—Ese es el problema. Asesinaron a Grace —me entregó unas fotos—. Fueron humanos.

—Unos simples humanos no pudieron asesinar seis brujos y una vidente —Anthon entra de prisa—. Lucian secuestraron veinte humanas de Balem.

—Esto nos deja un paso más en desventaja. Estamos siendo atacados por un enemigo fantasma.

Quiero pensar que no es él, pero según los ataques ocurridos, en tan poco tiempo, no se me permite negar mis hipótesis.

Mi padre lo asesinó. Yo lo vi con mis propios ojos. Pero el bastardo es lo suficientemente antiguo como para encargarse solo de Grace y sus brujos. Los vampiros originales contamos con un poder específico, sin embargo, Kolem tendía a jugar sucio cada vez que se le presentaba la oportunidad.

—Que se cierren las puertas —ordeno con voz autoritaria—. No se rescatarán más humanos. A partir de este momento la ciudad quedará completamente sellada.

—Lucian, los humanos que viven en las afueras tardarán por lo menos un día más para llegar —intervino Lena con preocupación—. Por favor...

—No, Lena. Se hará lo que ordeno inmediatamente. —respondo tajante.

(...)

Elina

Hay agitación en las afueras de Redport. Me levanto con un gran esfuerzo y camino hacia su estudio. El hecho de que esté en cama no quiere decir que no escucho las conversaciones de las vampiresas del servicio.

Gimo por el dolor, pero no me detengo. Fui cambiada de habitación a pedido de Lucian, a quien por cierto no veo hace bastante tiempo.

—Señorita Elina ¿Qué hace fuera de cama? —Aaron apareció inmediatamente y me sujetó.

—Tengo que hablar con Lucian. —pido en voz baja. Él, con sumo cuidado (como si yo fuera una pieza única de porcelana) me toma entre sus brazos.

—Yo puedo decirle que requiere de su presencia...

—No, Aaron, él no vendrá. Por favor, déjame ir.

—Yo la llevaré. —tardamos un poco en llegar a su estudio, en donde me recibió de inmediato. Estaba en una reunión con el concejo, pero eso no fue impedimento para hacernos entrar.

—Gracias, Aaron. —dije una vez me dejó en el sofá. El vampiro hizo una reverencia y se retiró sin más.

— ¿Por qué no estás descansando en tu recámara? —Lucian me observó con frialdad.

—No te he visto hace mucho y quiero hablar contigo. —contesté en voz baja, pero bueno, los presentes en la habitación eran vampiros, claro que me han escuchado perfectamente.

Lucian se pasó la mano por el rostro, denotando cansancio.

—Hablaremos de esto luego —su vista volvió al frente—. Como les decía, si prolongamos el tiempo de espera, le estaremos dando ventaja al enemigo de que entre a nuestras tierras, asesine a los nuestros y capture a los humanos.

—Lucian, toda la población humana, nacida en Caín, está fuera de Redport. —debatió la tal Denisse.

—Creo que lo que dice Lucian es lo más acertado, caballeros —un hombre de cabello azabache habló—, No podemos perder más de los nuestros. La población humana dentro del muro es suficiente como para una repoblación. Mientras la guardia se encarga de los de afuera, nosotros nos encargaremos de adentro.

— ¿Qué propones, Vladimir? —Lucian lo mira fijamente.

—Una repoblación. Usar a las humanas para que procreen más de los suyos y de los nuestros —inició—. Cada vampiro en la ciudad tiene a su humana. Y las que no tengan dueño serán tomadas por los de su raza.

— ¿Qué pasará con los híbridos? —Anthon adoptó una postura distinta.

—Serán asesinados inmediatamente. Hasta no acabar con los desertores no podremos permitir la procreación de una nueva raza.

—Garned puede crear un suero para acelerar el proceso de crecimiento. —Oh no.

Uno a uno fue dando su visto bueno ante la idea del vampiro Vladimir. Todas las humanas seríamos sometidas a un embarazo forzado. La situación cada vez se tornaba más tensa.

El momento de Lucian llegó, debía tomar una decisión y, todos estaban a favor de la propuesta de la repoblación, solo hacía falta la orden del dirigente de Caín.

Sus ojos volaron a los míos inmediatamente. Suplicaba por dentro que se rehusara, sin embargo, él debía pensar en su pueblo.

—Está decidido. Se pondrá en práctica la idea de Vladimir inmediatamente.

Era Sangrienta |Libro 1| #IncesanteDolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora