En una era antigua, lejana y olvidada...
La familia Sumeki era una familia acaudalada de una pequeña villa en el Gran Desierto Oscuro. Aunque no tenían un fondo muy impresionante, sin duda disfrutaban de la prosperidad y la calma que sus condiciones le permitían.
Pero sus días de paz en este árido terreno habían llegado bruscamente a su fin cuando un tirano, junto a su grupo de malvivientes, llegó sorpresivamente para robar sus pertenencias y esclavizar a los más jóvenes. Todos en la villa fueron sentenciados ese día y la familia Sumeki no fue la excepción.
Los ancianos fueron asesinados, las mujeres brutalmente violadas y los que intentaron resistirse se los ató a un poste durante 48 horas bajo el grotesco sol del desierto, haciendo que la mayoría de ellos muriera con horribles quemaduras y deshidratación extrema.
Sumeki Ryou, el hijo intermedio de la familia, tenía tan solo 13 años apenas cumplidos cuando tuvo la desdicha de soportar ver delante de sus ojos como sus padres fueron brutalmente asesinados y su hermana mayor desgarrada hasta la inconsciencia. Los pocos que lograron sobrevivir a esta masacre se convirtieron en esclavos haciendo que sus pacíficas vidas tuvieran un cambio terrible.
Algunos meses después... en un lugar oculto.
"Estas ruinas antiguas son muy extrañas y dan mala espina..." comentó temerosamente un bandido con turbante rojo, mientras azotaba a un esclavo duramente para que se moviera.
"¡Calla! No dejes que el jefe te oiga actuar como un cobarde o ya sabes lo que sucederá. De todas formas tenemos estos esclavos como escudo en caso que haya algunas trampas en el camino" susurró otro bandido con el rostro marcado y una enorme barba negra.
Ryou se mantenía en las líneas frontales, junto a otros esclavos, marcando el paso mientras buscaban posibles trampas en el camino.
Debido a lo que había podido escuchar en las charlas de los bandidos, él sabía que estas ruinas fueron excavadas recientemente y aunque numerosas personas ya habían entrado a investigar, nadie logró escapar con vida hasta el momento. Aun así las ansias de hallar posibles tesoros antiguos o poderes divinos sellados, hacían que todo tipo de grandes personajes intentarán explorar estas ruinas, y por supuesto su cruel amo era una de estas personas.
Mientras todos los demás esclavos, incluyendo a los miembros sobrevivientes de la familia Sumeki, ya habían aceptado su nuevo y terrible destino desde hace tiempo, Ryou aún se mantenía firme y siempre buscaba la forma de librarse del temido tirano que los dominaba sin encontrar la ocasión perfecta, él sabía que solo tendría una oportunidad y si lo atrapaban moriría en el acto. Por lo cual debía ser muy cuidadoso sobre cuando elegir tomar medidas.
La razón por la cual no se rendía en el hecho de recuperar su libertad era simplemente porque era terco como una mula. Siempre había sido extremadamente testarudo y obstinado hasta los huesos. A pesar de su corta edad, su voluntad era firme como un roble.
"¿Qué es eso?" gritó un esclavo señalando una extraña esfera que se vislumbraba a la distancia y parecía acercarse, flotando, lentamente.
Antes de que alguien pudiera responder, la esfera comenzó a brillar. Brilló más y más intensamente provocando una enorme presión, que se hizo sentir sobre todos los presentes en las ruinas causando un temor como nunca antes habían conocido.
En el mismo momento que los otros esclavos temblaban del miedo ante esta poderosa presencia, el joven Ryou pensó que esta podría ser su oportunidad de librarse de su cruel destino, y en el peor de los casos si muriera en el proceso, el resultado no sería tan malo como una vida de esclavitud y maltratos. Sin pensarlo más, y casi con un instinto suicida, corrió a toda velocidad hacia la brillante luz.
La poderosa luz trago completamente a Ryou envolviéndolo en un manto de energía divina hasta que ya no pudo verse su silueta por ningún lado.
Ryou se encontraba en un estado de omnipresencia observando el mundo entero, cuando una poderosa voz que parecía salir de la nada misma se hizo sentir.
"Pequeña criatura terrenal, yo te he liberado de las ataduras de tu mundo. A partir de este momento serás conocido como un Vigilante de los Cielos y tu deber es observar el mundo terrenal por toda la eternidad"
La voz horrorizada de Ryou sonó: "T-tú... ¿Quién eres? ¿Qué es lo que pretendes?"
"Lo sabrás con el tiempo, eso y muchísimo más. Habrá pocas cosas en el mundo inferior que no sepas, y todo lo que tú aprendas, yo también lo sabré. Ahora eres mis ojos y mis oídos, pero jamás te atrevas a intentar ocultar algo de mí, o morir no será nada a comparación de lo que te sucederá" afirmó la poderosa voz antes de desaparecer para siempre.
Cientos de miles de años más tarde...
En una pequeña tribu de un desolado desierto, y durante una noche sin luna, un niño de 13 años estaba siendo enterrado por una joven hermosa y un anciano. La pequeña tumba estaba ya cavada, y el cuerpo estaba adentro.
Con lágrimas en sus ojos, y una enorme sensación de pesar en su bello rostro, la joven estaba por tirar el primer montículo de arena y tierra con su pala cuando una brillante luz descendió desde los cielos directo hacia la tumba, alumbrando toda la zona durante algunos segundos.
La joven y el anciano, aún aturdidos por el evento, vieron horrorizados como una silueta ascendía lentamente desde la profundidad de la tumba.
"¿Dónde estoy?" preguntó la silueta, confundido, mientras luchaba por ponerse de pie.
« ¿Cuántos años han pasado desde que tenía la necesidad de caminar? ¡Ya casi no recordaba cómo hacerlo! » pensó Ryou mientras se recuperaba.
En un golpe de valentía absoluta y sudando grandes gotas, el anciano se adelantó y dijo:
"Estás en una aldea de la Tribu Roca Ardiente pero tu voz... no puede ser.... ¡déjame ver tu rostro!"
Inmediatamente luego la joven corrió hacia la silueta desenfrenadamente, revelando su rostro con una pequeña antorcha.
"¡Hermano estás vivo! ¡Es un milagro!"
Ryou frunció el ceño, estaba empezando a recordar quienes eran estas personas.
¿Cómo pudo siquiera olvidarlo? Le tomó cientos de miles de años encontrar a un sujeto compatible que tuviera los requisitos exactos, su mismo nombre y además muriera en la edad justa para poder permitirle escapar de su destino eterno, y así tomar su cuerpo. En ese momento notó que aún no había podido recuperar todos sus recuerdos como entidad inmortal, pero eso no le preocupaba en lo más mínimo. Sabía que eventualmente regresarían a él.
Pensando en el hecho de que finalmente, después de tanto tiempo, lo había logrado con éxito, sonrió lleno de emoción y su actuación comenzó.
"Hermana, abuelo, lamento haberlos preocupado" dijo casualmente Ryou, mientras su supuesta hermana lo abrazaba con fuerza.
"Es imposible... ¡Imposible! Fuiste mordido por una Serpiente de Fuego del desierto, ninguna persona normal puede sobrevivir a eso ¡Esto sin duda es un verdadero milagro de los cielos!" exclamó el anciano en estado de shock, mientras alzaba las manos en señal de respeto hacia los cielos.
"Estoy segura que te encuentras muy débil ya que acabas de recuperarte de un veneno mortal, apóyate en mi querido hermano, te ayudaré a llegar hasta la casa para que puedas descansar"
Con ayuda de su supuesta hermana y su supuesto abuelo, Ryou comenzó a avanzar a través de la arenosa superficie del desierto dando inicio al comienzo de su segunda vida mortal en este mundo y se juró a sí mismo no desperdiciar esta oportunidad de libertad que tanto le había costado adquirir, esta vez se volvería fuerte. Lo suficientemente poderoso para que nadie pueda doblegarlo otra vez.
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Divine Cruelty
FantasyUn joven de 13 años es forzado a explorar unas ruinas antiguas, cuando encuentra una poderosa luz divina que lo convierte en un esclavo de los cielos por toda la eternidad. Cientos de miles de años después, logra escapar de su cruel destino, regresa...