Capítulo 160: Zonas de conflicto

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A pesar de la conmoción causada por la enorme explosión sufrida dentro del palacio de invitados del Rey Celestial, todo el asunto se mantuvo en secreto para las masas y solo unos pocos sabían que esto estaba directamente relacionado con el criminal más buscado del Imperio Zhou, Sumeki Ryou.

El Rey Celestial y el Templo de Yokud no querían que las personas piensen que un simple jovencito les estaba causando tantos problemas, debido a que se plantearían serias dudas sobre el verdadero alcance de su poder. Por esta razón, se decidió mantener todo el trasfondo del problema en secreto; hasta que el culpable fuera capturado.

Con el pasar de los días, la agenda del Gran Torneo Imperial de Genios continuó como si nada importante hubiera pasado en el medio. Pero, en realidad, hubo grandes cambios en todo el continente Tamri.

Solo que la mayoría de las personas no notaron estos cambios, ya que se mantuvieron en la oscuridad para la población normal del Reino Celestial de Pirea y de sus alrededores.

Un poderoso reino, como este, jamás admitiría abiertamente que estaban siendo acosados desde los distintos frentes posibles, y que su situación era extremadamente grave. Ya que esto solo generaría pánico en las personas, y pondría en duda su capacidad para resolver los conflictos.

El manejo de la información debía ser cuidadosamente tratado, y la situación real solo sería oficializada una vez que todo estuviera arreglado.

Mientras tanto, toda la información circulante sobre estos temas seria simples rumores o cuentos lejanos que traían los viajeros.

Como primera contramedida, las elites de la secta Fuego Ancestral fueron enviadas hacia el Este para solucionar el terrible asunto que inició con la llegada de un barco en el Pasaje de Ayaca.

El Miasma de Sangre estaba arrasando con todo a su paso, y ya se había cobrado la vida de casi todos los seres vivos de esa región. O, mejor dicho, los había transformado en seres horribles que solo sabían atacar a cualquiera que se les acercara. Humanos y bestias por igual.

La situación en este lugar era lamentable y, en caso de no solucionarse pronto el asunto, se expandiría hacia las zonas más pobladas del Reino Celestial de Pirea y una enorme masacre se produciría pronto.

La secta Fuego Ancestral aseguró que podría purificar toda la zona usando sus poderosas llamas ancestrales, por lo cual el Protector Divino les encargó el asunto como primera contramedida.

Además, algunas otras sectas locales se unieron a ellos para ayudar a resolver el problema.

Como garantía adicional, el Maestro de la Orden de Hielo también los acompañó en esta importante misión. Incluso si el fuego ardiente no lograba su cometido, quizás el frio absoluto lo lograra.

El respaldo de semejante experto supremo era muy altamente considerado por todos en la comitiva.

Su discípulo principal, Fylk Bing, se había quedado en la Ciudad Celestial debido a que era un concursante del Torneo Imperial de Genios. Además, insistió en que, aunque el asunto del Miasma de Sangre era muy preocupante, rastrear al joven demoniaco debía ser una prioridad absoluta para todos. Por lo cual, prefirió dedicar sus esfuerzos a esta causa y liderar los grupos de caza dentro de la Ciudad Celestial.

Luego de la muerte del cardenal, el Templo de Yokud triplicó sus esfuerzos para hallar a Sumeki Ryou.

Varios cardenales, decenas de obispos y cientos de caballeros sagrados, fueron enviados desde la Gran Catedral por orden directa del Líder Supremo.

La mitad de ellos se dirigieron hacia el norte, para investigar en profundidad el asunto del robo de la Espada de Sangre, ya que se trataba de la reliquia más antigua en poder del Templo de Yokud. Mientras que la otra mitad, se quedaría en la ciudad celestial y sus alrededores, en busca del culpable de la muerte del cardenal.

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