Capítulo 132: El genio supremo del Árbol del Destino (4)

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"¡Si quieres matarnos, hazlo de una vez ¡Pero te aseguro que nuestras sectas te perseguirán por el resto de tus miserables días!" declaró uno de los dos jóvenes genios sectarios, mientras enseñaba una marca espiritual que tenía en su brazo.

Esta marca se activaría una vez que muera, y le enviaría a su superior toda la información necesaria sobre lo sucedido aquí, para que los ancianos de su secta puedan cobrar venganza en su nombre.

Tener una marca espiritual era la forma más practica que una secta tenía para proteger a sus jóvenes discípulos.

El joven sabía que actualmente su vida ya no le pertenecía. Pero como genio superior de una poderosa secta, no estaba dispuesto a morir como un cobarde, y decidió amenazar a la otra parte.

Huang Cheng no se vio perturbado por esta amenaza. Mostrando con una ligera sonrisa, explicó con calma:

"Antes que nada, quiero que sepan que conozco un método para eliminar totalmente las marcas espirituales que hay en sus cuerpos. Por lo cual podría paralizarlos ahora y matarlos luego de removérselas, y absolutamente nadie sabrá lo qué sucedió aquí exactamente"

El trio pudo decir por el tono de voz confiado de Cheng que seguramente no estaba mintiendo. Había rumores sobre que los Maestros en Venenos podrían lograr esto con cierto procedimiento secreto, donde envenenaban a la marca misma, pero dado que no había demasiados en el mundo y que era una profesión oculta y olvidada, casi nadie podía asegurarlo con exactitud.

Después de todo los Maestros en Venenos habían sido originalmente solo una pequeña rama dentro de la Alquimia, al igual que los Médicos, que con el tiempo se bifurcaron y se convirtieron en lo que eran ahora. Pero a diferencia de los médicos, que ahora brillaban como una de las 7 profesionales principales en el Imperio Zhou, los Maestros en Venenos permanecían en la clandestinidad y sería muy difícil encontrar a alguno.

Esto se debía a que su reputación en general era muy mala y la gente desconfiaba de ellos, por lo cual preferían mantenerse ocultos.

Al ver que tenía la atención del trio, Huang Cheng sacó un pequeño frasco y continuó:

"En realidad no tengo la intención de lastimarlos. Y mi veneno no los matará tampoco, siempre en cuando puedan anularlo temporalmente al tomar esta pequeña dosis medicinal, una vez a la semana"

"Lo único que necesito para garantizar su bienestar es que hagan un contrato espiritual conmigo, en el cual jurarán seguir mis órdenes y que jamás intentarán hacer algo que me perjudique. A cambio yo juraré darles una dosis de este antídoto temporal regularmente y no los maltrataré"

El trio se miró entre si sabiendo que no tenían elección. El trato no era tan malo y en caso de no aceptarlo, sin duda morirían hoy y nadie sabría la verdad sobre lo que les pasó en este lugar.

Por otro lado, si aceptaban, tendrían tiempo suficiente para intentar resolver el problema con el veneno que invadió en sus cuerpos y además quizás los mayores de sus respectivos poderes podrían hacer algo con respecto al Contrato Espiritual. En resumen, al menos tendrían esperanzas de salvarse en un futuro.

Pero, en realidad, Huang Cheng ya conocía los pensamientos esperanzadores de este trio de idiotas. Seguramente si les diera algunos años encontrarían la forma de resolver el problema por su cuenta y salir de su influencia. Pero esto no le importaba ya que tenía formas de lidiar con estos tres si quisiera, sin necesidad de violar el contrato espiritual, y tan solo necesitaba usarlos durante un poco tiempo más, antes de que se vuelvan inútiles ante sus ojos.

Divine CrueltyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora