Capítulo 14: Preludio de una Masacre

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Ryou y Naomi llegaron hasta la salida de la villa, donde había un establo atendido por un anciano que vendía camellos desde hace varias décadas.

Este anciano era el único criador de camellos de la tribu, pero no solía tener muchos clientes; ya que solo grandes personajes de la tribu podían permitirse el gran precio que significaba comprarlos.

Ryou le pidió dos buenos camellos y el anciano lo miró extrañado, ya que no era normal que un joven tuviera tanto dinero en su poder como para hacer semejante compra.

"Te costará 3 monedas de Oro" Informó sin tomar muy en serio el pedido del joven de 13 años.

Pero, para sorpresa del anciano, Ryou revisó su saco de monedas y le pagó casualmente.

El anciano le hizo entrega de dos machos gigantes que podían llevar a dos personas cómodamente, cada uno, sobre sus lomos. Esto era precisamente lo que Ryou quería, ya que al regresar volvería junto su hermana y su abuelo.

"Te devolveré este favor más adelante" afirmó Naomi seriamente. Ryou había comprado un camello para ella sola cuando no era necesario hacer tal cosa.

Ryou solo sonrió sin explicar nada, y se marcharon juntos hacia el vasto desierto.

En el camino los dos jóvenes hablaron de muchas cosas. Ryou supo que la razón por la cual el padre de Naomi, Suki Tora, había salido de la Villa Principal de la Tribu Roca Ardiente era porque fue llamado desde la Gran Tribu Sol Radiante para atender unos asuntos urgentes.

La Gran Tribu Sol Radiante era la tribu más poderosa de todo el Gran Desierto Oscuro, habiendo dominado con firmeza durante las últimas generaciones en el vasto desierto.

Aunque solo algunos pocos lo sabían, Suki Tora era un embajador de la Gran Tribu Sol Radiante.

La razón de esto era muy sencilla, la mayor parte de la familia Suki, luego de ser exiliada del Reino de Nastrand, se había instalado en la Gran Tribu Sol Radiante; adquiriendo una posición de poder alta con el tiempo. Siendo, en este momento, la segunda familia en importancia luego de la familia Liang, quienes dominaban enteramente en esta tribu y en todo el Gran Desierto Oscuro.

Suki Tora había sido enviado como embajador de la Gran Tribu Sol Radiante hace muchos años atrás, pero debido a su carácter humilde y su pasión por la herrería, nunca intentó aprovecharse de su situación en la tribu Roca Ardiente; e intento prosperar por su cuenta, sin llamar demasiado la atención.

Ryou también se enteró que Naomi era una Guerrera del pico del nivel 4, lo cual era bastante sorprendente para una chica de su edad que no tenía entrenamiento militar formal.

Pero era todo gracias su padre, que pertenecía al rango de Gran Guerrero. Él la había entrenado desde pequeña y también la ayudó con algunos recursos de cultivo para su desarrollo personal.

"¿Qué estás haciendo?" preguntó Naomi; mientras observaba a Ryou, montado en su camello, que se encontraba aplastando unas hierbas en su mortero.

"Preparo medicinas y venenos, que podrían serme útiles en un futuro" respondió casualmente.

Naomi pudo saber de inmediato que su compañero de viaje era un hábil alquimista. Desde que había comenzado el viaje, Ryou siempre se encontraba trabajando en distintas cosas con su mortero durante el día, y por las noches usaría el fuego de la hoguera para crear pociones con su caldero negro, justo antes de dormir. Era como una máquina incansable de producción de artículos.

Finalmente, durante el transcurso de la mañana del cuarto día de viaje, llegaron hasta la entrada de la aldea de Ryou.

El sol radiante comenzaba a quemar con fuerza y las criaturas del desierto buscaban refugio bajo la sombra de grandes rocas o cactus.

Ryou solo quería reencontrarse con su familia para contarle las buenas noticias y descansar un poco, viajar varios días seguidos por el desierto era agotador.

Pero la escena que encontró en su línea de visión lo perturbó de forma instantánea.

Al observar el panorama, su apacible y tranquilo rostro se había transformado en gran medida. Un odio profundo nació en su interior, sus cejas se tensaron y su boca dibujó una mueca de rechazo absoluto.

La verdadera sed de sangre había despertado en su interior por primera vez desde su regreso al mundo mortal.

Naomi no sabía que estaba pasando, pero pudo ver a la distancia a un grupo de personas reunidas alrededor de un anciano y una joven que se encontraban atados a un poste bajo el intenso sol del desierto.

Estas personas les escupían y arrojaban piedras ferozmente.

Un aldeano regordete de nariz chata les arrojó una piedra, y se burló:
"Esto es lo que se merecen por robar mis mercancías. Si no mueren hoy, no me llamó Kim Gu"

Un hombre de mediana edad con una cicatriz en la frente, que estaba al lado de Kim Gu, agregó con una voz imponente:

"Independientemente de que Kim Gu sea mi primo o no, como patriarca de la aldea no puedo permitir que hagan lo que quieran. Según las leyes de mi aldea, los ladrones deben ser sentenciados a muerte. No hay lugar para delincuentes en este sitio"

Una tercera voz se escuchó, era una señora de nariz curva y rostro desagradable, que se reía frenéticamente:

"Haha, eso es correcto, yo los vi entrando a la casa de mi hermano Kim Gu. para robar comida y dinero"
"¡Y no se atrevan a negarlo de nuevo! ¿De dónde más podrían haber conseguido esas cosas valiosas personas como ustedes?"

En total había casi 100 personas alrededor, discutiendo sobre el asunto. La mayoría apoyaba el castigo y otros que conocían más a fondo a los involucrados, parecían reacios a participar; pero no se atrevían a quejarse por miedo al patriarca y su gente. Por ende, solo miraban el espectáculo, con disgusto en sus rostros.

Ryou pudo notar con solo un ligero vistazo que las dos personas atadas eran su hermana Xiao y su abuelo Sun, también pudo comprender ligeramente la situación.

Era probable que los trozos de carne y la monedas que le había dejado a su familia antes de irse, habían generado la envidia y codicia de otros, desatando una terrible calamidad sobre ellos.

En una aldea pequeña y pobre como esta, hasta el objeto más humilde podría ser considerado como un tesoro. Y los 10 trozos de carne y un saco de monedas eran exactamente un tesoro para la mayoría de los pobladores, que seguramente no podrían obtener tal cantidad de cosas al mismo tiempo en todas sus vidas.

Por otro lado, Ryou reconoció de inmediato al aldeano de nariz chata, Kim Gu.

No había olvidado a aquel aldeano grosero que empujó a esos niños cuando querían comerciar unas rocas con el mercader de tez oscura. En esa ocasión, Kim Gu le entregó una bolsa llena de hierbas pero solo había recibido una bolsa de arroz y una de trigo; debido a que sus hierbas eran de mala calidad.

Mientras se acercaban, Suki Naomi podía notar la fea expresión de Ryou. Pero no se atrevió a preguntarle, ya que, en ese momento, el joven a su lado daba una sensación de sed de sangre extrema que podría engullir de inmediato a alguien.

Ryou se acercó bruscamente, abriéndose paso entre la multitud a empujones, con el único pensamiento de hacer justicia por su familia y vengarse de los responsables.

Las condiciones necesarias para una pronta masacre, estaban todas en su lugar ahora.

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