Veinticuatro

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Entré a la recepción del hotel y sentía la mirada de toda la gente, la recepcionista me preguntó si estaba bien y le enseñé mi tarjeta para que supiera que era huésped y me dejara en paz.

Subí el elevador solo, nadie quiso abordarlo junto conmigo. No quería ni imaginarme lo mal que me veía.

Entré a la habitación sin hacer ruido, la luz seguía encendida al igual que la televisión, maldije para mis adentros.

—¿Niall?—Escuché la voz de Louis, me recargué en la puerta ya cerrada.
—Sí—Contesté.

¿Cómo iba a evitar a Louis? Me daba pena el echo de tener que contarle todo. Me sentía una completa mierda.

—No esperaba que llegaras tan temprano...—Apareció por el pasillo de entrada y se calló al verme—. Mierda, Niall, ¿qué te pasó?
—Nada—Susurré evitándolo, Cath estaba acostada en una de las camas—. Me asaltaron.
—No jodas, Niall, ¿tan idiota me crees?—Lo escuché detrás de mí.
—Discutí con Harry—Susurré sentándome en la cama vacía, las lágrimas volvieron a salir a flote.
—¿Por qué?—Preguntó tomándome de la mano—. Ven, déjame limpiarte.

Entramos al baño y Louis cerró la puerta para así evitar que Cath despertara y se asustara al verme así, me senté en el retrete y Louis sacó un botiquín de primeros auxilios.

—Cuéntame, te escucho—Dijo mientras mojaba una torunda con alcohol.
—Harry tiene novio, Louis—Le susurré—. Llegó con él al bar, me dijo que lo nuestro solo fue sexo de una noche—Dije con la voz quebrada.
—Mierda, Niall... perdóname—Susurró dejando el algodón a un lado.
—No es tu culpa, yo me ilusioné, yo...—No pude continuar y rompí en sollozos.

Louis me abrazó y yo hice lo mismo, hundí mi cara en su cuello y dejé salir todo lo que me reservada para mí; y no era necesariamente solo lo de esa noche, estaba llorando años enteros.

Louis no decía nada y eso me bastaba, necesitaba a alguien que supiera escuchar mis susurros y silencios; Louis era esa persona.

Pensaba en todas las noches que sufrí en silencio por un amor imposible.

Y años después seguía igual.

Louis me limpió las heridas y le agradecí con una pequeña sonrisa, me dejó solo en el baño y me duché.

Me puse mi pijama y me quedé dormido abrazado a Cath.

Escuché la voz de Louis, pero la ignoré, quería seguir durmiendo para siempre.

—Tampoco quiero despertarte, Niall, pero nuestro vuelo sale en unas horas y no podemos perderlo—Me dijo y abrí los ojos.

Observé mi alrededor y le di un beso a Cath en la mejilla. La desperté con más besos y me preguntó que había pasado con mi cara.

—Unos hombres malos querían venir a remplazar tus sueños con pesadillas, luché contra ellos—Le dije sonriéndole, ella acariciaba mi cara con cuidado.
—¿Y ganaste?
—¿Tuviste pesadillas?—Ella negó—. Entonces sí.
—Te amo, papi—Me susurró adormilada.

Le sonreí y la volví a besar, la levanté para bañarla y cambiarla; la vestí con un pants color verde, una sudadera del mismo color con la bandera de Estados Unidos y también unos tenis converse color blancos.

Dejé su cabello suelto y la peiné. Alistamos todas nuestras cosas y dejamos la habitación, en la recepción entregamos nuestras llaves y uno de los botones metió nuestras maletas en el uber.

Estábamos dejando ya atrás el hotel, el auto nos dejó en el aeropuerto y después de un rato abordamos el avión.

Ya estábamos dejando atrás Los Ángeles.

::::::

—¿Dónde pasarás las fiestas?—Le pregunté a Louis, ya hacía una semana que habíamos vuelto del viaje.
—Con mi familia—Dijo mordiendo de su sándwich.
—¿Crees que puedas llevar a Cath contigo?—Le pregunté sin dejar de ver la televisión.
—¿Por qué?—Preguntó mirándome.
—No quiero que esté aquí, no tengo ánimos de celebrar y no es justo para ella pasarla aquí conmigo—Le dije.
—Estoy harto—Dijo parándose del sillón.

Se perdió entre los pasillos de su casa y volvió con una libreta de notas y un lapicero en manos, los puso sobre mis piernas y me miró.

—¿Esto qué?—Pregunté viendo la libreta color negro.
—Escribe—Contestó.
—¿Escribir? No me...
—Cállate y escúchame; estoy cansado de verte así, Niall, no puedo permitir que te hundas más. Quiero que en esta libreta escribas, escribe lo que quieras; un cuento, una canción, una oración, ¡lo que quieras, pero saca todo lo que traes dentro!—Dijo con desesperación, lo miré un segundo y después tomé la libreta en manos.
—Estás loco, no me va a servir de nada esto—Dije aventando la libreta.
—¡Niall, por favor! Solo hazlo, te va a ayudar más de lo que crees—Me dijo con suplica.
—Esto no me va a regresar a Harry—Le dije con la voz cortada.
—Pero te ayudará a olvidarlo, a sanarte—Lo miré incrédulo—. Al menos dime que lo intentarás.

Reí por lo bajo y metí la libreta en mi bolsillo trasero, seguimos viendo la televisión y no hablamos más del tema.

Después de un buen rato regresé a casa, Cath estaba con Jane y las dejé solas, realmente no tenía nada de ganas de estar con alguien.

Cerré la puerta con seguro y me eché sobre la cama, cerré los ojos e hice una mueca; me sentía fatigado y cansado, pero no hacía nada durante el día.

Mi teléfono comenzó a sonar en mi bolsa del pantalón, ni siquiera me moví, dejé que sonara y sonara más de tres veces.

Volví a cerrar los ojos e intenté dormir al menos un poco, algo en mi bolsillo trasero me incomodaba, metí mi mano y de inmediato recordé la libreta de Louis.

La saqué y la observé con atención; era pequeña y simple, no tenía adornos o algo que identificara el reverso o el frente.

La abrí y las hojas estaban a rayas y listas para ser usadas. Dejé salir un suspiro y encendí la lámpara de mi buró, me senté y alcancé un lapicero color negro.

¿Pero qué podía escribir? Estaba totalmente en blanco y no producía nada que quisiera plasmar, dibujé un pequeño edificio con grandes ventanales.

Me sentía igual.

"Escribe lo que quieras; un cuento, una canción, una oración, ¡lo que quieras, pero saca todo lo que traes dentro!" Recordé las palabras de Louis, dejé la hoja usada a un lado y puse la punta del lapicero en el primer renglón.

Quería escribir sobre Harry.

Quería escribirlo todo.

¿Qué tal una canción?

Papás Sustitutos.  •Narry Storan•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora