Papás Sustitutos. •Narry Storan•

Cinco

Despedía a Liam en la puerta cuando Mis padres llegaron con la pequeña Cath, en cuando Liam la vio sus ojos se abrieron grandes e hizo gestos de ternura, parecía que acababa de ver un chachorro.

—¿Es la pequeña Catherine?—Preguntó tocando su nariz.
—Sí, es preciosa, ¿verdad?—Le contestó mi madre.
—Se parece a Zayn—Dijo Liam examinándola—. No presiento nada bueno sobre esto.
—¿Quieren verle el lado bueno a esto? Ahora somos una familia más grande—Les dije un poco molesto.

Tomé en brazos a la bebé y entré a la casa, cuando le quité la cobija de encima ella comenzó a llorar y yo pegué un salto del susto, al parecer ya tenía sueño, aún era temprano.

No podía dejar a la bebé sola en el cuarto de Harry y ella no pararía de llorar si lo esperamos, sin más opciones caminé con ella hasta mi habitación y la acosté en el centro de la cama con almohadas y cojines a su lado.

Me cambié la ropa por mí pijama y me acosté a un lado de ella, veía como respiraba bajo la cobija color rosa pálido, sus manitas estaban echas puño, tenía la boca semi abierta. Realmente parecía cómoda.

—Espero con ansias verte crecer, Cath, tienes tan poco tiempo aquí, pero ya te quiero tanto—Susurré, realmente estaba feliz con ella aquí.

Eran las 12:39 a.m. cuando el terrible llanto de Cath me despertó, la bebé se revolcaba bajo la sábana y no dejaba de llorar, me senté en la cama y la cargué en mis brazos.

Lo primero que vino a mi mente fue que tenía hambre, aún no era el experto en hacer el biberón, pero sabía defenderme. Salí y caminé a la cocina, intentaba hacer que la bebé dejara de llorar, pero todos mis intentos eran inútiles.

—Bien... ¿qué se hace primero? Agua, leche en polvo... ¿qué más? Eh... ¡calentarla! Bien, pequeña, en tu vida volverás a probar algo tan sabroso—Hablaba mientras me movía por toda la cocina.

Alimenté a la niña hasta que tuvo suficiente y se quedó dormida, el sueño se me había esfumado por completo, pero tenía que dormir, mañana sería un día largo en la constructora y necesitaba estar masomenos descansado.

A las 2:15 a.m. Catherine volvió a dar un show completo, traté de dormirla durante casi una hora, los ojos me dolían tanto, tenía bastante sueño, con la bebé llorando aún caminé hasta el cuarto de Harry.

—Harry, es tu turno—Hablé a la nada, no había nadie en la habitación.

Este cabrón seguía de rumba.

Más enojado que frustrado regresé a la habitación y dormí como pude a Catherine.

Mi imaginación estaba más activa que nunca, pensaba en todos los escenarios en los que Harry podría estar en ese momento, no quería seguir pensado, solo procesaba y creía cosas locas y poco buenas para mi salud emocional.

Espero que no tenga que ir con algún psicólogo.

Y la noche siguió así, Cath estaba demasiado inquieta, se despertaba con demasiada facilidad y yo no podía ni respirar pesadamente.

A las 6:00 a.m. mi alarma sonó y junto a ella el llanto de la bebé, casi me pongo a llorar junto con ella, esto sería mucho más difícil de lo que creí.

—¿Qué vamos hacer contigo?—Hablé mientras arrullaba a Cath.

Salí de mi habitación con dirección a la de Harry, pero me percaté que no había llegado en toda la noche, mi corazón se aplastó.

Regresé a mi habitación y me metí a bañar, la puerta del baño estaba abierta, tenía que estar alerta a la pequeña, casi como un rayo entré y salí ya listo.

La puerta de entrada se abrió y cerró, como primera opción pensé en Harry, salí al pasillo, pero no, no era Harry, era mi madre.

—Buen día, madre—Le dije con una sonrisa, intenté ocultar mi decepción.
—Hola, hijo. ¿Cómo durmieron?—Preguntó besándome la mejilla.
—Pues... ¿qué puedo decirte madre? Casi no pegué el ojo—Le dije.
—¿Y Harry?—Preguntó.
—Se acaba de ir... a la Facultad—Le dije.

Preparé el desayuno para nosotros dos y el biberón de Cath, conversé un poco con mi madre y salí de la casa para irme a trabajar.

En el primer semáforo en rojo saqué mi teléfono y marqué el número de Harry.

—¿Bueno?—Respondió.
—Hola, Eduardo—Le contesté.
—No me llames Eduardo, imbécil—Dijo. Estaba crudo.
—¿No llegaste anoche?—Pregunté.
—¿Ahora me vigilas?
—No, solo te estoy preguntando—Mentí. Claro que lo vigilaba. Duh.
—Lo siento... la cabeza me martillea y las clases me están matando—Contestó, eso realmente le creía—. Perdón por dejarte solo, cuando estés en casa te cuento todo.

Dicho eso me colgó. Bien, tenía todo el día para prepararme para escuchar la gran aventura de Harry.

Llegué a la constructora y mi día pasó así; lleno de planos, gente y mucho trabajo por delante. Estaba agradecido por tener trabajo y que la gente confiara en mí y mi manera de hacer las cosas. Justo ahora diseñaba un nuevo proyecto que esperaba y aceptaran. Estaba nervioso realmente.

A las nueve en punto salí de las oficinas y subí a mi auto. Paré en un súper mercado a comprar lo que faltaba en la casa; pan, azúcar, leche... lo indispensable.

Al llegar a casa el olor a comida inundó mis fosas nasales, mi madre había cocinado la cena.

—Ya llegué—Grité.
—¡En la cocina!—Escuché la voz de Harry.
—Hola, buenas noches—Dije dejando las bolsas en la mesa.

Catherine estaba sentada en una silla especial para bebés, comía una papilla con gusto, Harry la estaba ayudando con eso.

—Es una bebé muy hiperactiva—Dijo metiendo la cuchara en su boca.
—Y muy llorona—Dije sentándome en la mesa.
—¿Cómo estuvo el día, Ni?—Preguntó.
—Un poco cansado, estoy trabajando en algo importante, es algo grande que espero ganar—Dije con una gran sonrisa.
—Confió en que te darán esa oportunidad, Niall, eres el mejor arquitecto que conozco, ¡solo falta que hagas tu propia casa!—Dijo riendo.
—Estoy cómodo aquí, ¿tú no? Quizá cuando Cath crezca sí necesite un lugar más grande—Le dije abriendo el pan.
—Niall... ¿tan seguro estás de qué ella se quedará? Piensa en todo lo que un bebé te quita; fiestas, relaciones y muchísimas cosas más, no sé si esté preparado para dejar todo eso por una niña que no es mía—Dijo con seriedad.
—¿Es en serio Harry? Pues bien, tú no te hagas cargo de ella, yo lo haré. Lo haré con mi tiempo y dinero, no te preocupes—Le dije enojado.

Tomé a Cath en brazos y caminé hasta mi habitación, escuchaba los pasos y palabras de Harry tras de mí. El corazón me corría con velocidad, ¿la cagué o hice lo correcto?