Capítulo 133: El inicio de la plaga demoniaca

1.2K 215 14
                                    

El Pasaje de Ayaca era una zona angosta y boscosa, perteneciente al Reino Celestial de Pirea, que tenía una ubicación muy particular en el mapa del continente Tamri.

Este angosto bosque montañoso separaba al helado Reino de Nastrand, con el caluroso Gran Desierto Oscuro; y a su vez limitaba con el Mar del Este. Siendo así la única salida marítima directa que el Reino Celestial de Pirea tenía en su poder.

El pasaje de Ayaca era conocido por su extraño clima, el cual dependiendo la época del año podría volverse sumamente cambiante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El pasaje de Ayaca era conocido por su extraño clima, el cual dependiendo la época del año podría volverse sumamente cambiante.

Cuando recibía parte de las ventiscas provenientes del norte, la temperatura del lugar disminuía considerablemente. Y cuando el viento del sur le llegaba, el calor aumentaba bastante debido a la influencia directa del Gran Desierto Oscuro.

En resumen, poseía un clima raro y cambiante, donde una tormenta de nieve y una tormenta de arena eran igual de posibles dependiendo la época del año.

Esto provocaba que no sea un ambiente agradable para la mayoría de las personas. Y hasta las bestias preferían evitar vivir en este lugar, razón por la cual no había demasiadas aquí.

Como era una zona que compartía fronteras con otros dos poderes del imperio, pero que a su vez no tenía ningún otro valor territorial, con excepción de la salida al mar, el Reino Celestial de Pirea jamás se había mostrado interesado en desarrollar este territorio y en realidad no había ninguna ciudad o asentamiento humano grande aquí.

De hecho, tampoco le servía crear un puerto para comerciar por mar con los otros dominios del imperio, debido a que como el Reino Celestial de Pirea estaba en el centro de todos los demás, le era más fácil comerciar por tierra normalmente.

En otras palabras, este era un terreno alejado del progreso y que a ninguno de los grandes poderes del imperio le interesaba en lo más mínimo.

Los únicos habitantes de este lugar eran la antigua tribu Ayaca, que tenían una serie de pequeñas aldeas a lo largo del bosque, y quienes habían recibido, con el pasar de los milenios, la influencia cultural de los tres grandes dominios con los que convivían a diario.

En lo alto de una torre de vigilancia hecha de madera, una jovencita de la tribu Ayaca se encontraba observando el mar como todos los días. Era un trabajo aburrido, donde normalmente nada interesante pasaba, pero alguien debía hacerlo.

Pero esta vez ella vio algo extraño en el horizonte, la joven se aseguró de observar detenidamente el objeto a la distancia mientras se volvía cada vez más grande.

« ¡Un barco desde el mar abierto! ¡Que inusual! » pensó la joven frunciendo el ceño.

En realidad, no era como si nunca pasaran barcos mercantes por la zona.

Algunos lugares del Gran Desierto Oscuro y del Reino de Nastrand solían comerciar por esta ruta. Pero definitivamente no solían dirigirse directamente hacia este lugar, debido a que no había ningún puerto aquí. Lo normal era que siguieran de largo, bordeando el continente Tamri para comerciar.

Divine CrueltyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora