Capítulo 61

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#NOBREATHINGDAY

*Narrado en tercera persona*

Podría ser que sus trabajos ya no se trataban de lo mismo o al menos ya no trabajaban para el mismo equipo. Pero eso no quitaba que tuvieran cosas en común, siendo una de ellas el querer justicia viendo a las responsables tras las rejas.

—Aunque debería enfocarme en buscar a Artie, tengo un trabajo pendiente con Santana. Siento que oculta más de lo que puede pronunciar y no me cansaré hasta obtenerlo. —El rubio estaba cansado y eso podía verse a simple vista. —¿Qué tienes en mente en tu trabajo con Figgins? Después de lo que me acabas de contar no sé si sea correcto que sigas trabajando para ese hombre.

—No puedo irme, al menos no ahora. —Finn bebió su café restante de un sorbo y miró a su amigo. —Necesito respuestas y estoy seguro que solo las tendré siguiendo su juego. Hoy regresa después de una larga semana y no tengo pensando pasar por la oficina.

—¿No me digas que pasarás el día bebiendo café y tratando de pensar en cómo asesinarlo?

—¿Estás demente? Por supuesto que no. —Compartieron unos segundos de risas y se levantaron de la banca en la que estaban sentados para caminar hacia sus respectivos autos. —En realidad, iré a casa de Rachel y puede que me acompañe a hacer algo. Y antes de que lo pienses, no es nada sucio. —El rubio rio chocando la palma de su mano con el hombro de él. —Necesito ir al panteón de la ciudad, visitar la tumba de mi madre después de tanto tiempo.

—¿Estás seguro que quieres dar ese paso? Digo, no sé qué habrá sucedido para que se la nada sientas la necesidad de ir y supongo que no tiene nada que ver con Rachel, ¿o sí? —No hubo contestación alguna de parte del más alto por lo que el rubio tuvo que seguir su conversación. —Como sea, iré al hospital y de ahí me pasaré a verlos, ¿está bien?

—Claro.

Se despidieron rápidamente y el rubio se enfundó en su auto para conducir las calles hasta llegar al estacionamiento abarrotado del hospital, donde después de haberle aclarado a Sebastian Smythe que lo único que quería era ver a la paciente lo dejó pasar sin objeción alguna.

—Santana. —Dijo al entrar a la habitación y al ver que la persona nombrada estaba de pie junto a la ventana dándole la espalda sintió un poco de curiosidad, por lo que se posó a su lado y siguió diciendo: —¿cómo te has sentido? Es obvio que bien, digo, ya puedes ponerte de pie y ese siempre es un paso más por el cual debas agradecer.

—¿Agra- de-cer? —Rio amargamente pero sin voltear a ver al oficial que tenía a su lado. Su voz era la que aún no mejoraba por completo, por ello y con duras penas le había salido la palabra.

—Yo espero que tu voz pueda recuperarse del todo, me gustaría hablar contigo de algunas cosas. No pienses que como oficial, realmente me gustaría hacerlo como tú amigo, pero es mejor cuando las dos personas hablan y no solo una escucha.

Santana estaba cansada de escuchar al policía que alguna vez estuvo con una chica del bar hablar, por lo que rápidamente tomó la pluma que tenía sobre la mesa junto con el papel y comenzó a garabatear hasta terminar su frase.

«No me interesa hablar con usted, por lo que le aconsejo que se vaya.»

—Por favor, Santana. No debes quedarte sola en estos momentos.

«No estoy sola, así que por favor váyase. Estoy harta de que los rubios crean que pueden ser mis amigos

Su última oración dejó un poco desconcertado a Evans, parecía que Santana acababa de lanzar una indirecta hacia la pequeña rubia que vio llorar aquella vez en la sala de espera.

Barely Breathing [FINCHEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora