Algunas horas pasaron, hasta que Ryou sacó su Jarra de los Cien Dragones, su Amuleto de Tharsis, el Caldero Celestial del Emperador de la Alquimia y algunos otros artículos de menor importancia. Luego, comenzó a reír maniacamente.
La felicidad, y el éxtasis, podía verse claramente en su rostro ahora.
Ryou primero tuvo que encontrar el núcleo de la enorme matriz, algo que solo él podría hacer; debido a que sabía exactamente donde buscar. Esto era posible, solo gracias a que estuvo observando en el momento de su creación, hace tantos años atrás.
Y luego, necesitó de todos estos fabulosos objetos, y de sus habilidades divinas, para lograr su cometido fácilmente.
Pero ahora se sentía como si uno de los grandes objetivos de su vida se hubiera cumplido al fin.
"¡Hahaha! ¡Al fin está todo listo!"
Todo empezó hace docenas de miles de años atrás, cuando Ryou comenzó a entender el método que le permitiría escapar del control de Los Cielos para siempre.
Aunque ser una entidad inmortal, un Vigilante de los Cielos, podría ser algo muy satisfactorio para muchos, Ryou ya estaba harto de ser un esclavo. Alguien sometido a la voluntad de otros.
Había sido esclavizado por Los Cielos durante incontables años, y su único anhelo era conseguir una verdadera libertad. La libertad de poder desafiarlos en un futuro.
Después de una investigación profunda, finalmente logró encontrar un método que le permitiría escapar del control celestial, de forma segura, y sin perder la mayoría de sus recuerdos divinos en el proceso; para así poder regresar nuevamente al mundo mortal.
¿Qué tan grande podría llegar a ser alguien como él, sí regresara al mundo mortal, después de reunir cientos de miles de años de conocimientos? Solo pensar en esto lo hizo sentir extasiado.
Pero hubo un problema importante, que le tomó bastante tiempo resolver.
¿Cómo volverse lo suficientemente poderoso, de forma rápida, para poder escapar del alcance de Los Cielos, una vez que regrese al mundo mortal? ¡Esta pregunta le comió el cerebro durante muchos años! Pero el tiempo no era un problema, por suerte, tenía suficiente tiempo para no tener la necesidad de preocuparse por esto.
Ryou, como Vigilante de los Cielos, había arruinado a miles de poderosos personajes a lo largo de la historia; quienes podrían haber desafiado a Los Cielos directamente si se les hubiera dado el suficiente tiempo para poder crecer y llegar a alturas mayores.
Reportar a estos sujetos era parte de su trabajo. Y si no lo cumplía, simplemente hubiera sido completamente eliminado por Los Cielos y reducido a la nada misma.
Pero esto no significaba que le agradara hacer esta tarea, por el contrario, se juró a sí mismo que el día que escapara del dominio celestial, cumpliría con la voluntad de todos estos sujetos que no lo lograron por su culpa.
Era lo mínimo que podría hacer después de haber arruinado a tantas preciadas vidas, como Vigilante de los Cielos.
Pero, después de incontables años, finalmente encontró la forma de lograr su cometido de forma segura.
Ryou comenzó a engañar a algunos de los personajes más prominentes de Los Cielos, y les hizo perder algunos objetos de calidad Divina que mantenían en su poder.
Estos objetos caerían en el mundo mortal y, cada tanto, alguien tendría la suerte de encontrarse con estos.
Un objeto Divino desafía las leyes de la cultivación en todo sentido, por lo cual, no era algo que pudiera estar en manos de un simple mortal.
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Divine Cruelty
FantasyUn joven de 13 años es forzado a explorar unas ruinas antiguas, cuando encuentra una poderosa luz divina que lo convierte en un esclavo de los cielos por toda la eternidad. Cientos de miles de años después, logra escapar de su cruel destino, regresa...