Capítulo 4: El Pequeño Alquimista

2.6K 366 30
                                    

Ryou sacó una pequeña caja de su bolsillo y se la entregó.

El mercader de tez oscura la tomó con cuidado, como si la caja contuviera veneno dentro, y la abrió lentamente.

"Hmm..." sus ojos se iluminaron de inmediato y una expresión de incredulidad se asomó en su rostro. Pero como todo buen mercader, le tomó solo un instante recuperar la compostura. No estaba dispuesto a perder.

"Como se esperaba. ¡Es solo basura! Te haré un favor y me quedaré con esta porquería, o podrías causar lesiones en la piel a alguien si se usa descuidadamente. Ahora vete lejos de aquí, antes que te golpeé por tu presunción desmedida" afirmó el mercader de tez oscura, haciéndo parecer que le hacía un gran favor a Ryou. Y luego guardó la caja rápidamente dentro de su túnica.

Algunos aldeanos suspiraron de alivio, este tonto muchacho se había salvado esta vez. Todo parecía indicar que el mercader de tez oscura en realidad era más tolerante de lo que creían.

"En esta vida puedes comer lo que desees, pero no puedes decir lo que te plazca" sentenció Ryou con una mirada llena de desprecio, y luego agregó:

"Viendo que no estás dispuesto a cumplir con tu palabra, no me dejas otra opción"

Metió la mano en su bolsillo y sacó otra caja de Pasta Refrescante, ¡En realidad había hecho dos!

La abrió y empezó a frotarla en su rostro.

Un aroma refrescante cautivo a las personas cercanas, no hacía falta ser un genio de la alquimia para saber que era una verdadera Pasta Refrescante.

Luego le entregó lo que quedaba de la segunda pasta al viejo mercader de mirada aguda.

El anciano parecía mucho más confiable que su socio de tez oscura.

"Este joven espera que sea de su agrado. Pero, aunque esté usada, tendrá que pagar por esta pasta de todas formas"

El viejo mercader parecía muy sorprendido. Esta era una Pasta Refrescante de primera calidad y este chico no solo tenía una, ¡Sino dos!

Por otro lado, el mercader de tez oscura parecía estar a punto de vomitar sangre. Su rostro se había vuelto ceniciento. Pero como buen negociante de mente rápida, logró recuperarse al instante y dijo:

"Incluso si esta es una Pasta Refrescante real, no significa que la hayas hecho tú. Nuestra apuesta fue sobre si realmente la fabricaste o no. ¡Quizás se la robaste a alguien!"

Aunque sonaba descarado decir eso, la realidad era que algunos ya habían pensado en esta posibilidad. ¿De dónde más podría haber conseguido dos pastas refrescantes un chico de 13 años que no sabe nada del mundo?

"Hmm... parece que sigues dudando de mí. Entonces qué te parece esto... recogeré algunas hierbas de las que tienes aquí y haré otra Pasta Refrescante en menos de 1 hora. Pero cuando la termine deberás comprar las tres sin objeciones, y al precio que establecimos."

El comerciante de tez oscura parecía encantado y asintió rápidamente. No creía que este niño pueda hacer semejante cosa y mucho menos en tan poco tiempo. Y cuando fracase lo acusaría de haberlas robado, quedándose así con las pastas gratis.

Ryou tomó algunas hierbas espirituales distintas y dos Hojas de Hoe de la enorme lona, y comenzó a trabajar diligentemente.

"Joven, esas son Hojas de Hoe... ¡No son hierbas espirituales!"

El viejo de mirada aguda estaba observando cuidadosamente, cuando notó la extraña elección de Ryou.

"Aunque no soy un alquimista, sé que solo sirven como incienso de baja calidad, para espantar a los insectos, y que prácticamente no tienen ningún uso real en la elaboración de productos de alquimia"

Divine CrueltyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora